“Soy víctima de un dios
Frágil, temperamental
Que en vez de rezar
Por mí
Se fue a bailar”
#especiales
#babasonicos @zoe107.1
“Soy víctima de un dios
Frágil, temperamental
Que en vez de rezar
Por mí
Se fue a bailar”
#especiales
#babasonicos @zoe107.1
Capítulo
157
Relatos
de @Laura Macek y
Claudio
Ramos
Entrevista:
@Pablo Maria Sorondo presenta su libro “Pasajes”
El
10 por Guille Riccio
https://www.instagram.com/manualdeperdedores/
#elbiendelsauce
CAPÍTULO XI
En tres meses Amparo pasó de enviarme informes corregidos por un chat interno a caminar tomada de mi mano. En nuestra última salida enfilamos tumbados por los antros que yo solía frecuentar.
Faltaban cinco horas para la luz del día y doce, para tomar su vuelo de regreso a Madrid. ¿Por qué especular con la salida del sol cuando las sombras de la estación Constitución sostenían los pórticos de la noche?
Amparo estaba más preciosa que nunca. Contemplé tanto su belleza, que mi vista ya le pertenecía. Con su bolso acolchado, sandalias plateadas y un vestido negro bordeó los cordones de un arrabal fantasmagórico. Con su pelo recogido, noté sus orejas pequeñas y unos aros solitarios que resplandecían como plata pura.
MONDONGO
La invité a Radio Studio. Hace dos décadas mí hermano era uno de los tira tira en la pista central. Amparo me concedió la magia de Lhasa de Sela y yo le brindé mi pasito tun tun. Mientras bailábamos le conté sobre mí adoración por Los Palmeras.
Ella
bonita, baila, mueve, se menea, te excita
Cuando
se le va parando solita
Ella
sigue porque sabe que irrita
— Me mola Los Palmares, churri.
— ¡Los Palmeras!— dije mientras éramos iluminados por el fulgor de los rayos láser.
Como predecía, uno de los “nenes” me vió y se hizo paso entre la gente. El Toto se acercó, saludó a Amparo con respeto, al tiempo que me invitaba a pasar al VIP. Supuse que al ir con ella podría zafar de una tunda y saldar el malentendido.
Al subir lo vi a Mondongo, anchuroso en un sillón de terciopelo desteñido, tan puesto que sospeché que pudiera hablar. Ni bien me acerqué, dos chicas que lo cortejaban salieron lanzadas por las escaleras.
— Meompite eorazon, Maro.
Toto, rápido de reflejos, se acercó con un balde plateado, dos botellas de champagne y cuatro latas de speed.
— Mondo, perdoná. Estuvimo´ mal — dijo el nene, con la voz entrecortada.
Toto me entregaba como si yo fuera un perejil. No era su culpa. Mondongo hace años que empataba a la vieja guardia con los pibes. La experiencia versus la insolencia. Chicos que asistían a sala de cinco cuando mi hermano manejaba una facción de la banda. Yo necesitaba algo que me sacudiera ¿Adrenalina? Toto corrió los ceniceros, restos de colillas y botellas vacías. Esperó que nadie nos viera y colocó sobre la mesa un sobre importante.
— Esta es la tuya. Mita´ mía y mita´ del Mauro — explicó el Toto y me volvió al alma al cuerpo.
Los nenes acrecentaron el quiosco en mi ausencia. Los dipus recibían su encargo entre debates, dictámenes y sesiones maratónicas. Los pibes aprendieron a emular a los guardias penitenciarios en los correccionales. En la “casa”, la seguridad pasaba por ellos.
— Meompite eorazon, Marito. Metene que deci´ ¿tende? — me dijo Mondongo mientras contaba los billetes y acomodaba la mandíbula.
— No quise faltarte el respeto. El Totito está limpio, es lo que me pediste o ¿no?
— Se, se. Disculpá eh — y se inclinó hacia la mesa — Uando lapia me rezonga la lleno de milonga — tiró Mondongo de corrido mientras un miembro de la Academia porteña del lunfardo se removía en su tumba.
