“Calamaro es como Bukowski. Uno lo
lee y dice: así escribe cualquiera. Un poco de sexo, un poco de alcohol,
trabajos mal pagos, frases cortas. Y lo intentás, obvio. Y te sale una mierda
sin nombre”
“Calamaro es como Bukowski. Uno lo
lee y dice: así escribe cualquiera. Un poco de sexo, un poco de alcohol,
trabajos mal pagos, frases cortas. Y lo intentás, obvio. Y te sale una mierda
sin nombre”
1
Cuándo eras más chico, mamá te venía a buscar. Debo reconocer que en términos de logística era cómodo y simplificaba nuestro traslado. Bajábamos dos pisos por escalera (¿Acaso allí aprendiste a contar hasta 24?), con tus muñecos, la mochila y tus hoyuelos.
Te ibas despaciosamente. Al regresar y subir los dos pisos me encontraba con otro lote de juguetes que habías dejado. Si digo que era mucho por ordenar, estaría exagerando. Con vos allí, una noche me ganó la ansiedad. Fue el 25 de mayo de 2010. Tenías dos años y medio. Cenamos fideos tirabuzón con manteca, un poco de aceite y jugo Tang. Tenía un pañal en la recamara. Suplicaba que esa noche no lo necesitaras.
2
En la televisión de catorce pulgadas transmitían el festejo del Bicentenario. Lo miraba con cierto recelo. Hacia dos meses había formado parte de una agrupación que me convocó como tutor de una Escuela de gobierno.
Señores con sus morrales curtidos, progresismo sobreactuado y plazos fijos voluminosos. "Los pibes por la liberación" de manera unilateral decidieron no pagarme, luego de un trabajo a destajo por toda la provincia de Buenos Aires. —Es por incompatibilidad con tu trabajo en ciudad — me dijo alguien que aspiraba ser Ministro de Gobierno y administrar "la viva" de 135 municipios. Hoy reposa en el ostracismo.
Terminamos de cenar y decidí lavar un plato verde de plástico de Ben 10. Quedaban unos pocos fideos, yo quería dejarlo limpio para cuando te fueras. No era porque me diera flojera hacerlo, sino porque no quería dejar nada tuyo por limpiar. Ver tus cosas me partía el alma.
Las Pelotas tocaba su hit "Será" en el escenario de la 9 de Julio. La multitud coreaba el estribillo. En ese momento, escuché: “ma itos” y te pregunté “¿caballitos?” No, no. “itos” Querías decir "más fideítos".
Saqué los fideos del tacho de basura. Enjuagué lo que había tirado. Lo calenté en una olla mientras los juegos artificiales iluminaban el obelisco, al tiempo que comías con cierta desconfianza. Me sentí digno.
Se termino el horario de visita y te vinieron a buscar. Al subir, vi a Woody y Goofy desparramados en el piso de parquet. Me desplomé en la única silla firme y me quedé con los hombros hundidos sobrellevando el vacío de tu ausencia.
Un día el auto de mamá dejó de venir. Al tener que llevarte las visitas sufrieron un ajuste. El régimen seguía siendo el mismo y el viaje nos consumía una hora para ir y otra para volver. Nos pasábamos dos horas arriba del colectivo. Sin saberlo, amortiguaba el dolor ¿Y por qué digo amortiguaba? Porque te contaba cuentos, aprendí a disfrutar del viaje como parte de una visita pautada en un escritorio.
Con la llegada de mi primer o Km nuestra situación cambió. Tenía que manejar atento al tránsito, a los camiones en la ruta 2 cuando viajábamos a ver a la abuela a Mar del Plata. Se acabaron los cuentos. ¿Acaso realmente progresamos?
3
Anoche viajaste sólo a Buenos Aires por primera vez. Pasamos un fin de semana largo increíble. Vimos y vivimos juntos: Liverpool vs. Crystal Palace; Almirante Brown vs. Ferro; Chelsea vs. Nottingham Forest; Chicago vs. Morón; Racing vs. Boca. ¿El mar? Bien, gracias. Anoche, con tu bolso de mano y un folio con tu certificado de nacimiento viajaste solito con destino Dellepiane.
