20 de octubre de 2013

LA MARU



18/05/2010 
Primer encuentro de mamá con Julián

Esta imagen la tomé en el momento en que July y mamá se conocieron. El mira desconfiado, extiende su brazo y duda en agarrar la botella pero con la certeza de que esa mujer no le hará daño. Cosas que uno naturaliza. Impedimentos, trabas e iniquidades que solo pasan en las películas, hasta que te pasan a vos.

En este caso, una película bizarra de bajo presupuesto con actores grotescos y miserables que vieron en la convocatoria una oportunidad para lograr algo de notoriedad. Confieso que hubo días que miraba alrededor y buscaba un guiño, una señal, un asistente de cámara, al director que me dijera:
- última toma... silencio... grabando…- y que terminara la pesadilla, pero no fue así. 

Hay films que duran una hora y media, dos como mucho. En este caso tuvo muchas horas más, muchos fotogramas más: veintiún meses para ser más preciso. 

Días y noches interminables, como en un cuento kafkiano sin la arquitectura gótica y romántica de la ciudad de Praga como marco. Las locaciones, en este caso, fueron los claustros de los tribunales porteños. Juzgados con escaleras estrechas, ascensores abarrotados de abogados, despachos repletos de expedientes y eternas esperas en los pasillos con vista al techo de chapa oxidado de un supermercado chino.


Fuera del set, a cuatrocientos kilómetros estaba mi vieja que aceptaba con hidalguía la situación. Naturalizando la sinrazón para no levantar el avispero. Lejos de dramatizar tejía chalecos, gorras y bufandas para el próximo invierno sin certeza alguna, de cuando iba a conocer a su nieto. 
– En una de esas el frío continúa y se lo podes llevar. Por lo que ví en la última foto que me enviaste el rojito que te terminé, le va a quedar medio chicón- me decía por teléfono. Sólo Dios sabe por dónde andaría su cabeza en esos casi dos largos años.


Para terminar y con perdón de los Sociólogos en la sala. Creo hay dos clases de personas: Los espectadores y los protagonistas. Los espectadores son aquellos que tienen el conejo más grande que la galera, los que se suman al desconcierto para ver que ventaja pueden sacar. Los que desfilaron a avalar una mentira ya sea por envidia, miedo, obediencia o conveniencia. Los que fueron a sumar su grano de arena a un expediente embustero y con una actitud cobarde 
a separar (y esto es lo más grave) a un bebé de su abuela.

Los protagonistas en cambio, son los que ante una situación delicada observan, esperan y saben contemporizar. Desensillar hasta que amanezca, como dicen en el campo, para actuar con discreción y sensatez. Mi mamá pertenece al segundo lote. A veces siento que para vivir en un mundo mejor todos deberíamos haber sido criados para criar.  
La suerte son los padres - decía Facundo Cabral. Comparto su opinión, en ese sentido yo tuve mucha suerte: mi vieja, la Maru, la que me acompaño a transitar ésta pesadilla con un final feliz. 








2 comentarios:

  1. GRACIAS HIJO POR CONTAR LA REALIDAD DE LOS HECHOS, SIEMPRE ES SABER ESPERAR CON MUCHA FE EN DIOS, PARA TENER UN FINAL FELIZ .PUEDO DECIR CON ORGULLO QUE PUEDO DISFRUTAR DE MIS HIJOS Y MIS NIETOS . GRACIAS POR ESTE HOMENAJE !!!!!

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  2. La verdad nunca hace daño. Este post iba a llegar alguna vez. Un Homenaje merecidísimo. Hace 4 años que escribo en el blog y nunca te dedique un post.

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