24 de agosto de 2016

LLEVO FUEGO



Admiro tu convicción. Aplaudo tu vocación militante. Pero perdí un padre por una causa justa. ¿Dónde estabas en mi primer día de clases? ¿Dónde estabas mientras iba a la prueba de Festilindo? ¿Dónde estabas cuando Miguel Core me miró en los pasillos de ATC como una mujer, con tan sólo doce años? ¿Dónde estabas mientras quemaban un cajón que nos hizo perder una elección? ¡Papá!, todas mis amigas hablaban de sus padres y yo no podía decir nada. Amontoné cientos de palabras en el pecho que hoy piden a gritos salir. Me desespero y lloro a solas cuando llego a casa. Rebusco en cada álbum de fotos tu imagen y encuentro una sola, una sola. La observo, y me pregunto ¿qué estarías pensando en ese momento? Mamá me prohibió hablar del tema durante años. Pobre, aguantó hasta donde pudo.
Estoy esperando un bebé. Miro un microondas y pienso en vos. ¿Vos podrías imaginarte lo que es un microondas? Hay computadoras por todos lados, papá. Todavía puedo olfatear el tufo a los colorados cortos que fumabas. ¿Cuál fue la causa tan justa para dejarme sola? ¿Cuál? ¿Un mundo mejor? Creo que estoy loca. Me gustaría escribir una novela que se llame Colorado corto. Quiero relatar lo que sufro al sentir (aún) el olor de tus cigarrillos como un incienso eterno. Te cambio toda la comida macrobiótica, el crossfit y toda esa mierda por una pitada de colorado corto tuyo que me abrace en este invierno tan frío. Me siento sola. ¿Puede ser que todavía te extrañe? ¿Puede ser que un estampido que te arrancó de mi vida aún suene en mis oídos después de treinta y nueve años? 
Perdí mucha sangre, estoy en observación. Tu nieta es hermosa, está en la nursery. La enfermera me dijo que asimiló bien la primera mamadera y la segunda la vomitó. Están estudiando si es insuficiencia gástrica o algo menos complejo. En el lactario me enseñaron a sacar el pezón para darle la teta a Maria Eva cuando la trasladen a la sala. Hay dos mamás que no consiguen sacar la tetilla. Antonella, mi compañera de sala, me interroga todo el tiempo, me pregunta si elegí el nombre por algo en especial. Ella comenzó a militar hace muy poco. Le hablé de Cooke, sí, de Cooke. Mamá me decía que vos lo admirabas. Leí todo lo que pude encontrar de él. Antonella no sabía que era argentino, no sabía que fue uno de los cuadros más lúcidos que dio el movimiento. Emanuel, el padre de tu nieta, también lo leyó. Está lejos de ser un cuadro. No entendió, se subió a la ola sin tabla y se quedó con algunos vueltos. Se borró de un día para el otro, papá. Está en Italia, fue a malgastar la guita que no es de él. Se quedó a vivir allá con una colombiana. Si vuelve, lo esperan compañeros descontentos y una "causa" judicial. El pelotudo salió a forjar su contraofensiva repartiendo volantes en la plaza del barrio. Pasamos dos noches juntos y la segunda quedé embarazada, papá. 
Estoy tan decepcionada de los hombres, de vos, de él, de todo, papá. Me siento muy sola, perdí mucha sangre. ¿No sé quién podrá cuidar de mi beba? Espero que sea una mujer que le dé amor de mamá. Ésta enfermedad me apaga de a poco. Ni el partido, ni el general, ni vos me sacarán de esta. ¡La puta madre! Batallaste para que la gente viva mejor y hoy no me podes alcanzar ni un vaso de agua. ¡¿Te das cuenta?! 
Me confirmaron que hay un listado de matrimonios en espera por adopción. No puedo más. Mi instinto de madre me dice que velarán por la vida de mi hija, de tu nieta. Quédate tranquilo. No conozco ninguna Eva gorila. Ya estoy subiendo, perdí mucha sangre. Nos vemos en un ratito. Llevo fuego.







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