— ¿Cómo está la Jennifer? — le pregunté al Toto. El nene boquieabrieto me respondió — Bien, bien. Con la mamá.
En un
bar lindante al Anexo, el número uno de la seguridad del Congreso me reveló que
la hija del Toto era su ahijada. Retener nombres de hijas e hijos para salir de
un aprieto era mi hoyo en uno. Lo aparté al Toto y le retribuí el gesto con un
Zippo con el escudo de Chaca.
REPORTE
Aún sin
ir a las cámaras, los asesores me reportaban los movimientos de los nenes.
Ariel, con veinticuatro años, había ganado en seis semanas lo que podía generar
con los muchachos en un año. Les ideé una unidad de negocios sin el permiso de
Mondongo.
.
"Yo
quería jugar de nueve, Mauro. No me gustaba jugar de wing y empecé a hacer la
bicicleta para no aburrirme"
Bajé
por la escalera del VIP y allí estaba Amparo escoltada por dos chicas trans.
—Te presento a Nadia y a...
— ¡Naty! ¿De dónde sos, corazón?
— De España.
— ¿De Ibiza?— le preguntó Naty.
— No, de Madrid.
Instalados en la pista, bailamos dos temas y el ambiente poco a poco se picanteó. El Toto me trajo dos camparis y me guiñó un ojo. Tenía que irme. El fantasma del Lechu aún me acosaba. Al salir, Amparo me reprendió. Ella quería quedarse un rato más ¿Para qué? ¿Para sumar otra anécdota que contar a sus ex compañeras del International College Spain sobre el submundo porteño?
Salimos.
Amparo se quitó las sandalias y simuló jugar a la rayuela entre el adoquinado
de Constitución. La alcé con los dos brazos y nuestros labios se presionaron
fuertes. Nos besamos por última vez. Bajamos hasta la calle Perú como un coro
de nieblas. Caminar en silencio sin sentir incomodidad debería ser considerada
la octava maravilla.
Después de unas copas, nos despedimos en el bar Gibraltar. Preferí esquivar un adiós dramático. La reportera extranjera que me transmitió las ganas de volver al oficio y alumbró mis tinieblas sin juzgarme, me miró firme y definitiva como un mármol — Quiero que sepas que a partir del tercer polvo... Tú sabés.
— Entiendo, preciosa. Yo también comencé a disfrutarlo — mientras tanteaba un pañuelo de carilina con un cuarto de sildenafil oculto.
— ¡Argentino de los cojones! Adiós. Observaré cada noche estrellada vuestra Aldebarán y sabré que estás allí.
Me quedé callado. ¿Para qué hablar? Su despedida entristecerá otras noches.
Capítulo
XII → https://bit.ly/2Lwv1xr
“Y así vuelvo a mi cueva, y prendo una hoguera que calienta a mi corazón.
Vivo de noche vivo del derroche mi deseo es
la oscuridad”
🌟Capítulo
156
✅ Relato “Tigro Central”
📚
Entrevista: Carlos Ricciardelli presentó su libro “Fiebre”
🎼Discos: La Máquina de hacer pájaros
#publicacionesdelsur
https://www.instagram.com/manualdeperdedores
CAPITULO X
CAPITULO X
— ¡Ostia! ¿No te
das cuenta? Una mujer no permanece más de una hora con un tío sino le gusta...
— ...
— Y tú me gustas
— me cantó la madrileña, con la firmeza de un quebracho.
La última semana de Amparo en Buenos Aires trajo consigo una realidad irrebatible. La ausencia de Vera ya no dolía. Su recuerdo se fundía al compás de la cocción de un tostado de jamón y queso. Durante años, el fuego en el corazón sólo mandó humo a la cabeza.
La estampa acometedora de una hispana perceptiva y plácida caló en mis madrugadas. Sus ojos de extraño magnetismo aportaron matices repentinos al bastidor en blanco de mis días. Vera se disipó como el doblez del grafito sobre un soporte húmedo. Su estampa omnipresente pasó de ser una pincelada ágil a un jaspeado sobre muros pelados. Olvidé a Vera con la dulzura de un rocío leve cayendo en la tiniebla.
