19 de mayo de 2015

BUK 33




Termino de leer Buk 33 y siento que leí no sólo un gran libro de poemas. Buk 33 amplifica un bramido de párrafos en forma de monólogo interior, sagaz, margineta, elegante y urbano. Poético hasta los huesos, directo y sin filtros. 
Buk 33 no solo es un texto intruso. Buk 33 ingresa sin pedir permiso con el desparpajo y naturalidad de quien se sabe abierto. Son instantáneas con humo de cigarros negros y con gusto a vino tinto. Buk 33 es por momentos claustrofóbico y hermético. Un escenario de ambientes sórdidos de una Buenos Aires post-punk de los ochenta de camperas de cuero, Halley y Gambas al ajillo.
Por momentos se abre, sale a la calle y patea los tableros en las veredas de adoquín con el sonido del golpe de las cacerolas en tiempos donde solo se podía mirar vidrieras y observar conductas sentados en un bar. 
Buk 33 es un libro de una profundidad de ensueño e hiperrealismo al mismo tiempo. María Laura Prelooker captura instantes y los pone en relieve con la sensibilidad de una pluma perceptiva que deja impreso en este libro su mirada tan original, íntima y personal sobre la ciudad, el río, la mujer, el hombre, el amor y el desamor… los desencuentros, con una veracidad que inquieta y moviliza. 





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