28 de octubre de 2013

ALICA ALICATE







Francisco de Narváez reconoció su derrota: "Me cabe a mí toda la responsabilidad de este resultado". El colorado construyó a partir de sus recursos económicos y de la publicidad. Gastó mucha guita y se quedó con un magro 5% de los votos en la Provincia de Buenos Aires. De Narvaez es un empresario, no es un cuadro político. Como tal, no armo un espacio estratégico a largo plazo, con visión de futuro. 
Parece ser que Don Francisco compró la biblioteca de Perón y se creyó el filósofo de Lobos. Muchos empresarios como el, que se acercan a la política como un negocio, terminan yéndose por la puerta de atrás u operando en la sombra, llevando negocios al Estado. Desembarcan, pasean por los canales de televisión haciendo lobby para sí mismos, ven la posibilidad de invertir, (como si se tratara del boom del parri-pollo y las canchas de paddle) ganan una elección (como en 2009, nada menos que a Nestor Kirchner) y piensan: - ¡Ya está! Y en realidad no está nada, allí comienza la historia. 
El boom Alica/Alicate fue eso, un boom. Efímero, falto de contenido y pasajero. Un candidato que se hizo popular a partir de una imitación televisiva.
Salir en "lo de Tinelli" no fue suficiente. Cuando se acaba la fama ( que no es lo mismo que el éxito) cuando se agotan los recursos y la magia ya no está, como en el cuento de cenicienta, se acaba el hechizo.









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