Pasó
una década, transitamos muchas cosas. Alegres y amargas. De los
amargas aprendí más y entiendo que hoy no sería el padre que soy de haberla
tenido cómoda.
La pelota vino con chanfle desde que inició el partido,
asimilamos la comba juntos y hoy la paternidad rueda y rueda como una pelota en
el césped recién cortado. Diez años y yo siento desde el 2 de agosto de 2008
que vivo para cambiar mi mundo brindándome, cuidando de July, nada más, nada
menos.
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