La gestión de anoche también simplifica pasos. Con dos boletos; uno de ida y otro de vuelta, estuvimos juntos otra vez. Al salir por Luro súbitamente, sentí frío. Me froté los tobillos y las rodillas. Golpeé las manos, (ninguna mano aplaude sola) Frente a la pared principal de la terminal, sacudí los brazos como un espantapájaros. Luché con la rapidez de mi sombra y después recité de un tirón: “Para entrar en el reino de lo cálido tenemos que aprender a salir de la frialdad”.
Sentí una estocada en medio del pecho. Quizás, viajar juntos hasta Buenos Aires amortigüe el dolor, ¿Acaso viajar es amortiguar el dolor? Antes de tu partida, subí al micro con la impunidad de los padres empalagosos que seguimos tratando a nuestros hijos como si fueran niños por siempre.
4
Te di un abrazo. No me importó que tuvieras vergüenza. Te di un beso y no me importó que te diera calor. Se me cayeron dos lágrimas y no me importó que me vieras emocionado. Bajé, el micro salió a horario. Le dije al chofer — es la primera vez que viaja solo — Al matrimonio que estaba al lado tuyo le dije — lo miran, viaja solo por primera vez.
Una chica muy bonita no me perdía de vista mientras despedía a su novio indiferente más pendiente de sus auriculares que de su novia. Le habré causado ternura porque cuando el micro se alejó, lloré como no lo hacía hace mucho tiempo.
5
Cuando el micro arrancó. Te vi en el reflejo de la ventanilla y sentí un hueco en el pecho indescriptible. Sonaron Las Pelotas por el altoparlante y recordé a cientos de miles de personas en el obelisco cantando y saltando en el festejo del Bicentenario.
Me vi con 16 años pogueando con “Shine” en las Fiestas del Condón Clu. Éramos pocos, lo sé. Ahora somos menos, sin Biain e Higuain en el fondo, me toca agarrar la cinta de capitán. Espero poner una pelota en profundidad, que salga una diagonal para que todos los goles ahora sean tuyos y ya no tengamos que levantar fideos del tacho por la incompatibilidad de distritos.
Anoche soñé con vos,
la ruta 88
envuelta a tu sonrisa
y tu melena enrulada, ambarina.
Paraste en Quequén,
el narrador lo sabía,
En el ensueño
me pregunté:
¿Por qué el guión me ignora?
¿El titiritero del inconsciente me esquiva?
¿Volviste de Neco? ¿Estás en compañía?
Ring
Con 20 años de trayectoria y siete producciones
independientes, siguen llevando adelante un proyecto colectivo musical con un
mensaje comprometido.
Este martes nos visitó el querido Pablo Ciambotti
cantante y fundador de @lawhillington
www.radiovinilo.com.ar
Radio Vinilo 89.1
Proyecto Arcanum
Un programa diferente con
participación de fotógrafos y fotógrafas en los estudios de Radio Vinilo 89.1
Una experiencia inmersiva disparada
por la fotografía, teatro, música y artes plásticas
Mirala
que linda viene
Mirala
que linda va
Es la
banda de Boedo
Que al
Ciclón viene a alentar.
No me
importa donde juegues
Siempre
te voy a seguir
Yo lo
quiero a San Lorenzo
Y por
él voy a morir.
Un año al aire, un año de felicidad.
Programa especial con dos almas muy cercanas a mí corazón
¿Dónde? Radio Vinilo 89.1
¿Cómo? FM 89.1 o www.radiovinilo.com.ar
¿Cuándo? MARTES 22 HS
Nos visitó Paola Galano periodista y poeta. Desde 1998 trabaja en el diario La Capital de Mar del Plata. Cubre noticias del ámbito cultural y del espectáculo. Colaboró con la revista Sudestada y la revista Ajo. Fue parte de El despeje en Radio De La Azotea 88.7 Fm. Escribió dos poemarios. Nació en el barrio de Termas Huinco, en el puerto marplatense. Conversamos con Paola sobre periodismo, cultura local y otras yerbas.
