Salir en "lo de Tinelli" no fue suficiente. Cuando se acaba la fama ( que no es lo mismo que el éxito) cuando se agotan los recursos y la magia ya no está, como en el cuento de cenicienta, se acaba el hechizo.
28 de octubre de 2013
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Salir en "lo de Tinelli" no fue suficiente. Cuando se acaba la fama ( que no es lo mismo que el éxito) cuando se agotan los recursos y la magia ya no está, como en el cuento de cenicienta, se acaba el hechizo.
20 de octubre de 2013
LA MARU
18/05/2010
Primer encuentro de mamá con Julián |
Esta
imagen la tomé en el momento en que July y mamá se conocieron. El mira
desconfiado, extiende su brazo y duda en agarrar la botella pero con la certeza
de que esa mujer no le hará daño. Cosas que uno naturaliza. Impedimentos,
trabas e iniquidades que solo pasan en las películas, hasta que te pasan a
vos.
En
este caso, una película bizarra de bajo presupuesto con actores grotescos y
miserables que vieron en la convocatoria una oportunidad para lograr algo de
notoriedad. Confieso que hubo días que miraba alrededor y buscaba un
guiño, una señal, un asistente de cámara, al director que me dijera:
- última toma... silencio... grabando…- y que terminara la pesadilla, pero no
fue así.
Hay
films que duran una hora y media, dos como mucho. En este caso tuvo muchas
horas más, muchos fotogramas más: veintiún meses para ser más preciso.
Días y noches interminables, como en un cuento kafkiano sin la arquitectura gótica y romántica de
la ciudad de Praga como marco. Las locaciones, en este caso, fueron
los claustros de los tribunales porteños. Juzgados con escaleras
estrechas, ascensores abarrotados de abogados, despachos repletos de
expedientes y eternas esperas en los pasillos con vista al techo de
chapa oxidado de un supermercado chino.
Fuera del set, a cuatrocientos kilómetros estaba mi vieja que aceptaba con
hidalguía la situación. Naturalizando la sinrazón para no levantar el avispero.
Lejos de dramatizar tejía chalecos, gorras y bufandas para el próximo invierno
sin certeza alguna, de cuando iba a conocer a su nieto.
– En una de esas el frío continúa y se lo podes llevar. Por lo que ví en la
última foto que me enviaste el rojito que te terminé, le va a quedar medio
chicón- me decía por teléfono. Sólo Dios sabe por dónde andaría su cabeza
en esos casi dos largos años.
Para terminar y con perdón de los Sociólogos en la sala. Creo hay dos clases de
personas: Los espectadores y los protagonistas. Los espectadores son
aquellos que tienen el conejo más grande que la galera, los que se suman al
desconcierto para ver que ventaja pueden sacar. Los que desfilaron a
avalar una mentira ya sea por envidia, miedo, obediencia o
conveniencia. Los que fueron a sumar su grano de arena a un expediente embustero y con una actitud cobarde a separar (y esto es lo más grave) a un bebé de su
abuela.
Los protagonistas en cambio, son los
que ante una situación delicada observan, esperan y saben contemporizar.
Desensillar hasta que amanezca, como dicen en el campo, para actuar con
discreción y sensatez. Mi mamá pertenece al segundo lote. A veces siento
que para vivir en un mundo mejor todos deberíamos haber sido criados para
criar.
La suerte son los padres - decía Facundo Cabral. Comparto su opinión, en ese
sentido yo tuve mucha suerte: mi vieja, la Maru, la que me acompaño a
transitar ésta pesadilla con un final feliz.