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2 de agosto de 2024

SIGUEN GIRANDO


En primeros años de la década del noventa escuchar una banda de rock era mucho más que ser un seguidor de un grupo. Escuchar una banda era pertenecer a algo, era tu bandera, tu poster, tu emblema, te definía. Éramos pibes de quince, dieciséis, diecisiete años huérfanos de referentes políticos, desprovistos de palabras decidoras en la pesquisa de un patriarca musical que hable por nosotros.


— Señor, ¿Tiene remera de entrenamiento?

 Sí, tengo.

— Al entrenamiento se viene con remera del club.

— Sí, profe.

— ¿Le dieron dos juegos?

— Sí.

— ¿Qué pasó? ¿Por qué viene a entrenar con una remera que no es de la institución?

— Mi mamá las lavó y no se secaron.

— Dígale a su mamá que dije yo, que no lave las dos juntas.

— Sí, profe.

— ¿Usted sabe que esta gente toma droga? — dijo el preparador físico del club señalando mi remera.

— No.

— Son toxicómanos. Vaya, cinco vueltas y vuelva.



Todavía busco en las canciones épocas, escruto en cada estribillo algo que ya no sucederá, que sucedió, me hizo feliz y ahora lo sé.

Celebro que desanden las bandas y tornen a los escenarios. Encuentro en una canción la travesía que perdimos. El sendero de bracear contra las olas. Trepo a mi tabla embebida en la efervescencia obstinada de la cultura rock porque aún somos muchos los que no olvidamos que sólo los peces muertos nadan con la corriente.







10 de junio de 2020

AHORA NO ES LO MISMO




"Sobre su brazo quedó la punta marcada
y allá en el bajo perdió su tarro de Dior"

Podes escuchar el programa completo acá:
https://instagram.com/manualdeperdedores


Recomendaciones





Mi filosofía es de la calle

Entre el errático «Furtivos» y el mutlipremiado «Fieras Lunáticas» repaso un álbum de transición de la discografía paranoica como «Tómalo o déjalo». El cassette no paró de repiquetear en la pieza del hotel donde paramos en Bariloche en el viaje de egresados, “… A Juana de Arco le hicieron quemar”
Los Ratones Paranoicos fueron el tanque stone local con el que construí mi personalidad en la desconcertante pubertad. Pienso en la sorpresiva religiosidad que acometió la vida del cantante de los Paranoicos en el último tiempo: "Vi a Jesús con la corona y dejé los vicios de un día para otro”. A Juanse no lo juzgo por lo que hizo con su vida, lo juzgo por lo que hizo con la mía.
Me pregunto si el tiempo endulza los recuerdos, a lo mejor no haya sido tan así, para mí sí lo fue y eso es lo que importa. Primaveras donde la existencia teñía un paisaje inmortal, donde no nos cabían los chamuyos berretas. Vivíamos en estado de presente.
Persistentemente vamos a peregrinar por los mismos shows, los mismos temas, las canciones que nos atraviesan. Firme mientras las gentes salen a morir sus vidas, vuelvo a reelegir los discos que nos hicieron felices. Celebro que desanden las bandas y tornen a los escenarios, porque con ellas regresan los buenos tiempos y el recuerdo de quienes se adelantaron en el viaje. Para ser sincero, rebusco en una canción de los Ratones la senda que perdimos. La trocha de bracear contra las olas. Trepo a mi tabla, entre cerdos y peces, embebido en la efervescencia obstinada de la cultura rock porque somos muchos los que no olvidamos que sólo los peces muertos nadan con la corriente.


23 de marzo de 2019

MANUAL DE PERDEDORES | 23 DE MARZO




FM 107.1
www.radiozoe.com.ar


Literatura de todas formas con “1988. El fin de la ilusión”, de Martín Zariello.
Además, tuvimos el honor de recibir a una amiga: María Laura Prelooker. Entre sus libros, “Buk 33”, “Ninguna tierra es firme” y “Las viudas de la shegua / She was”. Hablamos del Apagon de Ledesma en su cuento "Ninguna Noche"…





PODES ESCUCHAR EL CAPITULO 102




2 de julio de 2017

DESDE EL AIRE, NO SE VE



Se presentaron los Caballeros de la Quema después de quince años. Vuelven los Ratones Paranoicos con un show en el Hipódromo de Palermo, bandas emblemáticas que acarician una fibra muy potente. Sus canciones forman parte de la banda de sonido de aquellos inaugurales noventas. Así como linkeamos la vida en función de los mundiales; hay festivales, escenarios y vivencias que están adheridas a discos de los Caballeros y los Paranoicos.