Orillé la idea
de ahorrar en explicaciones. Sin embargo, consideré que debía decirle la verdad
a Gustavo. Lo llamé y mi colega creyó que había precipitado otro escandalo en
la redacción. Me pidió que vaya hasta su casa para referirle todos los
detalles.
En el departamento de Boedo regía la pulcritud. Elsa limpiaba dos veces por semana. Ella trabajó varios años en el diario hasta que Omar la despidió. Pronto advertí que su gato Silvio no estaba en su cobijo. Gustavo apesadumbrado me explicó que había muerto por una especie de alteración genética que le provocó un exceso de líquido en el cerebro.
Hablé sin preámbulos. Le conté que hice lo imposible por expulsar a Vera de mis espejismos y lo mucho que me costó sobrellevar la ferocidad de su mutismo. Para alguien como yo, con la autoestima a upa, el silencio fue una estocada letal.
Sin escala, fui directo a mi presente, a las salidas con Amparo.
Gustavo no se perturbó. Para él que me haya envuelto con la madrileña complicaba las cosas. Le recordé que había dejado de tomar, que Omar me había ofrecido un contrato por seis meses y con altas posibilidades de renovar.
Gustavo me interrumpió, entendió que mi llamado respondía a un asunto más delicado — ¿No será que la sobriedad te pone susceptible? — me dijo.
Me pidió que continuara proactivo y fino con los informes por una semana más. Me reveló que Amparo ya tenía los boletos de retorno a Madrid. Lo expresó como al pasar. Gustavo desconocía que Amparo había sellado con sus besos una huella indisoluble sobre mis bordes cuarteados.
Mi camarada de
la primaria había madurado la idea de requerir mi pase a la sección cultura. La muerte de
su gato lo dejó muy golpeado. Necesitaba tenerme más cerca. Me habló sobre un
cachorro que pensaba adoptar y lo bien que me vendría albergar un perro en
casa; lo contento que se pondría Valen y de cómo las mascotas te ordenan el
día. Mientras lo oía me detuve en los boletos de retorno a Madrid. Le pedí que
me diera más precisiones. Me dijo que Omar lo comunicó en un mailing a los
jefes de sección. La pasantía de Amparo había llegado a su final.
— ¿Qué pasa?
— No sé por dónde empezar, Gusti.
— Mauro Hamilton, por favor.
— Hice todo al pie de la letra.
— ¡No me digas que te enamoraste de la gallega!
— Te juro que no
quise.
Me desparramé en su sillón. Gustavo rondaba sobre una mecedora en silencio; se sentó, se paró y se volvió a sentar tomándose la cabeza. Para cambiar de tema, le conté como Valentín desde su recalada a la pre adolescencia expuso un desapego devastador.
— Es normal, todos los chicos son así — menguó Gusti — ¿Te acordás lo que te costó estar con él?
— ¡Cómo olvidarlo!
GLOBOS
Lo primero que
hicimos cuando se levantó el impedimento de contacto fue ir al cine. Una de las
películas que más disfrutamos fue “Intensamente”. El personaje que más nos impactó fue Bing Bong. Un
especie de Largirucho lisérgico proscripto de Sunny Side.
Visitaba a Valen en la casa de su mamá. Desplegaba con impericia una veta de animador que de haber vivido con él no hubiese desarrollado. Llevaba globos. Como para economizar resolví comprar una bolsa de cincuenta unidades. Al poco tiempo, como si nell'oscurità rastreara mi táctica, las visitas empezaron a suspenderse. Broncoespamos primero, otitis repetidas después, fraguaron lo acordado. Con treinta y pocos y una certeza de condenado, como casi todo el mundo fracasé sin hacer ruido. Escuché la voz de Acavallo apuntando a mis oídos: "¡No bajes los brazos, pendejo!" Una proclama alcanzó para arrancar y desarrollar destrezas inauditas: Imitar voces, hacer títeres con las manos, inventar canciones, cosas que requerían de más imaginación que dinero. Valen, chocho.
