Cada
sábado a la mañana salté a la radio como quien sale al amor. Evadí la rutina,
la práctica de las reuniones baldías y me hundí en el regazo radial. Un lugar
donde soy. El pelotero de mis cuarenta.
Camino
al programa número 100 me preguntaba ¿qué es esto que tanto nos maravilla? Una
propuesta que no alude a la coyuntura, a la temperatura, ni al escándalo de la
semana. Un formato atemporal más afín al podcast que al magazine semanal.
Durante
tres temporadas “la agenda” permaneció confinada a una charla, a la publicación
de una novela o la presentación de un libro de poesías.
Arribamos
a cada emisión con el material leído. Logramos conversaciones entrañables con
escritoras, escritores, poetas, músicos y dramaturgos. El programa nos
aleccionó y salimos mejorados.
***
Al
doblar en Cochabamba, debajo de la autopista, rumié: ¡Cuánto mal nos hacen los
credos y los fanatismos!
En
Manual de Perdedores no tenemos obcecaciones. Es un programa sin versus.
Cohabitan
el suburbio de Arlt y el garbo de las Ocampo. El desparpajo de la poesía de
Cucurto y la hermandad literaria de las Brontë. La reminiscencia al peronismo y
la referencia indeleble a Borges. Cerati y el Indio, el desatinado y la
abstracción. El realismo mágico y el ensayo altisonante. Jhonny Tolengo y
Jhonny Cash. Somos eternos principiantes, mezclamos la literatura con la vida
(porque la vida sin ficción es un infierno)
Si el
mundo fuese claro, la radio y el arte no existirían. Estamos al aire no solo
por los programas que hemos escuchado. Hacemos radio también por quienes
continúan contagiando desde sus espacios las ganas de estar frente al
micrófono: El Ghetto, El Jardín de los Presentes, La Cueva, Ruta 40 entre
otros.
***
En el
transcurso de varios sábados vi al despertar la cara de July parsimonioso y
sonámbulo, que me decía con su mirada:
—¿Para
qué la radio, pa?
Es
entendible. En el colegio asimilan de lunes a viernes que las cosas tiene un
para qué. Desde el pizarrón hasta las redes sociales, el capitalismo vestido de
cordero se oculta y da un mensaje propagandístico permanente… ¿PARA QUE?
«Quédate en el molde que ya está todo dicho, nene» Mientras cargo el termo para
el mate tarareo como un mantra: «Este asunto está ahora y para siempre en tus
manos, nene.»
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Llego
al estudio y siento que este es nuestro lugar. Es
cierto, nos ganan por goleada. El modelo capitalista es el dueño de la pelota.
El pez más grande se come al más chico. Así las cosas cargamos nuestros discos
y apuntes e insistimos con un programa sobre libros en la trinchera de una
emisora alternativa.
Son las
10.45 am. Alcanzamos la puerta de Zoe 107.1 a la espera de un nuevo invitado
que nos convida una rosca en forma de verso. Devolvemos el gesto con un mate
recién cebado. Armamos la grilla, pautamos los separadores y definimos las
canciones de cierre. Todo listo para comenzar con el show.
Al cabo
de tres temporadas poetas, novelistas y narradores en un clima de sobremesa
reversionaron sus poemas y nos conmovieron al aire. Quedamos turulatos ante
tanta divinidad. Los oyentes y nosotros, agradecidos.
Creo
que alguna vez, cómo postulaba Gelman, condecorarán al poeta por usar palabras
como fuego, como sol, como esperanza, entre tanta miseria humana, tanto dolor
sin ir más lejos.
¡Buenas
noches!