Hace dos años avanzaba por la ruta 2 hacia Mar del
Plata con el anhelo de volver a empezar. Después de una temporada de reclusión
regresaba a la Feliz en un flete de mudanzas junto al chofer y un asistente.
Hace dos años no perdía de vista los carteles hacia la costa como esas cosas
que a veces se alcanzan. A llegar a Las Armas supe que ya no había marcha
atrás.
Le conté a Nene que hoy se cumplen dos años de mi
llegada, y ella me dijo — No sé si va ser tu lugar pero yo agradezco tu
decisión.
Cuando llegué lo primero que me llamó la atención fue
mi mamá. Estaba de linda. Ella misma se había cambiado el color del pelo.
Parecía la Maru de fin de siglo. Hay gente que mide las épocas por mundiales,
yo los mido por salida de discos. Mi mamá tenía ese color de pelo entre la
salida “Narigón del siglo” (julio del 2000) y “Rey sol” de Fito Paez (diciembre
de 2000) Es bravo, ahí donde la toques, la memoria duele.
Pancho me esperaba con un puchero: Osobuco, papas,
batatas, calabaza y choclos. Él sabía que con mi llegada tendría un compañero
para comentar a dúo, “otra vez perdió San Lorenzo” sin sentirse tan solo y
tantear las peras maduras en El Rincón Verde para que mi mamá no lo haga ir dos
veces.
EL CICLON
Me siento débil. ¡Lo horrible que es extrañar tu
propia energía! Hace un año Ale me envió un audio memorable. “Ves a River y no podes creer que San Lorenzo
juegue al mismo deporte.”
En abril de 2022 la realidad de San Lorenzo de Almagro
era diferente:
“Irte
al descenso es muy jodido, te juegan de igual a igual, hasta a River le costó.
No es joda, ojalá no lleguemos a esto, que alguien reaccione, los jugadores,
alguien, ¡no se puede creer! Que te gane Patronato de local… Patronato es un
club de barrio, Raly. Es como si te ganara el Lugano Tennis Club, ¡estamos
todos locos, acá! No es solo ponerte mal, te da impotencia, ¿me entendes? Que
repunten esto es urgente. Esto no hay vuelta atrás. Yo no quisiera volver al
82, a esto. Venimos en levantada, conseguimos los terrenos en avenida La Plata.
Hay un proyecto para hacer la cancha, de pasar a ser grande a pasar a ser esto,
¡Parecemos Huracán! Hay que reaccionar, viejo, por el bien del club, y el bien
de todos. Vos decis “no te lamentes”, pero uno lo lleva adentro, loco. Uno
piensa en los seres queridos que nos hicieron hincha. La sangre tira, Raly y
San Lorenzo, tira. No sé cómo voy a reaccionar, ¡que queres que te diga!”
El descenso de San Lorenzo era una posibilidad, los
más pesimistas me decían “el descenso está al caer”. Al caer estaba yo. Perder
a alguien que amas es alterar tu vida para siempre. Y no lo superas, porque es
la persona que amas. El dolor acaba, llega gente nueva, pero la fisura nunca se
cierra. Esta no me la esperaba. Los dos juntos y el mismo día.
Es raro trajinar partido al medio. Es extraño, la
amputación no se ve pero se siente. El duelo no te cambia, te revela. Quedé rengueando
y sostenido por un yenga con vestigios de madera enclenques.
Lejos quedó el miedo al descenso. Hoy San Lorenzo está
en lo más alto de la tabla escoltando a River. July pasó de la Liga de San
Lorenzo a Argentinos Juniors. Si lo veo bien me pasaron más cosas buenas que
malas. Sólo que a las malas le doy más importancia.
Hace dos años, a esta hora salía hacia Mar del Plata
con la ilusión de volver a empezar. Hace dos años, regresaba en búsqueda de la
poesía, del candor, del mar, la radio y la magia, ¿valió la pena? Yo creo que
sí. El dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro.
Llegué a Mar del Plata y doce días después se moría mi
mamá y quien fuera como un padre. En ese momento perdí parte de mi vida. Pero
no es una metáfora, literalmente se llevaron recuerdos, nombres, secretos de
familia, charlas, recetas, llamadas de teléfono sin motivos.
En algún lugar del alma se extienden los desiertos de
la pérdida, del dolor fermentado; hace dos años emergía con la última expresión
de pibe que se deshizo como un soplo entre Sarmiento y Falucho.