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20 de marzo de 2020

CAMPOS DE ORO






«ECOS DE VOCES» Columna en El Jardín de los Presentes Zoe 107.1

Su apellido de origen polaco, Zlotogwiazda significa estrella de oro
Marcelo Zlotogwiazda un periodista con todas las letras. Periodismo en estado puro
Acá podes escuchar la columna completa 👇




¡Gracias al Jardín por el espacio!



22 de julio de 2019

CIRUJEAR EN LA CULTURA





El ruso Verea era nuestra biblia. La heavy rock and pop se emitía de lunes a viernes a las 00 horas, quien lo antecedía era Piso 93. 
El Ruso abordó el arranque con su editorial habitual y dijo "Escuchen Piso 93, loco! Es un programon” 
Así descubrí a Rafael Hernández, más conocido como El Rafa, voz legendaria de la mejor época de la Rock & Pop.


Con el Rafa en Zoe

Comparto mi columna “Ecos de Voces”: Especial RAFA HERNÁNDEZ en el Jardín de los Presentes, programa emitido todos los jueves a las 21 por FM 107 Mhz o www.radiozoe.com.ar






13 de junio de 2019

TUKI EN EL JARDÍN


El lunes 27 de mayo amaneció triste Buenos Aires porque llegaba la noticia de la muerte de Gabriel Pinto -Tuqui- para todos. Y por eso, en otra entrega de "Ecos de Voces" a modo de homenaje un recorrido por la carrera radial del inolvidable Tucán. 




Con la información tomada del suplemento Sí! o escuchada en los programas de Rock and Pop iba a ver bandas en vivo y lo que más esperaba eran las fiestas del Condon Clú. Unas fiestas que muchos recuerdan haber ido alguna vez, creo que no todos dicen la verdad. ¡No éramos tantos!
 Un fugaz recorrido me trae a la memoria una Fiesta Chancha, una Fiesta Negra, la Lucha en el barro, Fiesta de Circo con payasos, lanzallamas, hombres con látigos y equilibristas. Estas fueron algunas de las tantas fiestas del Condon Clu que se sucedieron desde octubre de 1991, cuando el combo se lanzó a recorrer los barrios porteños.

***


Un viernes Selva en el Condón me invitó a ver a La Renga. Esa noche conocí a Tuqui. No eran tantos los seguidores, se conocían todos. Estábamos parados con Selva, en la zona de Entre Ríos y Humberto Primo en la previa de un show de la Renga en el Galpón del Sur. De repente, Tuqui bajó de una moto con una mina parecida a Divina Gloria. Era una mezcla de Gustavo Bazterrica de los Abuelos y el Frank Zappa de los setenta.
Fue la época que Tuqui ya era conocido, con su humor ácido fue ganando popularidad trabajando en la radio. Se desempeñó en la Rock & Pop durante dos décadas y participó en ciclos como: la primera heavy rock and pop, Subí que te llevo, junto a Bobby Flores, Se nos viene la noche, acompañando a Juan Di Natale y Tarde negra, con la Negra Vernaci.




La segunda vez que lo vi fue otra noche, en el desaparecido Prix D´ami de Monroe y Cabildo. Tuqui presentó su libro y festejaba su cumpleaños. Allí tocó junto Los Hijos de Mil y dio parte de su espectáculo teatral.
Radio Zoe me dió la posibilidad de conocerlo, de charlar con el. Respeté el off. Me llevo conmigo.
Tuki me ratificó en esa charla que era una persona con convicciones y con humor ácido. No tranzaba con nadie, me contó que ayudó a un montón de gente que hoy está en los medios, pero no tiene sentido recordar eso. Tenía una sensibilidad terrible, un bohemio, un loco lindo que vivía el día a día y no le importaba el mañana.

Tuqui, el actor, el músico, el dibujante, el diseñador gráfico, fue parte de la Heavy rock and pop en el arranque junto al Ruso Verea y el gordo Nagy. Llegó a la radio de la mano de Pergolini. El mito -hay tantos- cuenta que a Mario le sorprendió su histrionismo y sobre todo esa mezcla de tipo instruido y atorrante de barrio. Sin una formación académica formal había leído más libros que todos los de la radio juntos. Le dieron la oportunidad y el Tucán no paró de volar.