Después del agua, más agua

“La 76” fue la última categoría que se sorteó para hacer el servicio militar obligatorio que estaba vigente desde 1904. El caso Carrasco puso fin a una etapa y un decreto del turco lo rubricó. Recuerdo que llegué al Regimiento de La Tablada cagado las patas, ingresé a un pabellón y había un milico veterano que me indicó una mesa donde me sellaron el DNI con la estampa: «Situación Militar Regularizada».
Huí del cuartel como perro con dos colas. ¡Zafé de la colimba, man! Me había salvado de un año de carrera mar, cuerpo a tierra y salto rana. Fui hasta la parada del 620. Me coloqué los auriculares, los enchufe a los walkmans y pelé un cassette grabado: «Manos Vacías», el primer disco de los Caballeros. Al ascender al 28 y cuando alcancé el lado B me quedé sin pilas. Escuchar «Con el agua en los pies» por el conurbano es algo que no puedo borrar de la memoria. 
Años después, Iván Noble se transformó en el adalid de los sin voz con una épica tanguera entre sombras y comanches menemistas devenido en bont vivant. Los fans de Caballeros le exigen un tema como «Patri». A Iván en sus discos solistas le afloran canciones como «Olivia». ¿Qué le vamos hacer? Con la ingenuidad de los niños adulamos a nuestros músicos al grito de “no cambien nunca”. ¡En Internet llegaron a proponer un cacerolazo en la puerta de su casa para evitar que se case con Julieta Ortega!



Mi filosofía es de la calle

Entre el errático «Furtivos» y el mutlipremiado «Fieras Lunáticas» repaso un álbum de transición de la discografía paranoica como «Tómalo o déjalo». El cassette no paró de repiquetear en la pieza del hotel donde paramos en Bariloche en el viaje de egresados, “… A Juana de Arco le hicieron quemar”. Los Ratones Paranoicos fueron el tanque stone local con el que construí mi personalidad en la rebosante pubertad. Pienso en la sorprendente religiosidad empalagosa que acometió la vida del cantante de los Paranoicos en el último tiempo: "Vi a Jesús con la corona y dejé los vicios de un día para otro”. A Juanse no lo juzgo por lo que hizo con su vida, lo juzgo por lo que hizo con la mía. Es muy factible que vuelva a verlos en vivo arañando un pellizco de felicidad.


Cerdos y Peces

Me pregunto si el tiempo endulza los recuerdos y quizás nada sea como lo estoy vertiendo, a lo mejor no haya sido tan así, para mí sí lo fue y eso es lo que importa. Primaveras donde la existencia teñía un paisaje inmortal, donde no nos cabían los chamuyos berretas. Vivíamos en estado de presente. 
Persistentemente vamos a peregrinar por los mismos shows, los mismos temas, las canciones que nos atraviesan. Firme mientras las gentes salen a morir sus vidas, vuelvo a reelegir los discos que nos hicieron felices. Celebro que desanden las bandas y tornen a los escenarios, porque con ellas regresan los buenos tiempos y el recuerdo de quienes se adelantaron en el viaje. Para ser sincero, rebusco en una canción de los Caballeros la senda que perdimos. La trocha de bracear contra las olas. Trepo a mi tabla, entre cerdos y peces, embebido en la efervescencia obstinada de la cultura rock porque somos muchos los que no olvidamos que sólo los peces muertos nadan con la corriente.





1 de julio de 2017

MANUAL DE PERDEDORES 01-07-17


FM 107.1 


Manual de perdedores | sábado 1 de julio.

