26 de mayo de 2023

¿CÓMO RECUPERAR LA ALEGRÍA?


COLUMNAS

Ella selló una etapa esencial de mi vida dónde las columnas de la infancia fueron forjadas de puntales, tensores y abrazaderas que se embutieron en un hormigón de guata. Cuando mamá se fue mis estribos no habían fraguado. Sin embargo, ingresé a la adolescencia rengueando y ocultando el revés de su partida. Desde entonces, poseo la habilidad de cubrir lo que no está. Disimulo con destreza la consistencia del dolor. Las idas de mi madre fueron gestación y preparación para la etapa más triste de mi vida. 


PALOMA

Dos carteles de venta ubicados en el balcón francés solo trajeron una novedad: una paloma deslucida que encontró su hogar entre un macetero y las rejas con restos de oxido donde retozan dos crías en forma de huevo kinder. 

La falta de oferentes interesados en el departamento revela la cantidad de oferta y la falta de demanda. ¿Acaso es una prorroga para apalear el duelo? Me siento como el soldado japonés que fue encontrado en las selvas de Guam, después de sobrevivir durante tres décadas tras el término de la Segunda Guerra Mundial. Nadie le aviso que dejara su puesto. Aquí estoy como un centinela de algo que ya no es y que tiene fecha de vencimiento estampado por el códice inapelable: «Se vende» 


RADIO

Cada domingo voy a la radio como una forma de cobijar el tormento. Resido en un distrito de libros nuevos aunados con otros que atravesaron el siglo pasado. Todos me envuelven y me traen fragancias que estrujo para no hundirme en el fango. Un contenedor en la calle me invita a volcar pedazos de historia como gotas que se desploman de un suero de hospital. La cocina con ollas de mil tucos es el lugar menos explorado. Allí, mamá y Pancho preparaban grandes platos. Fueron una dupla culinaria sin igual. 

Una puerta lleva al lavadero colmado de recipientes con productos que tuve que googlear para rotular y no cometer un infortunio. En el cuarto acerté con cajones atiborrados de estampitas, en especial de la Virgen de Schoenstatt. Este año fui a conocer el santuario, un lugar donde encontré un poco de paz ante tanta oscuridad. 


TERRITORIO

Un día me llamarán de una de las inmobiliarias para decirme que apareció un interesado. Allí negociaremos y se concretará la operación. Ese día tendré que levantar mis cosas e irme. Me gustaría mudarme cerca, porque en estas calles aún encuentro el territorio de Maru y Pancho.


¿Por qué se fueron tan pronto?

¿Me estaban esperando para partir?

¿Algún día leeré los libros que han dejado?


RAULITO

Fui protagonista de un evento extraordinario: conocer a mi madre y a quien fuera como un padre. Hoy, en medio de tanto festejo, me gustaría hacer un programa pum para arriba, pero todo en demasía puede ser resbaladizo. 

Ante el pitazo final de Szymon Marciniak en el Estadio Lusail comencé a llorar como un chico. Quizás por el recuerdo de la alegría del que fui: Raulito modelo ´86, el niño con las columnas de una infancia firme y sin amenazas.

Es difícil disfrutar del todo cuando te falta un pedazo de vos. Sin embargo, el domingo después del partido de la final fui a la radio y al salir me encontré con amigos para vitorear por el obtención del tercer campeonato mundial de fútbol. 

Se puede justificar el desánimo, pero jamás abandonarse a uno mismo. La poesía, se encarne donde se encarne, tiene que trabajar recuperando la alegría.








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