Más tarde, vendría la tele, donde trabajó de humorista en programas de entretenimientos, como Café fashion y Justo a tiempo. También realizó algunas participaciones en el programa de Susana Giménez y en Peligro sin codificar. Como escritor, publicó la novela “Parapoliciales” y un libro de cuentos cómicos “Chistes machistas”. 
Con Bobby Flores hicieron “Subí que te llevo” en el cenit del menemismo. Yo tenía 15 años y no podía creer las cosas que el chabón tiraba al aire. Para el público masivo era “el de bigotes” de Café Fashion o del programa de Julián Weich.
Para muchos de nosotros un vago de Floresta que le ponía sal y pimienta a las tardes de "Se nos viene la noche" junto a Juan. Cuando hacer radio de noche era de bohemios, durmió sobre la consola de sonido de Rock and Pop durante varios meses.

Escucharlo a Tuqui es recordar las noches con Selva. Me acuerdo que en la puerta de la Federación de Box resolví encararla. En la charla me confesó que vivía en una pensión, también escuchaba la radio, se había ido de la casa del padre cuando tenía catorce años. El viejo la cagaba a palos. Me dijo que no le diera bola, que había fumado mucho.
- Mirá, yo pensé en pegarme un viaje... Lo pensé posta, boludo... Y en un tiro escuché una canción en la radio ¿entendés?, ¡y ya loco! me quise quedar un toque más, ¿entendés?, un toque.
Tarareó la melodía del tema, afinaba muy bien. Me sorprendí al escucharla.

Nos vimos dos veces en la semana. Un día lunes en un hotel de Yerbal y nuestro segundo encuentro, creo que fue un jueves, en su casa de Floresta. Selva preparó la mesa y cenamos sin hablar. Salteamos el postre y un Zumuva bajó los decibeles. Pestañeaba muy seguido al hablar, estaba tan sumergida en sus pensamientos que ya no le importaba el interlocutor. Pasamos la noche juntos y quedamos en vernos el sábado siguiente en el Galpón del Sur.
Ella no fue, nadie supo decirme donde estaba o no quisieron decirme. Paraba con unos pibes de Huracán de la facción José C. Paz en un nudo del barrio Espora. Ella vivía de lunes a lunes de gira, sin preocuparse por nada. Me contaron que una noche en la villa 1 11 14, le tocó perder.

***

Hace un mes me enteré que Tuqui estaba internado en el hospital de Mercedes y el domingo 26 de mayo sufrió un paro cardíaco. Estaba viviendo en lo de un amigo  que apenas llegó abrió un kiosko para que pudiera trabajar.
Leí que Tuqui pidió que no hubiera velorio y sus restos fueron despedidos en el cementerio municipal de Mercedes.
El martes cuando supe de su partida busqué la canción, la que tarareó Selva en la Federación de Box. Decidí dejarla un toque nomás... Sólo un toque como ella decía.
El fraseo de Chizzo cantando “Negra mi alma, negro mi corazón” me transportó a esa noche en el cordón de Castro Barros. Entendí que ahí, sin sillas ni manteles, me sentía vivo, sin la parquedad de caerle bien a nadie. Como Tuqui. Era el que quería ser, usurpando la calle, tomando un Algarves corazón con una mujer de tan sólo diecinueve años que escupía su verdad y me invitaba a patear tableros.

Selva como Tuqui son de esas personas que te mueven la aguja, que se van sin despedirse y nos dejan rengos de buenos momentos entre tanta gente sin swing. Hoy estoy sitiado de un gentío que se indigna mirando el Martín Fierro por televisión, que deja su salud a las puteadas en una platea, que se enoja con los árbitros, verduguea al trapito y lo después lo twitea. Tuqui fue de esas personas que todos conocemos alguna vez. Aparecen, se van, nos atraviesan el alma y hoy puedo recordar en una canción.

Quienes lo tratamos y lo conocimos en la radio cuando visito el Jardín, podemos decir que era un tipo sincero, llano y noble. Nos contó que le habían cerrado las puertas de todos lados. Había ido a pedir trabajo a todos los que conocía y habían sido sus compañeros y nadie le dio cabida. Pero no le guardaba rencor a nadie. Nunca salió de él una palabra sobre toda la gente que trabajó con él en la Rock & Pop que después le dio vuelta la cara. Me sorprendió mucho eso.

