4 de enero de 2023

GRACIAS, VIRGINIA



Teniendo en cuenta la dimensión de los anfitriones de ésta noche, podríamos discurrir sobre cine argentino largo y tendido. Hablar de «La patota», «Juguemos en el mundo» o «la Raulito», «Fotos del alma» o «El verso». Incluso «Los bastardos», su última participación.

Si bien "La Hora sin Sombra” tiene como puntal la literatura, podríamos vincular las obras de teatro de dramaturgos como Bernard Shaw, Arthur Miller o Chejov con la carrera de Virginia Lago. Sin embargo, decidimos comenzar por la patria de todo hombre: la infancia. Un lugar entrañable donde no había una gran biblioteca y al cine íbamos a ver películas de Olmedo y Porcel. Se vivía así, en tiempo presente. Disfrutando el día a dia y recibiendo mucho amor. 

 

LA TELE

A principios de los ochenta la vedette de la cocina-comedor fue la televisión. Era nuestro tótem, un aparato bastardeado por la intelligentzia cultural, que en las familias organizaba la disposición del hogar.

— Yo no miro televisión — dice uno y espera que lo aplaudan.

— Esta bien, campeón. Yo no conozco Australia ¿y? — le respondería.


En mi adolescencia la radio  captó mi atención pero siempre fui televidente. En producciones como «Las 24 horas» y «La bonita página» asimilé las primeras generalidades sobre el amor y el desamor.

Así como en la década del 50 la radio se oía en familia junto al combinado, la televisión en los ochenta se miraba en el horario de la sobremesa mientras se servía el postre y el humo de los cigarrillos colorado corto de papá eclipsaban el ambiente.

La repercusión que tienen hoy las series de las plataformas, en aquel entonces se reducía a las telenovelas de la pantalla chica. Desde muy chico supe del éxito de «La familia Falcón» y en el año que nací “El amor tiene cara de mujer” era lo más visto. 


LOS NOVENTA

¡Si se pudiera matar el tiempo sin herir la eternidad!

Como un soplo llegarían los 90 con éxitos como “Cosecharás tu siembra” y “Más allá del horizonte” mientras me disponía para el viaje de egresados. Allí definiría mi outfit frente al espejo de la peluquería de mamá en la carrera entre el flequillo stone y el jopo de Jazzy Mel. Ganó el rocker, claramente.

Viajo a los 2000 y me veo con Julián en brazos siguiendo los pormenores de "Montecristo" en Telefé basada en la obra de Alejandro Dumas, hasta llegar a "Argentina, tierra de amor y venganza" (ATAV). Una historia sobre dos amigos españoles, Torcuato y Bruno que huyeron de la guerra civil española. Desde «El amor tiene cara de mujer» del año 1976 hasta el 2021 con ATAV, Virginia Lago habitó muy cerca de nuestros corazones a través de la pantalla. Allí mismo donde se reflejaba la figura de mamá hasta que partió hace pocos meses.

 

MUSIC HALL

Esta noche intentaremos desandar sobre el Music Hall “Gracias, Maria Elena”, sobre la relación de Virginia con María Elena Walsh, dos amigas entrañables. Dos que se amaron, dos que se aman.

Como en la obra maestra de Miguel de Cervantes Saavedra, en el musical dirigido por Héctor Giovine con música de Mario Corredera cohabitan la razón y la locura, la humanidad y la ternura. Esta adaptación teatral se estrenó en Mar del Plata y regresa este jueves 5 de enero.

Estoy sentado frente a una artista que franqueó toda mi vida con sus caracterizaciones en la pantalla chica y la grande. 

Fui criado por las historias de las telenovelas. Allí asimilé sobre desengaños y traiciones, lealtades y pérdidas. Ahora que lo pienso, no fui tanto el cine con mamá, no compartimos lecturas en común pero si me advierto tomando el Toddy y viendo telenovelas juntos.

Como marplatenses somos privilegiados de disfrutar a Virginia Lago con una obra que es mucho más que una adaptación musical. Es un homenaje a la amistad. 

Me pregunto, 

¿Hay alguna forma mejor que conmemorar a un gran afecto que a través del cuerpo, la voz y la actuación?

 

EL UNICO LIBRO QUE HAY QUE LEER

¿Quién será Don Quijote? ¿Quién será Sancho Panza en esta historia?

Hoy me sumo por unos minutos a la aventura de dos artistas que en su vida indagaron en la búsqueda incesante de toparse con su propia huella. Hoy vamos a hablar de una obra que vuelve al Centro Cultural «Osvaldo Soriano» un espacio que reabrió sus puertas.

En la tercera temporada de «La Hora sin sombra» comenzamos disfrutando de lo que nos hace más felices. Recibimos a dos artistas que comparten su vida desde hace más de 50 años: Virginia Lago y Héctor Giovine. 

Si la pluma es la lengua de la mente, nosotros escribimos sobre mármol: “Gracias, Virginia”















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