Había
una vez una ciudad donde pocos se animaban a tocar rock ´n roll. Había una vez un
país que bailaba al ritmo de Alcides, Pocho La Pantera y Technotronic. También
había recitales, como los de Obras Sanitarias, que albergaba a los que
transitábamos en el ostracismo de los sin jopo. Mucho antes de que los shows de
rock fueran parte de una kermesse con cuatro escenarios con venta de pochoclos;
hubo una noche de 1991 donde unos pibes de Villa Devoto homenajearon a los más
grandes: Los Rolling Stones.
Profetizando
lo que vendría, los Ratones fueron la antesala del desembarco de sus majestades
satánicas y la fiebre rolinga noventosa. “Esta noche toca Juanse y el año que
viene tocan los Eston” cantábamos. Ante tanto aniversario dando vuelta por la
net quería recordar el 9 de febrero de 1995. La noche que tocaron por primera
vez los Stones en la Argentina. Todavía conservo las entradas de los cinco
conciertos que dieron en ese verano de entusiasmo menemista, ritmo de la noche
y el uno a uno.
Pasaron
20 años... Acá estamos. Demasiado jóvenes para morir y demasiado viejos para el
rocanrol. No es fácil ser joven, pero ser adulto, tampoco. Yo, por lo pronto, hice
un bollo con el plano... pero sigo buscando el tesoro.