Para quienes no pudieron escucharlo. Abrimos el programa con un relato sobre la vuelta de los Caballeros y los Ratones. En Literatura de todas formas hablamos de Leonardo Oyola, el escritor que pegó el estirón al oeste del conurbano, con guiños de western y comic. Autor, entre otros, de la novela Kryptonita. Nos visitó el escritor y sociólogo Pio Gammarota que nos contó sobre su primera novela «Buenos Aires no es un paraíso» editado por Textos Intrusos. Una charla que nos transportó a la Italia de mediados del siglo pasado hasta nuestros días con palabras sentidas entre mates y evocaciones. La música con lo último de Los Espíritus. El cierre con un párrafo del mismísimo Oyola a su hijo Ramón y el homenaje dedicado a otro Pocho, el Claudio «Pocho» Lepratti para concluir con el capítulo 39 de este globo de emociones llamado Manual de perdedores.





SI TE PERDISTE EL CAPITULO 39 PODES ESCUCHARLO
ACÁ




26 de septiembre de 2016

JUANSE






Había una vez una ciudad donde escuchar rock ´n roll era grasa. Había una vez un país que bailaba al ritmo de Alcides, Pocho La Pantera y Technotronic. También había recitales, como los de Obras Sanitarias, que albergaba a los que transitábamos en el ostracismo de los sin jopo. Mucho antes de que los shows de rock fueran parte de una kermesse con cuatro escenarios con venta de pochoclos; hubo una noche de 1991 donde unos pibes de Villa Devoto homenajearon a los más grandes: Los Rolling Stones. 
Profetizando lo que vendría, los Ratones nos mostraron el camino con un repertorio de standars del rock, el blues y rhythm and blues. Ellos fueron la antesala del desembarco de sus majestades satánicas al país. “Esta noche toca Juanse y el año que viene tocan los Eston” cantábamos. 

Ante tantos memes dando vueltas en las redes sociales a próposito de la visita del ex líder de los Ratones Paranoicos en los almuerzos de Mirtha Legrand quería recordar un fragmento del Ilcorvino para refrescar un poco la memoria “A Juanse lo acusan de `Pomelo´, como si Charly, Spinetta, Fito o Calamaro no tuviesen nada que ver con ese personaje estereotipado que puso entre la espada y la pared el oficio de rockero argentino. Probablemente nadie en el rock argentino, a excepción de Páez, esté más atento a la tradición de Spinetta y Charly que Juanse”





9 de febrero de 2015

REMEMBRANZA




Había una vez una ciudad donde pocos se animaban a tocar rock ´n roll. Había una vez un país que bailaba al ritmo de Alcides, Pocho La Pantera y Technotronic. También había recitales, como los de Obras Sanitarias, que albergaba a los que transitábamos en el ostracismo de los sin jopo. Mucho antes de que los shows de rock fueran parte de una kermesse con cuatro escenarios con venta de pochoclos; hubo una noche de 1991 donde unos pibes de Villa Devoto homenajearon a los más grandes: Los Rolling Stones.

Profetizando lo que vendría, los Ratones fueron la antesala del desembarco de sus majestades satánicas y la fiebre rolinga noventosa. “Esta noche toca Juanse y el año que viene tocan los Eston” cantábamos. Ante tanto aniversario dando vuelta por la net quería recordar el 9 de febrero de 1995. La noche que tocaron por primera vez los Stones en la Argentina. Todavía conservo las entradas de los cinco conciertos que dieron en ese verano de entusiasmo menemista, ritmo de la noche y el uno a uno.
Pasaron 20 años... Acá estamos. Demasiado jóvenes para morir y demasiado viejos para el rocanrol. No es fácil ser joven, pero ser adulto, tampoco. Yo, por lo pronto, hice un bollo con el plano... pero sigo buscando el tesoro.