El gordo Ozzy, un pibe de la barra de Chaca, me encomendó en un asado: "Vos a tu pibe lo tenes que ver sin la mirada de nadie. Hablá con Joe de parte mía" Luego de varios escritos, Joe logró que saltemos de un espacio abotonado, a un lugar abierto. Así fue que llegué al YMCA ¿Asociación Cristiana de Jóvenes? Tenía sesenta minutos para desplegar mi número y captar la atención de Valentín de tan solo un año y siete meses. Un bebé que solo miraba y sonreía. Miradas tan potentes como carburantes que consiguieron que el trip sea más llevadero.
En una semana era la atracción de los más chiquitos mientras sus hermanos mayores realizaban sus actividades. Un grupo de tres nenes y una nena visitaban la escalera que utilizaba de escenario. De un martes para un jueves mi público se redujo. Al parecer, un padre me escuchó al ingresar cuando le decía al personal de seguridad que venía por un régimen de visita determinado por un juzgado civil. A partir de ese día podía ir solo a la cancha de once. Rafa Nadal diría "es una superficie difícil porque no juego muy a menudo en césped..."
Había un detalle al que no había reparado. Los globos explotaban al hocicar el pasto. Valen se asustaba y lloraba. Su mamá al escucharlo arribaba como un relámpago. Tenían una excusa inmejorable para decretar el fin de la visita.
En la parada del colectivo me crucé con el hombre de seguridad que salía del club luego de cumplir su turno. Un tipo curtido, cara indiada y mirada de haber visto más de lo podría contar. Al verme cabizbajo me brindó un dato:
— ¿Conoces los globos perlados?
— No.
— Son más duros y no se pinchan en el pasto.
¡Datazo! Los
busqué y camino a la parada di con una librería. Tenían globos perlados color
verde musgo y rosa chicle. Eran caros. Tomaba dos los martes y dos los jueves.
No sea cosa que comprara demás y las visitas también se picaran. El solo hecho
de verlos desinflados sobre la mesa del comedor era suficiente para
desplomarme.
INFORMES Y CRONISTAS
Había entendido de entrada el propósito de afirmarme en el trabajo pero Amparo mostró un interés por mi impensado. Mi jefa de sección estaba al corriente tanto de los informes y los cronistas hasta mi adicción y las idas y venidas con Valentín.
Amparo retornaría a Madrid en cuestión de días. Yo había franqueado lo acordado, me había involucrado más de la cuenta. La inquietud de Gustavo se concentraba en mi rehabilitación. En el marco de una recuperación atada con cinta scotch; una recaída asomaba sobre la tinta fresca.
— Te hacías el canchero, Thor. “¿Para asegurarme el laburo tengo que acostarme con la gallega de la zona más concheta de Madrid?” — me recordó con tono socarrón.
Gustavo me ubicó en un banquillo de los acusados por un supuesto desacato. Veía como mi colega gesticulaba con el entrecejo fruncido. Deserté de la charla como cuando éramos chico. Siempre tuve la capacidad de salir de su cháchara sin que lo advirtiera.
Gusti se puso pálido, un mensaje lo descolocó. Le pregunté si había pasado algo malo. Me expresó con una voz áspera que estaba todo bien. Se levantó con un movimiento maquinal y se llevó puesta una bandeja con dos vasos de gaseosa y hielo. Una mancha esparcida sobre el piso flotante desentonaba con el resto del living, pero se ajustaba con su semblante desencajado.
— Era Fede. Se desocupó temprano. Está cerca.
—¡Ey, tanto lío! No es el primer chongo que me presentas.
Gusti incrustó sus ojos inalterables en el celular. Mi comentario pasó de largo ¿Acaso me pasé con el plan? ¿Tendría celos de Omar? Él no era así. No podía ser. ¿Qué le pasaba? Mientras los dos permanecíamos impasibles, mi compañero hundió su pecho, se desplomó sobre el piso flotante — Perdoname, amigo — repitió mientras su voz se disipaba en fade. Me aproximé desconcertado. Lo abracé y para mi sorpresa cedió como un niño indefenso.
