ARA GENERAL BELGRANO
A 40 años de la mayor tragedia naval en
la historia de la Armada argentina este martes 3 de mayo desde las 20 horas:
especial en La Hora sin Sombra
Tuvimos el testimonio de Ale Almirón
periodista y tesorero del Club Social y deportivo 2 de Mayo Nos visita Jorge
Luis Fernández profesor de historia y periodista.
“Lo que más te destruye es el olvido, por
eso no hay que olvidar” Julio Aro FundaciónNomeolvides
2 de
mayo dia nacional del crucero Ara general Belgrano en recuerdo de todos los
tripulantes que murieron en el hundimiento
Amparo, son las
cuatro de la mañana. Estoy frente al monitor con una copa de gin tonic
esperando la conexión. Si, volví a beber. Acabo de considerar tu proposición.
No es mala idea.
Para empezar, te
confieso que ayer fue se cumplieron 40 años del hundimiento y me costó escribir
en mis cuadernos
La evocación
expira en mi memoria quebradiza. Se van soltando los eslabones de la cadena que
nos unía al crucero. Retumban con fuerza en su caída perforando el meollo de
este berretín, destruyendo la coraza, el ensamblaje de aquella unión.
Tomo psicótropos y
barbitúricos recetados para dormir pero mi desvelo persevera. Estoy sin un
mango. El viejo Omar ahora me paga mil pesos por sumario. Es una changa que me
consiguió Marcelo. Me cuesta concretar una nota, tengo algunos ahorros pero es
lo único que me sostiene.
La relación con
Valentino es un desastre. No me responde. Está en otra. Un mensaje suyo es casi
un milagro. Mi novela no prospera, los personajes se retobaron. No quieren
hacer nada por su cuenta y una novela sin acción es como una canción sin
estribillo. Quiero dejar de narrar y que comiencen los conflictos de una vez.
Pero no, los señores deliberan, reflexionan, puntualizan una escena fotograma
por fotograma. Son una asamblea permanente debatiendo sobre el valor
conveniente para las fotocopias de la Facultad de Sociales. Soy un fiasco como
novelista. Toda una página para referir una sesión de terapia ¡Un bodrio!
Camilo será el
editor. Me preguntó cómo venía con los capítulos. Le mentí. “Bien, Cami, en dos
semanas la termino si o si” Mentira, todo mentira, Amparito.
Son las cinco de
la mañana. Siempre son las cinco de la mañana.
Escribo un
borrador en estado calamitoso. Luego tomo la medicación y corrijo el mail. Ya
sedado te envío la
última versión.
Te escribo y
transcribo en mis cuadernos:
Buscar escapar de la pesadilla
el triste recuerdo no me da salida.
Campos desolados en donde arde el fuego
se ensaña con ganas sobre mi pobre
pueblo.
Mi procedimiento
es como bracear en el barro. Siempre en sigilo y sin sonidos. Recordar a solas
es enamorarse del silencio, un silencio con humo y espejos.
Amparo bonita, con
vos me desnudé. Te quiero preciosa. Pocas personas me han conocido tan a fondo
en tan poco tiempo. ¿Cuántas veces me viste sobrio?
Mi última compra fueron seis botellas
de vino y un pack de cerveza. En el supermercado un hombre grande que
andaba amargado me chocó el carrito, me gruñó unas disculpas y entonces le dije
mirándolo igual de serio "me va a tener que pasar los datos del
seguro" y lo hice reír. Ya estoy en la edad de chistes de pasillo de
supermercado.
La china me cobra sin pronunciar una
palabra. Ayer creí que me habló “Cuídate ¡Nada es tan grave! Mírame a mí, no
entiendo nada de lo que dicen y acá estoy, a diecinueve mil kilómetros de mi
país. Crio una hija y asimilo palabras como birra, inflación, morrón y
Kicillof”.
El gordo Ozzy, ¿te
acordás de él? Fuimos a su casa a cenar. Ozzy me recordaba la fascinación de
Luca Prodan por las marcas como Wellapon y Nesquik. El pelado solía incorporar
a sus letras palabras con la "ch": chabón, cucurucho, Chivilcoy. Son
como terminologías salidas de un universo paralelo. Yo me siento así, como la
expresión cucurucho. Construido de retazos, inconcluso. Surrealista en los
contornos. Un croquis amorfo con yerba de ayer.
Jóvenes muertos por un ideal
otros mutilados por siempre han de
estar.
Del Chaco a Malvinas tuvimos que ir
y sin un sentido tener que morir.
Me cuesta
mantenerme sobrio. Mi psiquiatra dice que no es grave. Vos al menos tenés un norte, una familia.
Si, ya lo sé. Está Valentino, es cierto. No sé si voy a volver a verlo. Rezo
por él. Voy a misa todos los domingos. ¿Podes creer que San Expedito cumplió? No
te rías, parece que te veo. Ya te contaré. Hace dos meses que no deposito
la cuota alimentaria. La pension no alcanza. Valen no quiere saber nada de mí.
¿Ya te dije que mi
viejo nunca me llevó a la cancha, no? Él decía que el patriotismo es la pasión de los
tontos. Además le daba vergüenza tener un hijo cojo. Nunca me acepto sin una
pierna.