EL SUSURRO DE LAS MUJERES
Nos visitó la escritora Gabriela Exilart.
En “El susurro de las mujeres” la escritora marplatense
repone la lucha por los derechos de las mujeres en Argentina a principios del
siglo XX a través de la amistad de dos hermanas y Julieta Lanteri.
Amores cruzados, infidelidades, pasiones y dominación masculina.
1 Al salir a dar una ojeada por la ventana puede florecer el amor. Es un reencuentro entre los ojos y la supremacía de la naturaleza. ¿Pero acaso los árboles, las nubes y las almohadas nos abrazarán un domingo a las 7 pm?
Lo que diferenciamos con la mirada es solo un recorte. Cuando los sentidos se conectan con el corazón, un sentimiento repentino e inusitado decide por nosotros y la razón queda a un lado. Y allí, nos acomete un soplo divino y volvemos a sentirnos vivos. A abrigar una sensación: podemos volver a empezar.
2 ¿Por qué escribimos? A veces las letras a pisar el papel son como una marca de fuego que cauterizan una dolencia. Impactan sobre la hoja en blanco y reproducen lo que las palabras reprimen.
Vuelvo al domingo, el día esperado para descansar, de aquellas mesas largas y familias numerosas.
Hoy, la misma mesa se redujo y muto en una habitación en penumbra con el televisor encendido y una película de I sat que se repite en un scroll iluminando el rostro. La agitación de volver a empezar nos devuelve matices y nuevas pinceladas sobre un lienzo que fue gris.
3 ¿Cuál es la manera más sincera de hacer saber lo que sentimos? Alguien me dirá, con los hechos. Pero no es tiempo de teorías ni de credos, es tiempo de amar con el corazón en la mano.
Las ideas que buscan acomodarse para darle formato a un programa de radio, conspiran con el hecho lúdico de exponer sin filtro. Y allí, donde las creencias y los prejuicios se desmantelan, reaparece un decir que poco sabe de discursos. Que se manifiesta en una mirada, en un roce, en un jugueteo, en un aire familiar que nos reubica en la mesa donde fuimos felices. Cuando no se pueden decir las cosas, las miradas se cargan de palabras.
4 Es difícil escribir sin bocetos, que el texto sea tal cual salió a la luz. Pero más difícil es bajar la guardia y entregarse al deseo más profundo de dejarse llevar por el primer impulso.
¡No seas impulsivo! nos grita el capitalismo al mismo tiempo salimos a comprar sin pensar en intereses ni usuras.
¡No seas impulsivo! nos dicen nuestros padres cuando llegamos a casa con un moretón en el ojo después de una paliza.
¡No seas impulsivo! nos expone nuestro analista ante cada desamor. Pero el corazón, que siempre renueva sus pujanzas, nos invita a salir al ruedo porque allí es donde habita su razón de ser.
5 Un corazón con curitas sabe de desencuentros, pero no es rencoroso. El rencor es primo hermano del desamor. Y en cuestiones de amor, la relación filial siempre flaquea.
Miguel Unamuno decía que un libro debería despertar en el lector el deseo. ¿Será que una novela nos eleva aún más a la llamada realidad? Sin una dosis de ficción, la vida se vuelve muy hostil.
6 ¿Cuál es el momento conveniente para el amor, para el deseo, para la pasión? Creo que en la pregunta está la respuesta. Es ahora. En el amor no existe el libre albedrío, nadie puede decidir de quién va a enamorarse. El campo fértil se vigoriza con las lluvias, ¿el momento de entregarse al amor llega después de las lágrimas? Ya no es tiempo de lamentos. Es tiempo de acción. De actuar para poner en movimiento las emociones y dejarnos llevar.
7 ¿Qué significa dejarse llevar? Es soltar los miedos, es pensarse de a dos. Es entender que la habitación en penumbras se enciende con un aroma renovado, una música con acordes de esperanza.
Y el roce de las sábanas en soledad
trasmuta en caricias que entibian la piel con el calor de una presencia real.
