Llamar la atención de los demás es un tema que preocupa a mucha gente. Desde los que diseñan carteles de publicidad en búsqueda de la imagen más atrayente, hasta los artistas callejeros que buscan su mejor performance en los semáforos para lograr la mayor recaudación posible.
Si
pienso en mi historia, creo que el tema de la atención comienza con la de los
padres. ¡Teléfono para Freud!
Recuerdo
que cuando llegaba del colegio y contaba algo que me había pasado, mis viejos se
miraban entre sí y volvían sobre mí con una mirada que contenía, protegía y
trasmitía amor.
Al
llegar la adolescencia -que no sabría definir el momento exacto- dejé de ser
chico. Creí ser independiente, ya no era tan gracioso. Entonces la atención o
la novedad mutó.
Para provocar busqué por el lado de la imagen. Me corté el flequillo y usaba jardinero de jeans para emular a un Keith Richards (que nunca se vistió así).
Para provocar busqué por el lado de la imagen. Me corté el flequillo y usaba jardinero de jeans para emular a un Keith Richards (que nunca se vistió así).
Está
claro que no intento que todos me escuchen con atención. Es muy presuntuoso de
mi parte, por eso escribo.
Dejé de
ser un pibe hace años. Ya no puedo ponerme frente al televisor y pedirle a mi
vieja que me mire y decirle: “¡mirá como salto! ¡mirá como salto!”. Salvo que
esté pasado de copas, desinhibido al máximo o dado vuelta como una media.
Otra posibilidad sería volver a mi viejo look. En primer lugar tengo menos pelo y el
flequillo stone quedaría muy ridículo y en segundo término, a los jeans rotos los
venden como nuevos en las casas de Palermo Soho, ¿Cuál es la gracia?
Llamar la atención, se llama a través de los ojos. Mirar no es lo
mismo que ver. Mi experiencia en el diseño gráfico me lo han enseñado. Logré
a través de mi formación académica, ver las imágenes de otra manera, es decir, veo lo que todos ven pero no puedo evitar detenerme en la composición, las
diagonales, las tensiones, los contrastes, las texturas, la diagramación, las
fuentes tipográficas etc. En cada pieza u obra o diseño que contemplo por laburo
o por placer me pasa lo mismo. A veces el laburo y el placer son una misma cosa
y es ahí donde me siento un privilegiado.
Llamar la atención. La obsesión de todo productor de televisión para lograr más puntos de rating. El leit motiv de las mesas de storm brain en las agencias de publicidad: ¡hay que llamar la atención como sea!
Creo que la atención de los demás es algo muy abstracto. La atención de la gente que uno quiere es tener la delicadeza de llamar y estar al tanto de sus cosas de vez en cuando, visitarlos con un paquete de bizcochos Don Satur para el mate....qué sé yo.
Escribir en un blog, en twitter o en los baños de Constitución ¡no es comunicarse muchachos! (Lo pienso mientras escribo en mi blog)
Si tenés que hacer un esfuerzo por saber en que andan tus sobrinos, poner la alarma para llamar a un amigo, saludar a tus hermanos sólo cuando cumplen años o enviar un mensaje del tipo "tdo vien?" cada seis meses después no te quejes.
La llegada de un hijo cambia esa perspectiva. No lo conocía hasta que lo vi nacer y ahora no puedo pasar un solo día sin saber algo de él. Es tan natural la conexión con quienes tenemos piel, que la máxima de comunicación emisor-canal-receptor deja de ser una teoría y consigue (a través de una mirada) un canal que llega al corazón.
Los ojos son la puerta
que nos conducen a lo más profundo del alma. La mirada
que más fuerza ejerce es aquella que sin decirte nada te lo muestra
todo.
A Puchero