2 de septiembre de 2013

RUSO







El Ruso es Gardel. Su programa “La heavy” fue pura sinceridad. Un espacio radial que suscitó la duda, las ganas de estar en un estudio alguna vez. Si bien no tuve ni tengo un sólo disco de heavy metal, a las editoriales de Norberto Verea las esperaba como los viernes. 
No todo era metal en las madrugadas de Rock and Pop, sonaba algún blues de vez en cuando. La primera vez que escuché a Muddy Waters y Buddy Holly fue en su programa.

El comienzo de la década del noventa fue una época de cambios, hormonales-propios de la pubertad- e ideológicos. Años donde se necesitaba de una voz con autoridad donde recostarse. La dirigencia de entonces no inspiraba, la revolución productiva nunca llegó. El ansiado salariazo tampoco.
El adolescente adolece y yo encontré en La Heavy Rock and Pop un lugar, como tantos otros pibes. Me acobijó en la larga madrugada de 1991 hasta 1995 cuando el programa finalizó. 
La heavy salió al aire mientras un grupo de diputados peronistas disidentes (llamados más tarde el grupo de los ocho) esgrimía en el recinto sus verdades en contra de la ola de privatizaciones neoliberales. Esos tipos te invitaban a seguir creyendo, participar y militar. El grupo de los ocho remaba contra la corriente, lo que es mucho decir.

Épocas de sintonizar el dial en 106.3 a las cero horas. La radio con el volumen bajo... dormirme y no apagarla, al otro día ir al colegio semidormido, pero feliz de salir al recreo largo de las 10:10 y comentar algún pasaje de "la heavy".
Cuando se apagaba el velador, llegaba la voz del Ruso en la oscuridad de mi habitación. Sus editoriales iluminaron el albor de los primeros años de la década ... El Ruso fue luz. 
El Ruso es Gardel.








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