17 de junio de 2023

JUGAR CON EL CINCO


El teléfono sonó y me dieron la noticia, ¿Cómo olvidarlo? Lo arbitrario de las fechas es que recrudece el dolor en cada aniversario... ¡Se te extraña gordo!, se extraña tu presencia y tu esencia, tú calma y tú estar.

¡Qué no daría por verte con mi hijo en brazos! Tu abrazo es la brisa que se asoma por la ventana y acaricia sus mejillas tan suaves como el algodón. Sé que estás con él, sé que estás conmigo. Hay momentos del día que siento tu presencia, como un ángel guardián. Me enseñaste a ser perseverante y paciente, ¡el tiempo dirá! decías, ya lo creo. Me educaste a través de tus hechos y no de tus dichos. Hoy estoy rodeado de dichos y pocos hechos. Los de tu generación se van de a poco y a mi -como a muchos otros- nos queda sólo el testimonio de un pasado perfecto.

Gracias por la simpleza. Cada día trato de ser un poco mejor. Es difícil, muchas trabas, con pelota dominada te pegan de atrás. «Tocá de primera, jugá con el cinco, tocá y desmarcate» era el aliento desde el banco. Intento aplicarlo en mi vida, pero en el equipo cada vez quedan menos que juegan de primera y al mirar al banco veo el vacío que dejaste. Pregunto por vos y me dicen que te fuiste al vestuario, otros que miras el partido desde la tribuna. La versión que más me convence es que seguís el partido desde el cielo donde siempre estuviste a pesar de tu excursión por estos barrios.


Cuando me preguntan ¿Qué sos? Respondo: hijo. Yo soy lo soy porque me criaron mi viejo y mi vieja. Pelusa y Maru. Cada uno con su historia. Pero soy eso, soy hijo. En ese lugar me paro siempre.