Hoy fue un día donde la historia de lucha en paz y con
amor se vuelve justa. Hoy Estela de Carlotto dijo "No quería morirme sin
abrazarlo y lo voy a hacer". Han pasado 37 años con sus días y sus noches,
como en un cuento kafkiano sin la arquitectura gótica y romántica de la ciudad
de Praga como marco.
Estela esperó paciente y hoy debe sentir que la lucha no fue en vano. Estela fue, es y será un ejemplo para todos nosotros. Un ejemplo de perseverancia, de la búsqueda de la verdad y de justicia en paz y amor.
Fue un ejemplo para mí cuando pateé durante un par de años los claustros de los tribunales porteños, en mucho menor escala, ¡claro está!, con la esperanza de lograr un régimen de visita razonable para ver a mi hijo.
Juzgados con escaleras estrechas, ascensores abarrotados de abogados, despachos repletos de expedientes y eternas esperas en los pasillos con vista al techo de chapa oxidado de un supermercado chino.
Mientras a 400 kilómetros estaba mi vieja que aceptaba con hidalguía la situación. Naturalizando la sinrazón para no levantar el avispero. Lejos de dramatizar tejía chalecos, gorras y bufandas para el próximo invierno sin certeza alguna, de cuando iba a conocer a su nieto. “En una de esas el frío continúa y se lo podes llevar. Por lo que vi en la última foto que me enviaste el rojito que te terminé, le va a quedar medio chicón” me decía por teléfono. Sólo Dios sabe por dónde andaría su cabeza en esos dos largos años.
Pensaba en Estela, en las cosas que tuvo que vivir en estas casi cuatro décadas y pensaba también en los hijos de puta que brotan cuando la vida te pega duro. Las actrices y actores grotescos y miserables, que se presentan como en un casting para una película bizarra de bajo presupuesto, que ven en la convocatoria una oportunidad para lograr algo de notoriedad. Confieso que hubo días que miraba alrededor y buscaba un guiño, una señal, un asistente de cámara, al director que me dijera: - última toma... Silencio... Grabando…- y que terminara la pesadilla. Pero no fue así.
Estela esperó paciente y hoy debe sentir que la lucha no fue en vano. Estela fue, es y será un ejemplo para todos nosotros. Un ejemplo de perseverancia, de la búsqueda de la verdad y de justicia en paz y amor.
Fue un ejemplo para mí cuando pateé durante un par de años los claustros de los tribunales porteños, en mucho menor escala, ¡claro está!, con la esperanza de lograr un régimen de visita razonable para ver a mi hijo.
Juzgados con escaleras estrechas, ascensores abarrotados de abogados, despachos repletos de expedientes y eternas esperas en los pasillos con vista al techo de chapa oxidado de un supermercado chino.
Mientras a 400 kilómetros estaba mi vieja que aceptaba con hidalguía la situación. Naturalizando la sinrazón para no levantar el avispero. Lejos de dramatizar tejía chalecos, gorras y bufandas para el próximo invierno sin certeza alguna, de cuando iba a conocer a su nieto. “En una de esas el frío continúa y se lo podes llevar. Por lo que vi en la última foto que me enviaste el rojito que te terminé, le va a quedar medio chicón” me decía por teléfono. Sólo Dios sabe por dónde andaría su cabeza en esos dos largos años.
Pensaba en Estela, en las cosas que tuvo que vivir en estas casi cuatro décadas y pensaba también en los hijos de puta que brotan cuando la vida te pega duro. Las actrices y actores grotescos y miserables, que se presentan como en un casting para una película bizarra de bajo presupuesto, que ven en la convocatoria una oportunidad para lograr algo de notoriedad. Confieso que hubo días que miraba alrededor y buscaba un guiño, una señal, un asistente de cámara, al director que me dijera: - última toma... Silencio... Grabando…- y que terminara la pesadilla. Pero no fue así.
Yo creo que hay dos clases de personas: Los
espectadores y los protagonistas. Los primeros son aquellos que tienen el
conejo más grande que la galera, los que se suman al desconcierto para ver que
ventaja pueden sacar. Los cómplices, los encubridores, las ratas que tiran la piedra y esconden la mano. Los que desfilaron a avalar una mentira ya sea por
mezquindad, miedo, obediencia o conveniencia. Los que fueron a sumar su grano
de arena a un expediente engañoso y embustero, a separar -y esto es lo más
grave- a un bebé de su abuela.
Los protagonistas en cambio, son los que ante una
situación delicada miran, observan, esperan y saben contemporizar. Desensillar
hasta que amanezca, como dicen en el campo, para actuar con discreción y
sensatez. Estela, sin dudas, pertenece al segundo lote. A veces siento que para vivir en un mundo mejor todos deberíamos haber sido criados para criar.
La suerte son los padres - decía Facundo Cabral; comparto su opinión. En ese sentido yo tuve mucha suerte: mi vieja, "La Maru", la que me acompaño a transitar una pesadilla con un final feliz.
Hoy mi viejo hubiese cumplido 68 años. Hoy el sueño de muchos argentinos ( la mayoría quiero creer) se cumplió con la enorme emoción que sentimos al saber que Guido fue recuperado.
Un nieto más, el nieto de Estela.
Ruben Martinez Y una vez mas se me escapo una lágrima y una sonrisa cuanta alegría por tanta lucha, por tanto amor, como pedia el Che "hay que endurecerse sin perder la ternura jamás " gracias por la etiqueta
ResponderEliminarMariana Hansen Muy lindas tus palabras Raúl Haurat!
Luciana Lucero Esperaba tus palabras, Raúl!
Elba Ferenesa Hermosas tus palabras Raúl, gracias!
Maria Colom • 2 amigos en común
Una gran lluitadora!!!!
Chantal Laforgia Una vez mas la belleza de tus relatos mostrándonos como las realidades que parecen tan ajenas nos involucran esta vez a todos... tu ejercicio de dar palabra a muchos eventos es de algún modo una 'recuperación' cotidiana de aquello que sabemos vivo y posible por dentro aunque nos batallen los amigos de lo muerto y lo imposible desde afuera. Gracias por ellas. Gracias por nuestra Estela. Gracias por nuestro Guido. Gracias por tu Maru. Gracias por tu July. Has sido vos el eslabón de ese vínculo aunque hayan deseado hacerte desaparecer... y en cada lucha de esas diarias que libramos por los hijos se esconde una Laura... COMPAÑERA Y DESAPARECIDA, PRESENTE. AHORA Y SIEMPRE!! Abrazooooo para vos!!!
Martin David Lauria Comparto tus palabras....lucido como siempre chabon!......Salud & Abrazo!
Marta Rodriguez Cerri • Amigo(a) de Maru Pancho
ESTELA LA FELICITO POR SER TAN BUENA PERSONA
Carlos Alberto Gomez lindas palabras Raul y gracias x etiquetarmela