El
mismo cordón
Matancera y peronista |
Lo bueno de haber conocido a Elsita
Lopez es que no te queda nada en
el tintero. Todo estaba a la vista. Ella fue pura sinceridad. Tuve la
oportunidad de haber conocido a una mujer íntegra, madre ejemplar,
"62" de pura cepa, una militante de raza.
Con la partida de Elsa se fue un pedazo de esquina de Vicente López y las vivencias que solo ella atesoraba. “El tordo” y los muchachos podían estar tranquilos. Elsa sabía guardar un secreto.
Cuando ella partió, quedé rengo de nuestras charlas mano a mano, de las llamadas telefónicas y sus recomendaciones siempre lúcidas, siempre inteligentes.
El destino quiso que nos encontremos así sea por un estadio en el mismo lodo, en el mismo cordón. La vida me concedió la posibilidad de conocer a una mujer prodigiosa. Su corazón, ese mismo que soportó con hidalguía los momentos bravos, se detuvo y me dejó el sabor amargo que dejan las despedidas. Su ausencia es un caramelo agrio que nunca termino de tragar. Elsa, matancera y peronista. Una compañera que nunca vamos a olvidar.
Con la partida de Elsa se fue un pedazo de esquina de Vicente López y las vivencias que solo ella atesoraba. “El tordo” y los muchachos podían estar tranquilos. Elsa sabía guardar un secreto.
Cuando ella partió, quedé rengo de nuestras charlas mano a mano, de las llamadas telefónicas y sus recomendaciones siempre lúcidas, siempre inteligentes.
El destino quiso que nos encontremos así sea por un estadio en el mismo lodo, en el mismo cordón. La vida me concedió la posibilidad de conocer a una mujer prodigiosa. Su corazón, ese mismo que soportó con hidalguía los momentos bravos, se detuvo y me dejó el sabor amargo que dejan las despedidas. Su ausencia es un caramelo agrio que nunca termino de tragar. Elsa, matancera y peronista. Una compañera que nunca vamos a olvidar.