Este ya
te lo conté, es uno de los inventados. El de los osos que se disfrazan para
robar la miel, ¿te acordás? Igual traje libros. Si me olvido de alguna parte,
leo. Voy con la versión que empezamos cuando fuimos a comer los sanguchitos al
buffet del club. Bueno... Voy a empezar, tengo tiempo. Hoy me quedo. Se lo pedí
al doctor de bigotitos que está de guardia, es hincha de San Lorenzo. Anoche
anduvo a las corridas con varias camas.
Tenés
una nueva compañera. Es una nena preciosa, se llama Shui. Sí, Shui. Hablé con
la mamá, se parece a Mia de los Power Rangers. No pasa nada. ¿Es por la sirena?
Es como una bocina de un coche que viene de una tele con dos rayitas. Una verde
y otra roja. Como las linternas. Juegan una carrera. La nuestra es la verde
¡Linterna verde es el bueno, por supuesto! La verde sube y baja y la roja está
quietita. Es mejor que esté así. Porque si la roja tiembla le gana a la verde y
perdemos, pero si la verde sigue así; ganamos y nos vamos a casa.
Ayer
conocí a Noa, un encanto de criatura. Estaba feliz porque su hermanito ya está
mejor y pronto se irán a su casa. Le hablé de vos, te dejó un dibujito de los
Minions. Es muy gracioso. Lo pintó con fibras de colores y le pegó caras que
recortó de una revista. Es fan de la Doctora Juguetes, como vos.
Bueno,
una familia de osos, son el papá, la mamá y tres hermanos. Todos están en
búsqueda de un poco de miel. Pero toda la miel que ellos necesitan está en un
panal de abejas muy bien custodiado debajo del estadio mundialista. Una
madrugada de invierno los osos machos decidieron ir hasta la cancha para
conocer el lugar. Las abejas, además de picar, tienen como guardián a un toro
bien fornido que lanza rayos por los ojos. Dicen los que visitaron el panal, ¿viste?,
que tienen televisores donde pueden ver a los invasores como el mono de Toy
Story 3 ¿te acordás?
Todos
los osos que intentaron robar el panal fracasaron. Los Ewoks de Star Wars se
quedaron sin pelos. Winnie the Pooh salió corriendo por las picaduras y el oso
Arturo se equivocó de puerta, se metió en las desagües y finalizó en un caño
con salida al mar. Después te cuento bien quien fue el oso Arturo. Me pidieron
que hable más despacio, te hablo al oído. No me pude afeitar, así que voy a
tratar de no pincharte. Traje una colonia así estás bien perfumado para cuando
venga la enfermera de la noche. Sos su favorito, en serio. Estuvimos hablando,
es muy simpática. Vive cerca de la abuela, el hermano juega en Kimberley. Es
hermosa, cuando sonríe todos los monitores mueven las líneas verdes. No come
carne. Hoy le traje unas empanadas de verdura calentitas, espero que les
gusten.
Otra
cosa antes que me olvidé. Los Contessi te mandan un montón, un montón de besos.
Están preocupados porque hace rato que ninguna pelota cae en su patio. Quieren
venir a verte, les dije que no era necesario ¿Para qué? ¡Si pronto nos volvemos
a casa! Ah, no me dejan entrar con los muñe. En el bolsillo tengo escondido a
Linterna Verde y Linterna Roja. ¿Viste que ellos te quieren un montón? En
realidad, todos te quieren pero se quedaron para cuidar a Ciclón. Hoy no me dejaba cerrar la puerta, ¿podés creer? Extraña
jugar con vos. Los chiches están en la caja arriba del placard, quedate
tranquilo. No llega hasta ahí. Me pasó algo muy gracioso viniendo para acá.
Cuando llegué al estacionamiento, ¿viste cuando tengo que pagar?, saqué a
Linterna Verde del bolsillo en lugar de la billetera y la chica de la caja se
empezó a reír. Te reíste vos ahí, ¿no? ¿Me estás escuchando? Imaginate que
Linterna Verde le diga a la chica: "pago yo".
La
línea verde ahora sube y baja por eso el ruidito. Supongo que es algo bueno. Si
dejo de hablar es porque se me seca la boca, tomo agua y listo. Y si tardo un poco
más es porque me dan ganas de ir al baño. Me van a dejar entrar otra vez. No te
preocupes. Me dijo bigotito que si no
hago ruido puedo dormir acá. Los otros papás esperan afuera, así que ponete
contento. El doctor es macanudo, se parece al señor patata, le falta el
sombrero negro. Cuando ví el almanaque de San Lorenzo en su consultorio
enseguida nos pusimos a hablar de fútbol. Una cosa más: yo hablo y hablo porque
sé que me estás escuchando, ¿está bien? Es por hoy. Nada de hacerse el loquito
y copiar a papá en clase que la seño Analía se va a enojar. Ahí se movió la
línea roja, quédate tranquilo, cabezón. Ahora no te preocupes por el cole. Yo
te saqué el tema, perdón. Sé que estás haciendo el esfuerzo para mejorar. Me lo
dijo Analía y la directora de primaria. ¿Cómo se llama? Ana, Ana Laura...
Confían mucho en vos. Es simple, no hay que hablar cuando la seño explica. Hay
que prestar un poquito más de atención. Nada más.
Bueno,
¿sigo con el cuento? Los osos querían conseguir la miel como sea. Hasta que un día
a la mamá oso se le ocurrió disfrazar a sus hijos de jugadores de fútbol para
engañar a las abejas. Cuando ya estaban por ingresar al vestuario local, un
rayo resplandeció en el estadio. El toro guardián al escuchar ruidos vió la
silueta de un jugador parecido a Ortigoza y lanzó por los ojos un relámpago que
acertó con los osos en plena tarea de camuflaje.
Te lo
cuento despacito y avisame si me quedo dormido. Me encanta escuchar cuentos
antes de dormir. ¿A vos no? ¿Dormimos un ratito? ¿La seguimos mañana?. En la
segunda parte viene lo mejor. Que descanses, cabezón. Acá está papá, no te
preocupes por nada. Tranquilo. Pronto vamos a estar en casa otra vez. La luz
verde juega para nosotros.