hoy
cumplís diecisiete,
y yo
miro atrás,
como
quien sigue el rastro de una cometa
que
nunca deja de brillar.
vos, mi
pibe noble,
con el
corazón limpio como el cielo después de la lluvia,
que
corrés detrás de una pelota
como si
en cada pase se jugara la vida,
y soñás
con mares infinitos,
con
delfines que te llaman por tu nombre,
con ser
biólogo marino
y
aprenderle los secretos al océano.
me
enseñaste palabras nuevas,
aquel
día que deletreaste “vainilla”,
y yo,
torpe y feliz, te respondí “llovizna”.
desde
entonces supe
que
entre vos y yo siempre habrá poesía.
fuimos
felices en la plaza del monstruo,
donde
el tiempo se quedaba quieto,
y somos
felices en Mar del Plata,
donde
cada ola me recuerda
que el
amor también sabe volver.
Julián,
hijo mío,
mi
regalo del mundo,
mi faro
y mi respiro,
te amo
con toda el alma.
que tus
diecisiete sean alas,
que
cada año que viene
te
encuentre inventando luz.