Volver a asomarse a una ventana sin rejas, sin telenovelas de la tarde y los
ojos que al salir al mundo insisten que todo susurro es un mimo, que todo
encuentro es un reencuentro.
REGGAE
WITHOUT SHADOW
PANAL nació en
diciembre de 2006. De aquellos viernes en el primer piso de La Mula Plateada a
compartir su música en diversos escenarios con bandas locales y artistas
nacionales como Nonpalidece, Dancing Mood, Israel Vibration, Alpha Blondie,
Natty Combo, La Delio Valdez, Mala Fama, Kapanga.
Luego de 16
años en el ruedo visitó La Hora sin Sombra
Luciana Messina (voz) y Pablo Depaoli (teclados) reggae 100% marplatense.
1
Hola soy Raulito, Raulito de 9 años. Es un trabajo para
el colegio. Me pidieron que le escriba al hombre que seré cuando cumpla 45 años.
No escribo nunca, me da vergüenza y mi letra la entiendo yo y mi mamá. Nadie más.
Bueno, no sé cómo empezar. ¿Cómo será la escuela, el pizarrón
y las seños? ¿Habrá recreos de una hora? ¿Te imaginas? Capaz seas un cyborg con
ojos computarizados que lee todo rápido, memoriza sin estudiar y salva al mundo
de una invasión extraterrestre, ¿te imaginas? Ya puse “te imaginas” dos veces.
2
Me gustaría tener algo de robot para no ponerme triste
cuando mi papá mira a San Lorenzo y se enoja con la tele. Me gustaría ser un
robot para cargar en un brazo mucha coca como cargan nafta los autos y una
pajita larga para tomar todas las veces que quiera.
Me gustaría tener muchos australes y comprar coca
chiquita de vidrio y porciones de pizza.
¿Tenes una casa? ¿Tenes un perrito? No sé si serás un papá,
porque a mí me gusta jugar mucho y los papás no juegan mucho.
Con 45 años capaz tengas bigotes, y los señores de bigote
no juegan. ¿Alfonsín jugará a la bolita?
3
Cuando voy a la casa del Erni pregunto: ¿Juega el Erny?
¿Y vos? ¿Cómo preguntas a tus amigos si juegan?
Me parece aburrido el juego de juntarse, tomar vino y al rato ya no son como antes de tomar. Se ponen raros y se ríen de unos chistes que no entiendo.
4
¿Trabajas? ¿De qué?
Un trabajo es algo aburrido. Capaz que cuando cumpla 45 hayan
inventado una máquina que tenga un botón para volver a tener 9. Está bueno el
9, como la camiseta de Perazzo.
¿Voy a jugar a la pelota? Estaría bueno.
Yo no quiero dejar de correr. Los muñecos de la guerra de
las galaxias y los de He-man los quiero tener siempre. No me gusta este trabajo
de la escuela porque no quiero perder a Man-At-Arms, no quiero que mi mamá sea
una abuelita.
No la imagino tejiendo en una silla tomando la leche con
flautitas.
5
Lo único que quiero es tener 25 para manejar una nave
como Donovan. No quiero tener otra novia que no sea Andrea Ducrey, no quiero que tiren
mis juguetes. ¿A quién le podes avisar?
Quiero dibujar todo el día. La abuela Gregoria puede cocinar algo rico y yo dibujar lo que ella me pida. Para ella soy el mejor dibujante de todo el colegio.
No quiero ser pelado. Los pelados son todos iguales y yo
no quiero ser igual a nadie.
6
Ya nadie me dirá Raulito. Mi papá se llama Raúl también y
tiene 39. En el barrio le dicen Don Raúl. Mi papá es Don. Es lindo ser Don
porque los nenes te preguntan cosas y esperan la respuesta o australes para
comprar golosinas. Si sos Don podes golpear la puerta de la casa de Doña Marta
para buscar las pelotas que hay en su patio.
7
Cuando tenga 45 mi mamá tendrá 71 y mi papá 75. A mi mamá
la imagino con 100.
