19 de abril de 2020

KIDPALLOZA



Leído en Manual de Perdedores 30/03/2019



Mientras que en Córdoba se desarrolla el octavo Congreso Internacional de la Lengua Española, en el Hipódromo de San Isidro, miles de centennials sacaron la lengua frente a sus pantallas para inmortalizar en una selfie una instantánea de más de doce horas de shows en vivo.



Estuvimos gran parte de la jornada en el sector Kidpalloza, especialmente armado para los más pequeños. Allí los más chicos aprendían nociones básicas de batería, asimilaban como mezclar pistas en una bandeja y practicaban skate sobre una pista alucinante.
Después de la primera etapa de ajetreo, mientras disfrutábamos de una gaseosa fresca en el área de relax, escuché un diálogo de un grupo de pibes y concebí que las cosas no cambian; cambiamos nosotros.
—¿Qué onda, Wos?
—Ni idea, guacho. Vamos a ver.
—Toca en el Main Stage 2.
...
Cuando el sol irradiaba de lleno sobre el predio sin lugar a las sombras vimos el show de Wos. Formato de rock, actitud rockera pero no era rocanrol.
Como el águila que comienza a golpear con su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo y finalmente, después de varios meses, sale con el pico nuevo para el famoso vuelo de renovación que le dará 30 años más de vida, el rock siempre necesitó sentirse muerto para poder resucitar.
La cultura rock, como la clase media, se repliega, se asusta y se vuelve conservadora, incluso cuando el trap pareciera tendiente a convertirse en el rock de los jóvenes centennials.
Cerca de las 19 horas, se presentó Khea. Uno de los artistas más jóvenes y con más talento del trap local. July me pidió verlo. Dejamos a Jorge Drexler en Main Stage 2. Atravesamos el predio de 250.000 metros cuadrados. Llegamos al Perry's Stage. En la segunda canción de Khea escaló al escenario Duki. Vi la cara de July y de miles de pibes con una alegría gigantesca y me pregunté:
¿Qué llega a ser Duki subido a la cima del trap? No hay que interpretar mucho, lo dice él mismo en una canción llamada, en forma elocuente, “Rockstar”.
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En las palabras de Martin Zariello "Si el rock propuso casi siempre una vía alternativa, las letras de trap masivo van un paso más allá. Se trata de acceder a los bienes materiales del poder (...) En sus líricas, el trapero vive en el loop de una película de Scorsese. No está atravesado por una ideología, sino por su intuición. Si las clases medias y altas se apropiaron de la cumbia villera, el trap se apropia de la clase alta. Y ésta es la interlocutora omnipresente del trap argentino más trash, una entelequia careta, que ronda los círculos de privilegio". La mayoría de los asistentes al Lollapalloza no son necesariamente chicos marginales.
***
Lejos de los prejuicios, ayer vi pibes y pibas despreocupados y conectados entre sí. Con remeras de Twenty One Pilots, gorras del festival, cintas amarillas cruzando el pecho, jeans rotos y la osadía de quienes viven en estado de presente. Realizaban largas filas para cargar agua y marchaban de un lado a otro remontados a los cables USB enchufados al stand de YPF.
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Además de la desfachatez de Duki y la potencia de Post Malone, el punto más alto del festival  fue la performance de WOS. El pibe demostró estar más que a la altura del desafío, desparramó palabras con una notable fluidez, mientras los músicos proponían un respaldo lleno de matices, cambios rítmicos con pases de hardcore incluidos. Lo más ovacionado de la tarde fue la improvisación. Allí donde se queman los guiones, donde el rock ya no encuentra un lugar Valentín Oliva (WOS) definió que el trabajo se prepara antes, pero luego siempre hay que improvisar.
Los centennials, fascinados y poco preocupados por el octavo Congreso Internacional de la Lengua Española, acertaron un lugar donde se disputan 119 reuniones de carreras de caballos al año.


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Estas pibas y estos pibes que soplan con el viento, no buscan profetas ni líderes a quien seguir. Ellos son su propio movimiento. Levantan estandartes en sus grupos de WhatsApp, el foro de debate valido. Se encuentran en el Snapchat, el Instagram y el Uber para volver a casa como potrillos bravíos 2.0 a tan sólo un like de distancia.
A ciencia cierta muchos de ellos quizá no escucharon a Pappo cuando se preguntaba ¿Adónde esta la libertad? Si la libertad está en ser audaz, estos chavales lo entendieron perfectamente.
Pronto otras carreras pugnaran en el hipódromo, otros caballos correrán, mientras tanto hoy y mañana en el Lollapalloza miles de chicos como pencos sin espuelas recorrerán el predio porque no basta con ser joven. Es preciso estar borracho de juventud (con todas sus consecuencias)










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