La sed
de mi mocedad me reveló el hechizo de Sumo, honras de Luca me trajeron hasta la
maestría de Lou Reed. Gracias al viejo Reed tropecé con un paraje en un
barrio hinóspito apartado de los mandatos. Así voy, tal vez pareciera que me pierdo en el camino pero me guía la intuición. Nada me importa más que hacer el recorrido más que saber adonde voy.