Gabriel Gustavo Pinto así se llamaba. Cuando era joven, comenzó a estudiar la carrera de abogacía y trabajaba en un banco. Pero, el rocanrol le pateo el hormiguero, movilizado por la música de Luca, decidió dar un radical giro en su vida y aprendió a tocar la guitarra. Tuvo varias bandas la última fue:  Tuqui y los Pastafaris.
De todo lo demás, que bailen lo que bailan, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, se fue uno de verdad, digo: de verdad, de verdad…

"No querría morirme nunca. Pero no depende de mí. La verdad que tengo más curiosidad que miedo. Tengo mucha curiosidad con saber qué pasa después. Si pasa algo trataré de venir a avisarles, pero no debe ser muy fácil porque si no alguno ya me hubiera avisado. En algún momento te das cuenta que todo… todo se acaba.”

El Tucán surfeaba la ola desde el ostracismo, el loco no se casó con nadie. El Tucán ahora es libre porque vivió y murió según su elección … Como un Tucán, can, can, te echaste a volar, como un Tucán, can, can, lo vamos a extrañar…





4 de abril de 2019

GUAPA, ANDARIEGA Y VISCERAL








Hoy vamos a hablar de Carla Ritrovato, vamos a hablar de una mujer que alcanzó los cuarenta y diez y aún conserva el espíritu rebelde y libre que la convirtió en una de las voces femeninas más importantes de la Rock & Pop de los noventa, cuando la música no se conseguía apretando un botón y la radio era un lugar mágico.
Carla María Ritrovato, Carlanga o simplemente la rubia. Siempre guapa, andariega y visceral.
Si tendríamos que resumir su carrera profesional diríamos que ingresó en 1.993 a Rock and Pop y estuvo más de diez años al aire.
Condujo:
Rock al Frente en Much Music.
Lady Rock en C5N
BusCarla en D-Rock Mar del Plata entre otros

Carla es locutora nacional, va por el doctorado en comunicación social. Alguna vez le comentó su intención a Daniel Grinbank, director y fundador de Rock and Pop de estudiar locución, dijo Daniel “si vos vas a hacer la carrera de fonito te doy una patada en el culo y te mando por la ventana” Carla no es un fonito, ella tiene una voz muy personal. Yo la descubrí una noche de viernes en el Rock and Sex, en un momento donde el sexo era tabú. Ella pateó el tablero y sin agente de prensa avanzó y avanzó y… después ahí la seguí siempre en:

  • Sin Destino
  • Los 40 Criminales
  • Es lo que hay
  • Rock and Pop Ranking y el
  • Clásico de Clásicos

En un momento donde en la Rock and Pop, no se usaba la palabra machismo y abundaban las voces masculinas, hacia muy poco había salido Veronica Nakmias la turca Nakmias, la negra Vernacci andaba por ahí y Marcela Feudale, irrumpió una voz pujante e incomparable que desde el corazón de Lugano 1 y 2, con Soldado de la Frontera como punto de partida, con los Perales como escenario de esa escuela de la calle y varios discos bajo el brazo arribó a la emisora cuando aún estaba en Parque Patricios.

Un día Carla pasó de casualidad por la puerta de la radio. Iba en colectivo. Estaba yendo a otro lado y se bajó. Vió el edificio, ahí en la avenida Entre Ríos. "Vengo por la convocatoria", dijo. "No, eso fue hace un par de meses", le contesto el señor de la puerta. Insistió, pidió ver a Bobby Flores. Y la recibió. 
Estuvieron charlando un rato, hablaron de música. Ella tenía un disco en la cartera, de casualidad. Le jugó una apuesta a Bobby. "A que este disco no lo tenés", le dijo. Era Tumbaíto (caído de costado seria), de Arturo Sandoval. Carla ganó la apuesta y consiguió el trabajo. Carlita sabia de música antes de entrar a la radio y fue su know how para sostener semejante carrera. Cuando hablar de discos era porque los habíamos escuchados una y otra vez y sin Internet buscábamos data hasta debajo de las piedras. En la radio ella encontró un punto de anclaje.