Yo no me voy a casar, voy a escribirle cartas a Andrea cuando
tenga linda letra y así seremos novios. No me animo a besar. Luisito me dijo
que el besó, pero antes masticó dos bazzocas de frutilla. Voy a cuidar a mi mamá.
Le voy a cortar las milanesas chiquitas para que las pueda masticar.
8
No me gustaría que seas malo, triste y egoísta. No me gustaría
que seas de Control o hincha de Iván Drago o policía o fan de Menudo. No me gustaría
que mires películas aburridas.
No me gustaría que dejes de dibujar y jugar a la
escondida. Me gustaría que te escondas igual. Aunque no cuente nadie. Que te rías
siempre y tomes Nesquik. Que hagas globos con el chicle. Que sigas escondido
hasta que salgan a buscarte los pibes de la cuadra. No quiero ser grande. No
me gustan los grandes. Nunca se ríen.
9
Le tengo miedo a la noche. ¿Cuándo tenga 45 podré dormir
sin la luz prendida?
Me gustaría tener algún superpoder. Ser del equipo del
palacio de la justicia. ¿Podré entrar? No quiero que sepan que tengo miedo a la
oscuridad. Me gustaría tener rayos laser en los ojos para alumbrar la pieza y
ver detrás de las paredes, como la canción.
10
Me gustaría que no tengas más vergüenza. Me gustaría que le ganemos siempre a Yupanqui en cancha de ellos. Me gustaría hablar en inglés. I would like you to have no more shame. I would like us to always beat Yupanqui on their court. I would like to speak in English. Que le pueda decir a Andrea que tiene los ojos más lindos del colegio. En el viaje de egresado de séptimo me gustaría darle un beso. Me gustaría que seas muy fuerte. Que levantes el brazo con el poder de Grayskull.
Me gustaría que seas como mi papá…
LOS NIETOS ÁBALOS
Mariano Garcia Abalos. Nacido en Mar
del Plata en una familia musical empezó a tocar el bombo leguero desde muy
pequeño. Su abuelo fue Adolfo Ábalos, pianista y compositor folklórico
Argentino. Estudio en el Polivalente de Arte, especialización violín. Tomo
clases de batería y de ensamble de jazz en el ECEM. Mariano visitó en La Hora
sin Sombra
1 Lo vió cruzar con un carro colmado de ropas y sintió ternura por él. Fue cómo ver un pajarito que no levanta vuelo en un día de tormenta. La soledad se había sentado sobre los tejados con alas desplegadas.
Ella advirtió a un joven indefenso. Claro. Es difícil hablarle a la gente en invierno. Es una ciudad que varía cuando los turistas no asedian sus calles. Ella lo encaró y no decidió expresarle su más sentido pésame.
2 Si algo traen los años, además de los achaques, es un tercer ojo. Al que actúa con malicia lo ves venir. Ella se acercó y el muchacho quedó crudo esperando unas palabras de consuelo. Quizás porque él sabía que ella conocía su dolencia. Sin embargo, la mujer lo indagó con un “¿estás enamorado?” y el joven desconcertado le dijo “no”
A partir de ahí, se cruzaban por la
calle Sarmiento. Y muy pronto, charla va, charla viene, se hicieron amigos.
Ella lo invitó a tomar un té. Él la invitó a cenar a su casa junto con otra amiga
de su mamá. Y así fueron forjando una amistad que devino en una relación de
madre-hijo.
3 El pibe se topó con una madre del
alma cruzando la calle. Ella a un hijo putativo. Alguien con quien conversar
y preguntarle si comió, si salió, si se abrigo, si se enamoró.
El dejó su ciudad para estar junto a sus
padres. Llegó, y mientras se amoldaba a las nuevos trapos en doce días todo cambió. Él estuvo ahí cuando su vieja emprendió el vuelo. Estar junto a ella en ese momento empardo cualquier sacrificio. No se hubiese perdonado estar lejos.
¿Si sabía que él y ella iban a
congeniar?
Si, lo sabía.
El creía que uno solo puede elegir a
los amigos como hermanos. Ella le instruyó que el cariño y el amor
exceden a la relación de sangre. Es algo más fuerte que lo filial porque se
siente. Es sublime, casi milagroso.
