4 de abril de 2019

GUAPA, ANDARIEGA Y VISCERAL








Hoy vamos a hablar de Carla Ritrovato, vamos a hablar de una mujer que alcanzó los cuarenta y diez y aún conserva el espíritu rebelde y libre que la convirtió en una de las voces femeninas más importantes de la Rock & Pop de los noventa, cuando la música no se conseguía apretando un botón y la radio era un lugar mágico.
Carla María Ritrovato, Carlanga o simplemente la rubia. Siempre guapa, andariega y visceral.
Si tendríamos que resumir su carrera profesional diríamos que ingresó en 1.993 a Rock and Pop y estuvo más de diez años al aire.
Condujo:
Rock al Frente en Much Music.
Lady Rock en C5N
BusCarla en D-Rock Mar del Plata entre otros

Carla es locutora nacional, va por el doctorado en comunicación social. Alguna vez le comentó su intención a Daniel Grinbank, director y fundador de Rock and Pop de estudiar locución, dijo Daniel “si vos vas a hacer la carrera de fonito te doy una patada en el culo y te mando por la ventana” Carla no es un fonito, ella tiene una voz muy personal. Yo la descubrí una noche de viernes en el Rock and Sex, en un momento donde el sexo era tabú. Ella pateó el tablero y sin agente de prensa avanzó y avanzó y… después ahí la seguí siempre en:

  • Sin Destino
  • Los 40 Criminales
  • Es lo que hay
  • Rock and Pop Ranking y el
  • Clásico de Clásicos

En un momento donde en la Rock and Pop, no se usaba la palabra machismo y abundaban las voces masculinas, hacia muy poco había salido Veronica Nakmias la turca Nakmias, la negra Vernacci andaba por ahí y Marcela Feudale, irrumpió una voz pujante e incomparable que desde el corazón de Lugano 1 y 2, con Soldado de la Frontera como punto de partida, con los Perales como escenario de esa escuela de la calle y varios discos bajo el brazo arribó a la emisora cuando aún estaba en Parque Patricios.

Un día Carla pasó de casualidad por la puerta de la radio. Iba en colectivo. Estaba yendo a otro lado y se bajó. Vió el edificio, ahí en la avenida Entre Ríos. "Vengo por la convocatoria", dijo. "No, eso fue hace un par de meses", le contesto el señor de la puerta. Insistió, pidió ver a Bobby Flores. Y la recibió. 
Estuvieron charlando un rato, hablaron de música. Ella tenía un disco en la cartera, de casualidad. Le jugó una apuesta a Bobby. "A que este disco no lo tenés", le dijo. Era Tumbaíto (caído de costado seria), de Arturo Sandoval. Carla ganó la apuesta y consiguió el trabajo. Carlita sabia de música antes de entrar a la radio y fue su know how para sostener semejante carrera. Cuando hablar de discos era porque los habíamos escuchados una y otra vez y sin Internet buscábamos data hasta debajo de las piedras. En la radio ella encontró un punto de anclaje.

Todavía recuerdo esa noche del Rock and Sex. La primera vez que la escuché fue en el kiosko de Miriam con una radio portatil. 
Puqui, Memo, el Richard y toda esa banda de Lugano la conocían. Fue lo más cerca que estuve de Carla: conocer a sus amigos. Otro habitué a la pizzería La Yapa era Cristian, un pibe de Piedrabuena, le decían el Pity. Tocaba en una banda que hacia temas de Chuck Berry y los Stones.
Ahí también conocí a Jimmy, que había cumplido su condena y me contaba entre birras: a Ritrovato la escuchábamos en el pabellón cuando estuve en naca. Todos ranchando y con la radio a pleno. Con la monada le mandamo´ una carta y le llegó, ¿podés creer? Le llegó de frente ma´... Y la leyó trascartón. ¡Imaginate! Enloquecidos. Quilombo… No comimo´una requisa mal… Los ortivas de los hermanitos nos mandaron al frent… Estábamos ahí, al toque de la radio. Queríamos saltar el yompa, loco!!
¡Claro! La radio estaba a metros de la ex tinta cárcel de Caseros… en Parque Patricios también.
La última vez que lo vi al Jimmy fue en Lugano. Lo último que supe de él es que piró. Estuvo un tiempo internado en el Borda.
El último recuerdo que tengo del chabón fue cuando me dijo con voz firme - ¿Sabés qué, Raly? Las mejores noches estando en cana eran los viernes…

—Porque, le dije
— porque escuchando la radio nos preparábamos para salir de ahí, tende? la cabeza y la imaginación… Salían de gira…

Así eran esos tiempos, llegar a los programas de casualidad, como Carla llego a Rock and Pop:

La más linda del amor decía que la radio le dio la oportunidad de decir cosas.
Hace dos décadas, trabajaba limpiando pisos. La Rock and Pop había llegado tres años antes a la Ciudad Feliz. En el horario del comienzo del programa “Es lo que hay”, llegué a Star Hall, el restaurant más careta del patio de comidas de los Gallegos. Enchufé la Taski, acomodé los cables y cargué dos pilas eveready al walkman que tenía sujetado al cinturón, pegadito al movilink y a un handy. Con el uniforme poco recatado de la empresa sumado a todos los aparatos colgados en la cintura parecía un superhéroe en la convención de Batman´s de Cha cha cha.
Tengo muy presente la primera noche que sintonicé Rock and Pop Beach. Tenía medio paquete de Boots y un cigarillo Malboro light con una pitada de mujer que rescaté de una mesa.
Esa noche Carla habló de la paciencia de la araña mientras la música de árbol colchoneaba el aire… Tiraba frases, citaba a Ozzy cuando decía: Black Sabbath fue una banda hippy. Porque estábamos en paz.
Eran cerca de las 3 de la mañana. Al llegar con la lustradora a Riadigos comenzó una melodía. El paño rojo se desplazaba como un trineo en la nieve. El piso del salón resplandecía más que nunca.
Al llegar a Sauro, por diagonal Pueyrredón, Carla mando la última tanda y expresó que sonaría un tema especial (hace poco supe que el tema en cuestión fue dedicado a ella) Me senté a la orilla de la fuente de agua, debajo de la escalera mecánica, frente a Express. Ahí donde las cámaras de seguridad no me podían tomar. Enrollé los cables de la Taski, prendí el Malboro light y lo pité con ganas. Me acordé de LA Yapa, de las fiestas mayas, de las caravanas del condon clu. Fue como si Buenos Aires y Mar del Plata, ensambladas por la rock and pop, fueran una sola ciudad, como si Avenida Luro desembocara en la esquina de Piedrabuena y Castañares y ahí acobachado sin poder ser filmado, pude soñar. Como quien se esconde ante las cámaras, ante la realidad de los monitores, ante el ojo que mira, ante la otredad que intimida y no nos deja ser. Una vez más la música y la radio me acompañaron en un soplo indisoluble. Sonaron los primeros acordes de “Oxidado" y yo fui feliz.
"Vuelvo a mi cucha, Carlita querida, rengueando estas ganas borrachas de volverte a escuchar. Carla Ritrovato, la voz del rock, del rock como todo llanto".




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