"Toda mi vida aspiré a inventar
un género que tuviera algo de ensayo y algo de cuento, algo de poema y algo de
confesión, más o menos breve y muy libre, en tono aparentemente melancólico
pero envuelto en ligero humor, recurriendo a citas de conocidos y desconocidos
que existieron en la realidad o no, con un estilo perfecto pero que no se note
o que incluso parezca descuidado, como redactado por alguien que lo hiciera
para cumplir un requisito que no puede eludir. Borges lo definió a su manera:
"Preferir las palabras habituales a las palabras asombrosas, intercalar en
un relato rasgos circunstanciales, simular pequeñas incertidumbres, ya que si
la realidad es precisa la memoria no lo es, narrar los hechos como si no se los
entendiera del todo, recordar que las normas anteriores no son obligaciones y
que el tiempo se encargará de abolirlas"
Una suerte de manifiesto de Augusto Monterroso citado por Juan Forn
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