4 Ella lo sostuvo cuando la sensación
de vacío y orfandad envolvió su días con
un manto sombrío. Ella le sirvió un té de durazno, casi como ritual de
iniciación y frotó la lámpara de su erudición.
El pibe se preguntaba si Dios podía existir y obtuvo la respuesta. Porque el amor que lo rodea, en cada ¿Cómo estás? ¿Comiste? ¿Cómo viajaste? Allí habita el amor.
5 El pibe decidió aprender a amar, a escuchar. Estar a la altura de lo que la vida le ofreció a partir de la muerte. Este muchacho, es lo más semejante a la resurrección. Vacío, desconsolado y de golpe y porrazo el amor maternal lo asaltó.
En sus ojos claros el vislumbró una madre, motor y pilar de su vida, aún cuando ésta se pone cruel.
7 Él no es de esos chicos chupacirio.
Debe estar arrepentido de repudiar a Dios. Este muchacho vive un milagro. Su mamá
le mandó un ángel guardián para que no se sienta solo, para que no toque la
banquina.
En los años que la conocí nunca lloró
con alguien más. Ella es fuerte, pero con él se permite ser vulnerable. Creo
que llorar le libera su parte animal sin perder su humanidad.
¿Si la visito? Claro, en cada recuerdo, baile matutino, en un plié y relevé, en cada bocado de chocolate, en cada paseo por la Bristol.
¿Si creo en el destino? Hasta los poderes del tiempo pueden ser alterados por un propósito. Fui el hombre con más suerte en ese mundo. ¿Por qué? Porque encontré el amor verdadero. Del vientre del tiempo nacieron tantas púas como flores. Y yo viví envuelto en una mujer que es lo más afín a una cala.
Aquel es un mundo extraño, un mundo triste, un mundo lleno de miserias, desgracias y problemas. Aun así, nosotros nos encontramos, para bailar en la tonada que toque.
¿Si la conozco? Claro que sí.
Imagínate, estuvimos juntos 65 años.
Ahora que no puedo sujetar pañuelos
en los picaportes, encontré a este muchacho en el lote. Lo intuí. En definitiva, las
intuiciones son el susurro del alma.
Al
finalizar el encuentro entre Aldosivi y Platense, escuchamos la segunda parte
de la historia de la atleta Sonia Bonzon. El Síndrome de Guillain Barre la dejó
cuadripléjica. Lo superó, volvió a competir y puede estar en el podio luego de
la pesadilla. Una tremenda narradora de su enfermedad. Además, textos y
análisis sobre los 50 años del lanzamiento del álbum de Lou Reed, Transformer,
una obra maestra.
Agenda,
recomendaciones, y buena música.
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QEPD |
Escuchamos
la historia de la atleta Sonia Bonzon. El Síndrome de Guillain Barre la dejó
cuadripléjica. Lo superó, volvió a competir y puede estar en el podio luego de
la pesadilla. Una tremenda narradora de su enfermedad.
Pensaba en los cinco sentidos, los mismos que durante una enfermedad como el covid afectó a millones de personas: la nariz, por donde se perciben los olores; la lengua, con la que se distinguen sabores. La piel, que permite el tacto; los ojos, que proporcionan la vista y los oídos, que además de captar los sonidos controlan el equilibrio.
Y me voy a detener en este último. ¿Por qué? Porque en la cerrazón de mi habitación sobrellevé la desolación de las pérdidas. La luz tenue del velador afirmado en el piso fue la única irradiación que mis ojos soportaron. En mi reclusión no necesité percibir los olores ni los sabores pero si precisé de los oídos para escuchar canciones que mitiguen el dolor.
Recordaba,
cuando aún iba a correr, que precisaba de los auriculares para avanzar con más
impulso. Necesito musicalizar los momentos. Podría hacer una curaduría de
canciones para trotar, para elongar, para diferentes momentos del día. Lo que
hoy se hace en un minuto a través de los playlist en Spotify lo hacía desde
chico en cassettes TDK.
