19 de enero de 2023

LA SUERTE ESTÁ ECHADA



Si la razón nos hace hombres, el sentimiento nos conduce. Para el burgués con una mirada excesivamente racional el desamor arraigado es incomprensible. No hay mala fé, no lo vivió. Si lo vivió, fue de otra manera. Somos muchos los abajo firmantes, ludópatas del amor que ofrecemos el corazón desprovistos de armaduras y pagamos un precio altísimo.

Durante muchos años viví a dos cuadras del Casino. Ingresé solo una vez. Recuerdo que en los noventa la gente viajaba a Mar del Plata para apostar a la ruleta, al póker o al blackjack. Recién en el año ´99 se inauguraría el primer casino flotante en Capital Federal. Entre gallos turcos y medianoches aliancistas se rubricó la habilitación del Buque “Estrella de la Fortuna"

En Mar del Plata se caen de los bolsillos las historias de personas que perdieron todo por el juego. “¿Cómo vas a apostar un departamento en una noche?”. No lo puedo entender. Sin embargo, lejos de minimizar una enfermedad cómo la ludopatia, cuando el embrujo del amor te aprisiona, estas en problemas. No vas midiendo: "nada de embalarse, le pongo una fichita a esta relación y voy viendo" ¡No! ¡Vas con todo lo que tenes!



Si no funciona, paciencia. Es cierto que te quedas vacío, dinamitado cómo la manzana 115, inmaterial cómo  la vieja terminal. Cuándo no podes salir del scroll del enamoramiento no correspondido nadie te puede ayudar. Pocas la ven, no te ven en realidad. La manera de mirar moderna es ver fragmentos.


Al alcohólico o el adicto lo ves venir. Uno distingue cierto rasgo de avería — Al jugador no se le nota — me dijo la mujer del dueño de una inmobiliaria importante de La Feliz. 

Un día la mujer llegó a la casa, quiso abrir la puerta y no pudo. Le habían cambiado la cerradura porque el departamento estaba embargado. En cambio al enamorado contrariado, lo encontrás en un café lo más campante, mirando stories de instagram mientras pide un latte de vainilla. Por el semblante no distinguís que sentado en esa silla yace un hombre que amó y no lo amaron. Una remera que diga: Soy un amante contrariado, no tirar escombros.


Nene me decía — Perdí al amor de mi vida. Lo extraño. Estuvimos 65 años juntos. Dos de amigos, dos de novios y 61 años de casados. Ahora me siento un termo de agua caliente que se rompió por dentro — recordé cuando mí termo de San Lorenzo cayó al piso. Lo destapé y vi el interior hecho trizas. Nene no pudo ser más gráfica.


La suerte siempre parece estar en contra de las personas que dependen de ella. ¿Qué pasará con el amor? Es un misterio. Anhelo que la próxima vuelta marcharé sin sortija. No sé si caeré al vacío. Lo que sí sé es que iré al primer beso sin un as en la manga. Si no resulta, es una simple desventura. La verdadera desgracia es no saber amar.





2 comentarios:

  1. un as en la manga sentado en el diván
    Por reelaborar el re_ lato de los restos que atesoran aquello que de verdad justifica el esfuerzo de lo que sinceramente quieren aprender!!

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