12 de noviembre de 2011

SÍNTESIS



Dedicado a Amespil, el mejor jugador de bolita que vi




Espero volver a jugar pronto- declara un deportista ante un lesión. Ahí está en su casa impotente -rehabilitación mediante- a la espera del alta para reanudar su actividad. Es evidente que no está en sus manos el regreso.
Hoy volví a jugar… No se cómo sucedió, quizás cuando entendí que en mi caso las lesiones no son físicas y de mí depende volver al ruedo. 
Asimilé que al jugar vuelvo a ser un chico otra vez. Aprendí que volver a jugar te invita a probar, a intentar, a ser vos mismo despojado de todo filtro autoimpuesto. "Self imposed" dirían los norteamericanos, hasta llegar a una síntesis como en éstas imágenes. Una síntesis que concentra un lapso de alegría, de diversión... Como esos instantes que quedaron impregnados en mis recuerdos más remotos de la niñez.
Con facilidad podría enunciar como formaba el San Lorenzo de la liguilla 1987 o hacer una remembranza de los horarios de mis dibujos animados favoritos. Recordar el apellido de mi compañero de banco o repasar los títulos de los lentos que bailé en mi primer asalto. Evocar la primera mirada inocente de la chica que me gustaba, con su pestañeo en cámara lenta.
Sin embargo, no puedo retener lo que hice la semana pasada. Necesito de una agenda para saber que impuestos pagué o cuando será el próximo turno con mi dentista.
Y es acá donde me detengo y pienso en la genialidad de Rainer Rilke cuando decía “La verdadera patria del hombre está en la infancia” y la verdad que coincido con el poeta austríaco. Creo que no está nada mal volver a las raíces de vez en cuando, a través del diseño en éste caso, en la búsqueda de un isologo para encabezar éste blog. Del juego como método, del juego no sólo como algo lúdico sino también como búsqueda. Del juego como algo que nos hacer perder la noción del tiempo, como en aquellos inviernos cuando el sol se ocultaba temprano y ya nadie podía ver ni siquiera su bolita lechera. Tirábamos al opi al tun tun y que sea lo que Dios quiera.