No soportaría quedarme sordo. Porque es mucho más importante lo que me queda por escuchar que lo que me queda por decir. Somos cada vez más lo que necesitamos hablar, pero me pregunto. ¿Cuánta gente está dispuesta a escuchar? Se me dirá que para ello están los psicólogos, los psiquiatras, los pastores, los taxistas. Hablo de una escucha con las cartas boca arriba, con todos los sentidos.
La virtud central de quien sabe conversar es la memoria, poder ir profundizando y adaptando las preguntas y comentarios que le hace al interlocutor. Las personas que no retienen siempre te conversan genérico y no hay ocurrencia que compense eso.
Se escribe más de lo que se lee, se habla más de lo que se escucha y creo que podría quedarme mudo pero ¡por favor no me quiten la posibilidad de captar los sonidos!
Recuerdo la respiración de July cuando se quedaba dormido con su boca apuntalada en mi cuello. Mi hijo soltaba un aire tibio con esencia a mamadera. Un eco que perdí, un retumbo combinado con el tacto. Cómo las olas
que rompen en la escollera es una resonancia que además rocía la piel.
La canción es la misma
Extraño las voces de mamá y Pancho. Extraño mucho el hit de nuestros encuentros: las sobremesas. Allí se conversaba y disfrutaba muchísimo de la escucha.
Ir a un
shopping o andar de compras nunca fue nuestro yeite ¿Qué hago con las cosas compradas si la gente que quiero no estará más para
conversar?
Esas
pilchas que nos hicieron felices hasta la puerta del shopping o el día del estreno tienen decenas de lavados en el lomo. Han perdido la tonalidad
y el hechizo de ser la primera vez en ser usadas.
Vuelvo
a los sentidos
Los síntomas más habituales del covid son la pérdida del gusto o del olfato. Los síntomas más habituales para mi desde hace un año es la pérdida de dos voces. A medida que pasa el tiempo las extraño más y más. Y no hay tratamiento, por milagroso que sea, que las restituya. Si bien oigo perfectamente, no escuchar esa lexía fascinante es una sordera parcial y crónica que jamás recobrará la musicalidad.
Es cierto que algunos oyen con las orejas, algunos con el estómago, algunos con el bolsillo y algunos no oyen en absoluto. Por eso se extrañan tanto a quienes oían con el corazón. En unos años podremos hacer un análisis más fiel de que fue lo que perdimos en medio de ésta plaga.
Me empeño en decir que no soportaría quedarme sordo. Porque es mucho más importante lo que me queda por escuchar que lo que me queda por decir.
Cuando era niño, a mamá le preocupada que yo no hablara, porque me pasaba horas dibujando. ¡Que egoísta es pensar que mientras mamá agonizaba se iba la última persona que se preocuparía por mí! Cuándo murió supe que nadie sobre la tierra se preocuparía por mí cómo ella.
Por todo lo expuesto quiero vivir muchos años, como Margarita (98) y Rubén (96), para que desde una reposera y un bastón auxiliándome pueda escuchar a Julián con atención:
-
No sabes lo que es esta chica, es distinta a las
demás, la quiero. La quiero en serio.
-
Pa, ¿vos crees que San Lorenzo volverá a la A
alguna vez?
-
¿Por qué no me hablaste de Lou Reed?
Yo quiero escucharlo. Creo que no tengo más nada que decirle. Ahora será la vida, el destino y el devenir los que dialoguen con la época. Solo quiero estar, que él sepa que estoy.
No me priven de escuchar, no me dejen sin la última canción, ya lo mencionaba Nietzsche cuando dijo que «la vida sin melodía podría ser un error»
Cada martes voy a la radio porque me ayuda a pensar si soportaría quedarme sordo. Porque en la oscuridad de mi habitación de persianas obstruidas resistí la desolación de las pérdidas repentinas, y una luz tenue del velador afirmado en el piso fue todo mi albor.
Hoy un fulgor purpúreo alumbra el estudio de Vinilo, porque Ale Avancini hace la seña que estamos al aire, porque en definitiva lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa.