3 de julio de 2019

BRIAN EGO





Están ganando los primeros fríos. Se despereza la estación del año que más me gusta habitar. Me gusta más que el verano por la posibilidad de parar la pelota; usar tejidos a mano, de reencontrarme con las obsesiones, los viajes, las lecturas y el chocolate. Pero no siempre fue así. 
En una época hiciera frío o calor no quería llegar a casa. Daba vueltas en el auto para no acariciar el picaporte y advertir como temblaban mis manos. 
Me moría de ganas de ver a Valen pero sabía que al abrir la puerta un chillido tosco surgiría del fondo del comedor. 
¿Cuándo comenzaría el próximo insulto? ¿Cómo hacía para imaginarlo? ¡¿Cómo?! Si nunca en la vida mis viejos me levantaron la mano. ¿Cuál fue el día UNO de esa opresión? ¿Cómo llegué a una situación de violencia incesante?
Contaba con dos testigos: un perrito de ocho meses y un bebé de 6 meses. Sus miradas impasibles eran como espejos velados que esparcían los gritos sobre el porcelanato. 
Hay una situación que siempre desata el final de la ofensiva. Un golpe cierto dilucidó mi salidaTenía terror de responder a tanta humillación y terminar engayolado. 

***

Muchas veces ante una encrucijada, cuando las circunstancias son un jeroglífico me pregunto "¿Qué hubiese hecho Richards en mi lugar?" y es increíble, las cosas parecen menos traumáticas.
Keith Richards, a mediados de los sesenta, ya empezaba a afinar los oídos y escuchar que un avío de la banda desentonaba. En realidad no era su guitarra, el bajo de Bill ni la batería de Charlie: Desafinaba Brian Jones. 
El problema no fue musical. Brian no entendió cuál era su puesto en la cancha. Si bien es cierto que fue quien convocó; eligió el nombre de la banda y sumó instrumentos exóticos. Brian estaba obsesionado por los blues oscuros y era la contracara de Mick Jagger.


Por su parte, Keith le robó el luquete y conquistó a su chica: Anita Pallenger. La relación de Brian con Anita había llegado a un callejón sin salida por culpa de los celos. 
Anita mantenía un vínculo muy violento con Brian. "Algunas noches podía escuchar los golpes y ver salir a Brian con un ojo morado. Brian era un golpeador de mujeres. Pero la única mujer en el mundo a la que no te convenía intentar pegarle era a Anita. Cada vez que se peleaban, Brian terminaba vendado y lleno de moretones", cuenta Keith en su libro Life. 

El 3 de julio de 1969, hace exactamente 50 años, Brian fue encontrado ahogado en la pileta de su casa. Su historia terminó abruptamente. Los Rolling Stones siguieron, también el romance de Anita con Keith prosperó: tuvieron tres hijos y fueron amigos hasta la muerte de Anita.
La vida de Brian Jones terminó como el principio de “El crepúsculo de los dioses” (Billy Wilder, 1950), con un cuerpo inerte flotando en una piscina.
¿Acaso lo echaron como un perro de la banda; ya no contribuía nada al grupo? ¿Maltrataba a las mujeres y a los empleados de su casa? ¿Fue un asesinato? ¿Lo asesinaron el constructor Frank Thorogood y su tropa de albañiles? ¿Cómo saberlo? 


Hay en el alma de quienes agreden una gran pena. Detrás de cada persona que gusta hacer sentir mal a alguien, hay un oculto: "herir para que se sienta herido como yo". 
Me pregunto ¿cómo un artista maravilloso que deslizaba sobre una fender firebird sus dedos como una caricia pudiera encerrar tanta ponzoña?

Hoy no tengo pavura de volver a casa. Ya no me espera la agresión. Me aguardan el calor de los abrazos y el placer de los vinilos. Hoy llegué a casa, serví dos copas de vino y busqué el album “Beggars Banquet”. Apoyé la púa sobre el surco en el track número dos: «No Expectations». La canción es sencillamente deliciosa. Uno de los últimos registros de Brian con los Stones. Una verdadera joya de un artista solitario que le faltó amor de pibe. Un chico que subió a lo más alto fundando los Rolling Stones, la banda de rock más grande del mundo, y que cayó uniéndose al «Club de los 27» en el fondo de una piscina.






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