17 de agosto de 2020

ATENEO DEL PALO

 


Anoche compartimos nuestro primer vivo de Instagram. Al finalizar el programa de radio en casa se aproximó y me dio un abrazo tierno — Estuvo bueno, pa.

Profesé la conmoción de un abrigo piadoso y la culpa de sentirme tan bien. ¿Y el estudio? ¿Y la magia de la radio? ¿Y el transportar al oyente hasta lugares insospechados a través del éter? ¿Y la hermandad de los colegas? Anoche sentí el cambio de piel.

El abrazo de July contrastó vigorosamente con los traspiés que el radioescucha no ve, desde un programa que antecede, un conductor que franquea indolente por el estudio sin saludar hasta el desplante en los controles; donde toman tu pendrive de canciones que amoldaste durante horas entre el laburo y el tiempo que desatendiste a tu familia y te dicen: "sí, ya entend… vamos con la del cuentito".

¿Qué es la radio hoy? Me preguntó mientras respondo mensajes de felicitaciones por el streaming de Manual de Perdedores, de amigas y amigos, la familia en Mar del Plata, de gente que conocimos en cuarentena que nos acompañan y participan desde que comenzó el confinamiento con palabras de mucho amor, de reconocimiento, lejos, muy lejos de la apatía del ateneo ´del palo´ . “Tu amor por la radio cambio el formato pero no la esencia” me escribe Eloisa y me estremezco.

Mientras me fundo en el abrazo de July me pregunto en tiempos que se pregona la vuelta a la empatía y la solidaridad ¿Qué es la radio hoy, “compañerxs”?




(…) Para mí, emocionarse por los 100 años de la radio es como emocionarse por los 100 años del teléfono. ¡Es un aparato! A mí lo que me emociona es escuchar a Víctor Hugo o haber escuchado a Carrizo, pensar en mis compañeros que trabajan conmigo todas las noches, en la gente, las mujeres y hombres que han trabajado y que trabajan en la radio, muchas de las cuales producen buen pensamiento y buen material artístico. Y eso es lo que te emociona: el material artístico y pensante que esa gente ha ido dibujando a lo largo del tiempo. Pero si tengo que emocionarme por un montón de micrófonos y cables, me parece que vamos por mal camino (...)

Alejandro Dolina


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