Todavía recuerdo esa noche del Rock and Sex. La primera vez que la escuché fue en el kiosko de Miriam con una radio portatil. 
Puqui, Memo, el Richard y toda esa banda de Lugano la conocían. Fue lo más cerca que estuve de Carla: conocer a sus amigos. Otro habitué a la pizzería La Yapa era Cristian, un pibe de Piedrabuena, le decían el Pity. Tocaba en una banda que hacia temas de Chuck Berry y los Stones.
Ahí también conocí a Jimmy, que había cumplido su condena y me contaba entre birras: a Ritrovato la escuchábamos en el pabellón cuando estuve en naca. Todos ranchando y con la radio a pleno. Con la monada le mandamo´ una carta y le llegó, ¿podés creer? Le llegó de frente ma´... Y la leyó trascartón. ¡Imaginate! Enloquecidos. Quilombo… No comimo´una requisa mal… Los ortivas de los hermanitos nos mandaron al frent… Estábamos ahí, al toque de la radio. Queríamos saltar el yompa, loco!!
¡Claro! La radio estaba a metros de la ex tinta cárcel de Caseros… en Parque Patricios también.
La última vez que lo vi al Jimmy fue en Lugano. Lo último que supe de él es que piró. Estuvo un tiempo internado en el Borda.
El último recuerdo que tengo del chabón fue cuando me dijo con voz firme - ¿Sabés qué, Raly? Las mejores noches estando en cana eran los viernes…

—Porque, le dije
— porque escuchando la radio nos preparábamos para salir de ahí, tende? la cabeza y la imaginación… Salían de gira…

Así eran esos tiempos, llegar a los programas de casualidad, como Carla llego a Rock and Pop:

La más linda del amor decía que la radio le dio la oportunidad de decir cosas.
Hace dos décadas, trabajaba limpiando pisos. La Rock and Pop había llegado tres años antes a la Ciudad Feliz. En el horario del comienzo del programa “Es lo que hay”, llegué a Star Hall, el restaurant más careta del patio de comidas de los Gallegos. Enchufé la Taski, acomodé los cables y cargué dos pilas eveready al walkman que tenía sujetado al cinturón, pegadito al movilink y a un handy. Con el uniforme poco recatado de la empresa sumado a todos los aparatos colgados en la cintura parecía un superhéroe en la convención de Batman´s de Cha cha cha.
Tengo muy presente la primera noche que sintonicé Rock and Pop Beach. Tenía medio paquete de Boots y un cigarillo Malboro light con una pitada de mujer que rescaté de una mesa.
Esa noche Carla habló de la paciencia de la araña mientras la música de árbol colchoneaba el aire… Tiraba frases, citaba a Ozzy cuando decía: Black Sabbath fue una banda hippy. Porque estábamos en paz.
Eran cerca de las 3 de la mañana. Al llegar con la lustradora a Riadigos comenzó una melodía. El paño rojo se desplazaba como un trineo en la nieve. El piso del salón resplandecía más que nunca.
Al llegar a Sauro, por diagonal Pueyrredón, Carla mando la última tanda y expresó que sonaría un tema especial (hace poco supe que el tema en cuestión fue dedicado a ella) Me senté a la orilla de la fuente de agua, debajo de la escalera mecánica, frente a Express. Ahí donde las cámaras de seguridad no me podían tomar. Enrollé los cables de la Taski, prendí el Malboro light y lo pité con ganas. Me acordé de LA Yapa, de las fiestas mayas, de las caravanas del condon clu. Fue como si Buenos Aires y Mar del Plata, ensambladas por la rock and pop, fueran una sola ciudad, como si Avenida Luro desembocara en la esquina de Piedrabuena y Castañares y ahí acobachado sin poder ser filmado, pude soñar. Como quien se esconde ante las cámaras, ante la realidad de los monitores, ante el ojo que mira, ante la otredad que intimida y no nos deja ser. Una vez más la música y la radio me acompañaron en un soplo indisoluble. Sonaron los primeros acordes de “Oxidado" y yo fui feliz.
"Vuelvo a mi cucha, Carlita querida, rengueando estas ganas borrachas de volverte a escuchar. Carla Ritrovato, la voz del rock, del rock como todo llanto".




8 de diciembre de 2018

ECOS DE VOCES



Gracias Mariano A Nieva por el espacio, por «Ecos de Voces» por invitarme a El Jardín de los Presentes. Fue un placer formar parte del jardín, porque es el jardín donde comienza nuestro ciclo escolar, donde jugueteamos y somos felices y es en el presente donde siempre queremos estar. Queremos a la radio para siempre, porque como coreaba Gustavo Cerati, siempre es hoy… Muchas Gracias!!!