Como salteado. Ya
guisé fideos en todas sus formas: moño, fusilli, ñoquis y espagueti acompañado
de queso, manteca, aceite, solo ¡Qué noble el ñoqui, te avisa cuando está
listo! Sale a la superficie, flota, te dice: acá estoy, listo para que me
comas. Un kamikaze de la alimentación. Nada como un buen plato de fideos a las
6 de la tarde ¿Es almuerzo? ¿Es cena? ¿Es síntoma de depresión? Nadie lo
sabe.
El clonazepam
mezclado con el alprazolam me permite adormecerme doce horas. Lo bueno de
empeorar es saber cuál es la copa que me deja inapetente. Deliré con mi viejo
ahora que lo hemos estado nombrando tanto. Estábamos en un paraíso ampuloso, él
ebrio y yo empepado, más cerca del Parque San Martín que de Strawberry fields.
¡Qué delirio ir
intoxicado por un sueño juntos! Lo lloré tanto a
papá que ya empiezo a creer que los lamentos acuden en cuenta gotas. Me
quedé unos minutos observando el retrato de papá. Todavía recuerdo cuando
deserté para ir a las Islas.
Mi viejo me llamó para cenar.
—Ya voy, pa. No me siento bien — fingí
un sollozo para que me deje solo.
Papá se aproximó y me dijo — Hay
albóndigas...— Al verme reposado con los hombros hundidos me reanimó — Dale, cabezón.
Te va a ir bien, y si las cosas no van bien pedís de volver…¿Cuál es el
problema?
Que ingenuo. Yo Estaba desconsolado.
Todos los cambios, aún los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía. Papá
me extrañó cuando me fui. En el pozo escribí unas líneas…
Luchas desiguales en campos lejanos
ver sangre correr de mi propio hermano.
El frío cortante se hacía sentir
sin abrigo y hambre todo era sufrir.
Si vamos ganando ¿por qué preocupar?
!Hundimos un barco del trono imperial!
Mentira tan solo para conformarnos
mientras los soldados se están
congelando.
Esto nunca te lo
conté, a mi padre le cortaron una pierna por una avería en los nervios y mala
circulación a causa de su diabetes. Yo que me aterraba ante un corte de piel
menor aprendí a remediar su muñón en carne viva. El tiburón de mi papá fue la
tristeza. Se lo comió de a poco. No había forma de sacarlo de esa profundidad
desamparada de barcas y marineros. Mi padre le hizo pito catalán al enalapril y
el lotrial. Curar su sobreinfección fue en realidad ubicar gasas con
antiséptico a mi propio dolor.
Más los grandes jefes en sus gabinetes
nos mandaban ordenes muy lejos del
frente.
Se cubría la tarde con un gran andamio
y se oía sus voces sólo por la radio.
Escribirle a Amparo es una continuidad de mi
diario. No hay diferencia, Todo fluye. Hay cosas que solo Amparito y yo
sabemos. Con la salamanquesa tenemos una complicidad notable. Un entendimiento
que excede las distancias. Amparo es una guerrera de delantal y descosidos.
Muy abrigaditos comían gustosos
otros con hambre en un pozo de zorros,
Deshonra y frío sobre la trincheras
todos encimados en una ratonera.
Ha pasado el tiempo y se han olvidado
que allá en las Malvinas cayeron
paisanos,
Muertos por las balas de un vil invasor
que sobre criaturas salió vencedor.
Siento al recordarlos una pena honda
cuerpos destrozados por la grandes
bombas,
Madres sin consuelo solas con su rabia
van al campo santo a llevar plegarias.
Recuerdo una salida con Amparo en Buenos Aires. En
el bar nos desvestimos con las miradas. La última vez salimos tambaleando y
abrazados. Tomamos un taxi. En cinco minutos estábamos bajando en casa. El
reloj se aligeró. Ingresamos a mi departamento a los besuqueos y arrancándonos
lo puesto. Recuerdo que me caí redondo en medio del living al querer sacarme los
pantalones achupinados. Nos reímos a carcajadas en el piso.
Preciso de
uno, dos y hasta tres encuentros para amoldarme y relajar. Es como con las
copas. Una, dos, y en el tercer sorbo echo alguna cosa más o menos lúcida.
Todas se van antes. Desencantadas. Amparo se quedó. Acarició al infante de
doce, le quitó los pies de las ruedas de la bicicleta. Taponó la boca del
tiburón y abrió sin ganzúas las compuertas del varón de treinta y diez.
Llegamos a
la cama desprovistos de ropa. Ella abrazó un corazón llenó de cosas mudas.
Llevaron a sus hijos llenos de salud
mas lo devolvieron en un ataúd
"El fue muy valiente, tome una
medalla
Luchó como un héroe"- dicen con
infamia.
Hoy es dos de mayo, espere 40 años, ya
no puedo más. Me clave de un sopetón toda la tableta de pastillas y una botella
de vodka. Los ojos se me cerraron mansamente y ya no sentí dolor…
Mas los días pasan y se va la vida
ya se han olvidado que pasó en Malvinas
Ya pasó la historia todo ese mal sueño
Dios les dé a los chicos el descanso
eterno.