Literatura de todas
formas con Pedro
Saborido y su libro “Una historia del fútbol, 12 circunstancias
discutibles, 5 episodios inverosímiles jamás contados, 4 heridos, 2 de
muzzarella, 3 de fainá, 6 cortados mitad y mitad, 1 almendrado y coso” Les
contamos sobre la presentación del nuevo libro del
poeta y escritor Carlos
Caposio “ La poesía
copó las calles” en la Biblioteca Nacional. Estuvimos
cubriendo la 33 edición de Ciudad Oculta
Rock. Tuvimos en exclusiva testimonios de los organizadores
de este evento que se organiza desde 1985. Laura Dalto
Fotóloga nos adelantó cómo vienen los preparativos del
esperado Ciudad Oculta
Rock - El Documental.
Se presentaron los
Caballeros de la Quema después de quince años. Vuelven los Ratones
Paranoicos con un show en el Hipódromo de Palermo, bandas emblemáticas que
acarician una fibra muy potente. Sus canciones forman parte de la banda de
sonido de aquellos inaugurales noventas. Así como linkeamos la vida en función
de los mundiales; hay festivales, escenarios y vivencias que están adheridas a discos
de los Caballeros y los Paranoicos.
Después del agua, más agua
“La 76”
fue la última categoría que se sorteó para hacer el servicio militar
obligatorio que estaba vigente desde 1904. El caso Carrasco puso fin a una
etapa y un decreto del turco lo rubricó. Recuerdo que llegué al Regimiento de
La Tablada cagado las patas, ingresé a un pabellón y había un milico veterano
que me indicó una mesa donde me sellaron el DNI con la estampa: «Situación
Militar Regularizada». Huí del cuartel como perro con dos colas. ¡Zafé de la
colimba, man! Me había salvado de un año de carrera mar, cuerpo a tierra y
salto rana. Fui hasta la parada del 620. Me coloqué los auriculares, los
enchufe a los walkmans y pelé un cassette grabado: «Manos Vacías», el primer
disco de los Caballeros. Al ascender al 28 y cuando alcancé el lado B me quedé
sin pilas. Escuchar «Con el agua en los pies» por el conurbano es algo que no
puedo borrar de la memoria. Años
después, Iván Noble se transformó en el adalid de los sin voz con una épica
tanguera entre sombras y comanches menemistas devenido en bont vivant. Los fans
de Caballeros le exigen un tema como «Patri». A Iván en sus discos solistas le
afloran canciones como «Olivia». ¿Qué le vamos hacer? Con la ingenuidad de los
niños adulamos a nuestros músicos al grito de “no cambien nunca”. ¡En Internet
llegaron a proponer un cacerolazo en la puerta de su casa para evitar que se
case con Julieta Ortega!
Mi filosofía es de la calle
Entre el errático «Furtivos» y el
mutlipremiado «Fieras Lunáticas» repaso un álbum de transición de la
discografía paranoica como «Tómalo o déjalo». El cassette no paró de
repiquetear en la pieza del hotel donde paramos en Bariloche en el viaje de
egresados, “… A Juana de Arco le hicieron
quemar”. Los Ratones Paranoicos fueron el tanque stone local con el que construí
mi personalidad en la rebosante pubertad. Pienso en la sorprendente
religiosidad empalagosa que acometió la vida del cantante de los Paranoicos en
el último tiempo: "Vi a Jesús con la
corona y dejé los vicios de un día para otro”. A Juanse no lo juzgo por lo
que hizo con su vida, lo juzgo por lo que hizo con la mía. Es muy factible que
vuelva a verlos en vivo arañando un pellizco de felicidad.
Cerdos
y Peces
Me
pregunto si el tiempo endulza los recuerdos y quizás nada sea como lo estoy
vertiendo, a lo mejor no haya sido tan así, para mí sí lo fue y eso es lo que
importa. Primaveras donde la existencia teñía un paisaje inmortal, donde no nos
cabían los chamuyos berretas. Vivíamos en estado de presente.
Persistentemente
vamos a peregrinar por los mismos shows, los mismos temas, las canciones que
nos atraviesan. Firme mientras las gentes salen a morir sus vidas, vuelvo a
reelegir los discos que nos hicieron felices. Celebro que desanden las bandas y
tornen a los escenarios, porque con ellas regresan los buenos tiempos y el
recuerdo de quienes se adelantaron en el viaje. Para ser sincero, rebusco en
una canción de los Caballeros la senda que perdimos. La trocha de bracear
contra las olas. Trepo a mi tabla, entre cerdos y peces, embebido en la efervescencia
obstinada de la cultura rock porque somos muchos los que no olvidamos que sólo
los peces muertos nadan con la corriente.
Encontrar
la muerte en un recital de La
Renga, ¡que absurdo!
Recomiendo
leer con atención la letra de la canción Blinded by rainbows (Cegados por el
arco iris) de Jagger y Richards. Una buena metáfora para entender a tanto
zapallo encandilado por las luces del centro. Los que no ven lo que sucede
delante de sus ojos, por ignorancia o por necedad. Los que necesitan prender
una bengala para sentirse protagonistas y competir con lo que sucede en un
escenario poniendo en riesgo al otro, pero ¿qué importa el otro no? Todo sea
por la fiesta... por el ritual.
Subir
el volúmen de sus reproductores de mp3 en el bondi para llamar la atención, ¿acaso es el lugar público el único espacio donde pueden sentirse protagonistas?.
¿Qué pasa al llegar a sus casas, nadie los escucha? Horas de chat y
conversaciones vacías y su luz interior que se apaga de a poco. Como se apaga
el último pipazo, la última vela después de varios días sin luz.
Le
pedimos a las autoridades que hagan más controles sobre los chicos a la entrada
de los recitales pero pocos se preguntan el motivo por el cual los pibes
necesitan ser visibles ante una multitud, ¿Es por boludez, nomás? ¿De pendejos
que son? o ¿Porque no encuentran lo que necesitan donde deben tenerlo? En su
casa con su familia, mamá, papá o en el colegio.
El
hogar se reduce a la habitación con una PC encendida con el msn disponible. Al
colegio van y se encuentran -cuando hay clases- con planes de estudio que
caducaron, poco atractivos para los pibes. Mientras 17 gremios se pelean para
ver quien la tiene más larga.
Como resultado de todo esto, si el fin de semana
toca alguna banda ese será su espacio, su lugar de pertenencia.
A veces
las cosas que realmente tienen un valor en la vida son aquellas que no vemos y
dejamos pasar. Después
lamentamos una nueva muerte por negligencias y buscamos al asesino como quien
busca al responsable del atentado a la
Embajada de Israel -caso que continúa impune- pero hay que
encontrar como sea al que tiró la bengala, y ¡listo! resuelto el problema. La
familia de la víctima ¿estará conforme? lo encontrás y ¿que hacés? ¿Lo
condenas?... ¡Ya está condenado!
Hay que entender que la visión se aclara sólo cuando
puedan ver dentro de su propio corazón y ya no buscarán en una bengala, un
pipazo o un reggaetón al palo la atención del otro. A veces se trata de sólo
una caricia, un poco de bola y su llama eterna encandilará tan sólo con el
brillo de su presencia.