4 de marzo de 2014

MOMO MATANCERO



En Barrio Sarmiento, los carnavales eran como en cualquier barrio del conurbano. En la siesta los pasajes eran potestad de los perros en busca de alguna sombra bajo un árbol. Sombras que escaseaban sobre todo en un verano donde una cuadrilla de vecinos podó los árboles de la cuadra en pleno auge del Hombre Gato. Recuerdo que las escondidas dejaron de ser nocturnas, porque muchos vecinos creían verlo en la copa del Ceibo del Pasaje Púan donde nosotros parábamos y la puta poda nos dejó sin cobijo en esos días de tanto calor. 
En una palabra, el famoso Hombre Gato tuvo a todo el barrio en vilo durante ese verano de 1987.
En la siesta, sólo se escuchaba el lamento de alguna vecina que salía a trabajar y se comía un bombazo de uno de los nuestros escondido en un baldío. Había gente que iba a laburar entre la una y las dos de la tarde, era extraño ver a una mujer empilchada en ese horario, ¡Era una tentación! No se respetaba a nadie, salvo familiar directo de la banda ( con el tiempo supe que no todos entran a trabajar a la mañana)
El protagonista en el carnaval matancero no era la espuma, ni el Rey Momo ni el Bombero Loco. Eran las bombitas. Con los pibes teníamos un berretín; no comprábamos las Bombucha (se estiraban más, entraba más agua y mojaba mucho más cuando impactaba) sin embargo nosotros elegiamos las "Mejicano", con jota, las vendía sólo la Rita. Un kiosko ubicado donde terminaba el barrio, a unas cuatro cuadras de casa. Para la perspectiva de un pibe de diez años eso era muchísimo.
Éstas Mejicano no se estiraban tanto, la goma era más dura, le poníamos mitad agua y mitad aire para que duela o lavandina para que destiña la ropa. Esta era una de las especialidades de Orly, además de ser el abastecedor del balde para ubicar las municiones.
Etapa de las primeras novias. Muchos cambios. Eramos demasiado grandes para andar con los padres y demasiado chicos para los asaltos. Época de sentir el primer cosquilleo cuando una chica te gustaba. Era difícil admitirlo frente a los pibes, era muestra de debilidad, había que enamorarse de queruza.
Cada uno tenía su técnica, en mi caso no la encaraba, le tiraba bombitas a errar o me quedaba inmóvil cuando me tiraban de modo que al mojarme creyeran que tenían puntería. Buscar pelea (los que se pelean, se aman) todo el tiempo para demostrar de un modo poco ortodoxo mi interés. Esa semana de carnaval la esperaba todo el año. Las bombitas eran mi flecha de cupido. Tenía sólo siete días al año para lanzarlas a la chica indicada. No tenía muchas chances, había que ser eficaz. Confieso que no he tenido suerte.
Hoy, feriado de carnaval, salí temprano con un balde lleno de agua a baldear el patio y regar las plantas con la convicción de que la última bombita todavía seguía allí.












"Pasa la murga con sus alardes entre la siesta del arrabal. Y un son de lata puebla la tarde y su rumor es la canción del carnaval"
Homero Manzi



2 comentarios:

  1. Cynthia Parafrasis de la niñez. Con vos no necesito el Delorean. Hit "el hombre gato"
    Chuuchu Que carnavales en el barrio !!! Que lindos recuerdos , guerra de bombitas entre chicas y chicos
    Zulma Bombitas y los baldes los gdes...todavia tsngo en mi retina a mi papá tirarle baldazos a ines..a isa q bellos recuerdos...y kmo les gustaba...q tiempos hermosos q jamas olvidaré. Gracias Raúl. ..siempre presente el BARRIO SARMIENTO. !!
    Sergio En estos días me tocó cubrir el corso de Boedo, inmediatamente volvieron todos auellos recuerdos de barrio. No sé como se escribe "barnisvat", esa ceremonia de los judíos de ingreso de los varones a la adolescencia, si se que lo que ví es esa continuidad del despertar en fiesta, laica, popular... Ahora entiende la saña de los milicos por prohibirla. Charly tenía razón, la alegría no es solo brasilera. Los corsos tienen mala prensa, el de Boedo es el camino, la fiesta está en la calle, no tengo dudas. Y la fiesta empieza en cada barrio.
    Jorge excelente texto!!!! le sobra ese paréntesis aclaratorio. (disculpe).abrz
    Magdalena A veces pasaba que la tirabas y no reventaba, sobre todo aquellas como las que hace mencion el texto que tenian una cuota de aire. Quedaban en el piso cual granada sin explotar. Recoger la bombita caida en una calle de tierra era una operacion delicada que requeria cierta destreza.
    Roberto aguate el bombero loco papa
    Do Noooo el hombre Gato!! Noches sin dormir.. Q miedo me daba x dios..!!!
    Maru es verdad , era pura diversión , el juego era para todas las edades .Muy bueno Raul por recordarlo !!!!
    Franco Romagnuolo En mi barrio vendían las Bombucha y las Mariachi, estas últimas eran re duras y más baratas. Tengo muy buenos recuerdos de la parte acuática de los carnavales. El asunto era con los vecinos de "al lado" o contra "los de la otra cuadra". La otra parte del canaval, disfraces y murgas, nunca me llamó mucho la atención. PD: Mi "bombero loco" era rojo.
    Anabella Florentin Rau inolvidables nuestros carnavales lástima q ya quedo todo en el recuerdo los tiempos cambian y ya nadie juega ni siquiera los chicos muy triste !!!
    Carlos Alberto Gomez Q lindo Raul!!!sabes lo q era 40 años atrás donde las casas no estaban edificadas andabas d punta a punta x todo el pasaje en los techos,y los varones esperaban q salgan las mujeres para mojarlas,estaban horas arriba del techo,me acuerdo d Doña Luci,doña Irma,las Salguero,don Manuel,mi Viejo,don Angel y casi toda la cuadra jugaba al carnaval era una diversión incomparable..ningún problema,ninguna pelea...era una fiesta..q lindo recuerdo!!!

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  2. Qué interesante tu anécdota, me hizo recordar y revivir algunos momentos, soy de México y aquí también solíamos aventar "bombitas", un saludo y ojala tengas suerte con la chica en el siguiente carnaval. ;)

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