17 de noviembre de 2014

AFTER CHABAN







Cuando se comienza a hablar o escribir sobre el boom del "rock chabón" de los noventa, dando carácter de rock simple a las bandas surgidas de las clases bajas me siento interpelado. Litros de tinta desparramadas por pseudo periodistas que ven la vida por la pantalla y no saben, no comprenden o no les importa entender que paso realmente en esos años.
Yo pude ver a muchos pibes de Catán o Laferrere en una mesa discurrir sobre las letras del Indio Solari como quien discute de fútbol o de política. Entiendo que el fenómeno ricotero fue al rock lo que el movimiento nacional y popular fue a la política. Complejos en su concepción pero entendido por quienes se busca que lo entiendan: los marginados.
Justamente por eso es molesto.
No es casualidad que en los últimos años, cada vez que tocaban Los Redondos en vivo, muchos empresarios -que nunca aceptaron su carácter de independientes- quisieron tirarle un muerto al rock y acabar con este espacio alternativo y cuestionador del sistema.
El asesinato de Walter Bulacio en 1991 fue un aviso. Una bisagra para nuestra generación. Mientras Carlos I hacía y deshacía con el aval de la mayoría de los argentinos; un grupo de diputados peronistas disidentes se animó a cuestionar las privatizaciones y a reclamar el ansiado salariazo. Recuerdo que la paliza que le dieron a Walter en la seccional 35, para morir en una cama del Hospital Pirovano a la mañana siguiente nos dejo impávidos ante el dolor, gélidos ante la impotencia.
Ese hecho puso a toda la escena local alerta ante el fantasma de los vestigios de la dictadura militar.
Los ratis hacían lo que querían con nosotros. La salida de un recital era una ruleta, corridas, averiguación de antecedentes, toda esa mierda como si fuéramos delincuentes. Basta escuchar “Fusilados por la Cruz Roja” del disco la Mosca y la Sopa (1991), una canción que presagia lo que vendría.
¡Es increíble como cambiaron los tiempos! Años después esa misma escena, salvo raras excepciones como León Gieco, cerraron el culo y no dieron opinión ante la muerte de 194 vidas, 194 bulacios.
Hoy la cultura rock dejó de ser lo que era. Fui testigo de cómo en la década del house, el rap y el tecno teníamos una opción, un lugar de resistencia ante tanta frivolidad. En esos años Omar era un referente, el empresario del palo para nosotros.
En esos años era más cool regentear un boliche en la costanera que darle la oportunidad a unos ignotos Ratones Paranoicos, Attaque 77, Todos tus muertos y tantas otras bandas talentosas que pudieron mostrar su arte en Cemento.
Chabán le abrió las puertas al crecimiento del rock nacional y puso un candado en la salida de emergencia.


Emir Omar Chabán (San Martín, Buenos Aires, 31 de marzo de 1952 - Buenos Aires, 17 de noviembre de 2014)







3 de enero de 2013

SIN JOPO








Había una vez una ciudad donde pocos se animaban a tocar rocanrol. Había una vez un país que bailaba al ritmo de Alcides, Pocho La Pantera y Technotronic. También había recitales, como los de Obras Sanitarias, que albergaba a los que transitábamos en el ostracismo de los sin jopo.
Mucho antes de que los shows de rock fueran parte de una kermesse con cuatro escenarios con venta de pochoclos. Hubo una noche de mayo de 1991 donde unos pibes de Villa Devoto homenajearon a los más grandes: Los Rolling Stones.
Los Ratones apostaron por un género que no vendía discos. La juventud y la obsecuencia no siempre fueron compatibles. Fueron a contramano de la lista de temas en las radios y nos convocaron aquella noche donde sonó ésta canción: “you can't always get what you want” (no siempre puedes conseguir lo que quieres -pero si lo intentas puedes conseguir lo que necesitas-). No es fácil ser joven, pero ser adulto, tampoco. Yo, por lo pronto, hice un bollo con el plano, pero sigo buscando el tesoro.






Obras Sanitarias. 18/05/1991







29 de septiembre de 2012

HEROES DEL TDK

Franco Romagnuolo/De Rastrón



En agosto de 2011, Los Ratones Paranoicos oficializaban su separación. 
A raíz de una imagen publicada en Facebook se generó este interesante intercambio, mezcla de existencialismo post punk, formalismo ruso (primer corriente teórico crítica que empezó a preguntarse y reflexionar sobre que es arte, fundamentalmente la literatura) y dos viejos camaradas en algún bar de Once.









