San
Lorenzo nació hace 106 años para ser en estos tiempos de dictadura pragmatista,
el quijote de la sonrisa empecinada, el último bohemio de la poesía tablonera,
el antídoto contra la desesperanza.
Gracias
a tío Juanqui, a los Camboyanos, al Flaco Rifourcat, Walter Perazzo, al Pipi,
al Beto, uh…
A Mirko
Saric y a mi viejo que están jugando un cabeza en algún lugar del cielo cuervo.
¡¡¡Vamos Ciclón, carajo!!! Vamos campeón!!!