Franco: Se van apagando todos mis héroes del TDK. Los que no han muerto terrenalmente lo están haciendo espiritualmente, unos por su adicción a la falopa, algunos otros por su adicción al dinero. Lamentablemente estoy perdiendo el timing, giro el dial (que tampoco lo hago ya que en realidad aprieto un botón) y no conozco nada de lo que suena, las emisoras se alternan entre sonidos tropicales o refritos de aquello que llamaban rock. La esencia rebelde del rock murió a partir de que tus viejos lo escuchan, pero tenía esperanzas de que al menos me sobreviva el sonido rock ... tengo mis dudas.


De Rastrón: En la radio suenan muchas cosas, lo viejo a veces es lo nuevo, el rock se viene mordiendo la cola desde los Stray Cats y desde Pearl Jam que no sale nada novedoso. Creo que el rock hoy es puro marketing, las canciones (ya no los discos completos) llegan a los oídos fuera de contexto y en formato mp3. Para ser honesto extraño aquellos días donde la escena era creíble, explotaba en creatividad y originalidad. 
La pregunta es: ¿Qué es el rock? ¿Sumo? ¿El sonido de la Gibson Les Paul?... No lo sé, la única certeza que tengo que muy pocos son los músicos que continúan en la búsqueda de un hecho artístico trascendental pero también es cierto que ésta decadencia va más allá del rock, se da en el arte en general. Vivimos una época a puro remake, con más críticos de tango que bandoneonístas. Época manierista que se observa a sí misma que genera poco y nada.

FR: Nos encontramos aquí ante una gran controversia ¿Qué es arte? ¿Qué no es arte? Se ha escrito mucho al respecto, con la postura que mas adhiero es aquella que contrapone los folklores a las vanguardias. En el primer caso se advierte la existencia de función estética, pero una sumisión total a la norma (un ejemplo muy gráfico es el mote de asesino a Piazzolla por "transgredir" los parámetros del 2 x 4 o cuando quisieron crucificar a Soledad por revolear un poncho, je!) por lo tanto aqui no puede haber evolución alguna. En cambio, en donde más se rompre la regla por ejemplo en las vanguardias, es donde supongo existe una mayor cercanía a la idea de arte, donde hasta se puede suplir lo estético por lo antiestético (el mingitorio de Duchamp). Creo que a partir de que el rock se empezó a imitar a si mismo se transformó en una expresión cuasi folklórica, inmutable, estática y es ahí donde comenzó a morir o a transformarse en otras cosas que no me conmueven tanto ... como ver a Boudou con una Stratocaster.


DR: ¡Que controversia!¡Cúantos tópicos para abordar! Pienso en Jimi Hendrix. El morocho comenzó como músico sesionista de Little Richard y partió del blues como eje para llegar a Hey Joe. No buscó contraponer lo nuevo con lo viejo, por el contrario: el folklore (en este caso el blues) fue el pilar donde se paró para pivotar y lograr ese sonido vanguardista, único, de otro galaxia. 
¿Piazzolla hacía tango?. Es como Pablo Picasso en la pintura, a través del cubismo revolucionó la forma de plantar una imagen en el bastidor y de observar una obra de distintas perspectivas en un mismo plano. Yo creo que Astor llevó el tango a otra dimensión. Hay elementos del jazz en su música, pero lo dejamos para otro intercambio. 
El rock es un fenómeno musical y cultural que lleva más de 60 años, le vienen pronosticando la muerte desde que comenzó. Quizás artistas como los Chemical Brothers, Moby o Daft Punk sean la punta de lanza de la fusión del rock y la música electrónica. Para terminar creo que la función de un ministro no es conmover, en todo caso hacer una buena gestión. En este caso en la cartera de economía y si me das a elegir prefiero a este ministro tocando con una Strato a otros ministros que han llorado en cámara buscando conmover al electorado apelando a la lástima mientras el país se hundía en la peor de sus crisis. ¡Un abrazo Franco!

FR: Lo de Boudou era un chistonto, es como imaginar a Rodolfo Terragno haciendo danza jazz (una vez lo vi en la calle con jogging de nylon y zapatos charolados) o Pappo en el teatro Colón. Son íconos que me llaman a la risa, pero sin intención de juzgar gestiones, iba por otro lado la cosa. ¡Saludos !