— Te mentí, Mauro — descargó en un suspiro entrecortado. Gustavo levantó la cabeza y limitó su visual a mi frente.
— No entiendo.
— Lo que escuchaste.
— ¿Con qué? ¿Con quién? — pregunté deletreando las sílabas con el sigilo de un roedor.
Gusti agitó su cabeza de derecha a izquierda.
— ¿Vos armaste todo esto? — Lo increpé envalentonado — ¿Mentiste para que me olvide a Vera?
Su celular tintineó. Ésta vez era una llamada. Gustavo atendió con rapidez para salir de la discusión, abajo lo esperaba Fede. Salió embalado, al tiempo que me acercaba hasta su repisa de vinos.
Tuve muchas ganas de tomar. Llevaba varios días de sobriedad. Conté doce botellas y seis copas grandes, mientras estudiaba una de las etiquetas de un cabernet sauvignon oí como Gustavo murmuraba y una voz familiar respondía ¿Quién era? La puerta se abrió, volteé y lo vi. Sumiso y sin armaduras. Es como si el paso de los años lo hubiesen arqueado aún más.
¿Cómo podían hacerme esto? Gustavo le requirió a Dante que apareciera por su casa. En el grupo de alcohólicos anónimos era usual ver un adulto llorar, me había acostumbrado a esa situación. Sin embargo, cuando lo vi a Gustavo tan afligido, me sorprendió sobremanera. Gusti se quedó en silencio y juntó las rodillas con el pecho. Su móvil se cayó sobre el charco de gaseosa. Dante se arrimó aturdido y le apoyó la mano derecha en el hombro ¿Hasta dónde podía soportar la humillación de dos tipos que se me reían en la cara? Me arrimé cauteloso hasta la puerta para irme sin estridencias. Un nuevo escándalo me dejaría sin trabajo. Gustavo se restableció y me dijo — ¡Amparo te quiere de verdad!
Volví sobre mis pasos y pisé el barrizal. Dante se retiró con reserva. Quise saber en qué me había mentido. Gustavo confesó que Fede ya no era su pareja. Aprovechó mi visita para citar a Dante y según sus palabras cerrar "la herida de una vez por todas".
Me reveló que al cortar conmigo inmediatamente lo llamó a Dante. Giré y lo vi. Un ex amigo, el mismo que me clavó un puñal por la espalda asintió con una mueca esquiva.
SILVIO
Gustavo me relató cómo su gato enfermó. Cómo emprendió un tratamiento en una veterinaria de Boedo. Allí se cruzó con Dante en dos oportunidades. El traidor alquilaba un departamento arriba del local donde se atendía Silvio, el gatito de Gusti. Karina, la veterinaria, era la propietaria. Mientras Dante se arrimaba hasta la repisa de vinos, Gustavo siguió con su relato.
— Te vi tan mal. Estuviste a punto de quedarte sin trabajo. El recuerdo de Vera te estaba volviendo loco — repasó Gustavo al tiempo que Dante se quedaba inmóvil mirando la pared — Sos el hermano que no tuve. Solo quise ayudarte. Dante le habló a Karina del tormento de Silvito y le pidió si podía operarlo a pesar del riesgo. Hizo lo imposible por salvarle la vida. Yo la vi, te juro. ¡Cómo transpiraba! Los ojos de ese animalito tenían el fuego de un ser humano. Fue como si hablara con la mirada:
"ahora no me quiero ir, me gusta caminar por el piso brilloso cuando me dejas solo. Ahora que encontré con que entretenerme, ahora que acerté mi hogar me tengo que ir, porfa no me dejes ir”
— Te juro Maurito que no sé cómo será ser padre, no sé si alguna vez lo seré. Sentí un ahogo tan profundo que por un minuto quise irme con él. ¿Para qué el diario y los reconocimientos? ¿Para qué progresar si no tenía un amor? Silvito era mucho para mí. Salí devastado de la sala de operación ¿Sabes quién estaba esperando cuándo salí? Dante y sus brazos que me envolvieron. Estaba vencido y sin soltarme me dijo — Kary hizo todo lo posible, no había más nada que hacer — Su abrazo fue como un envión de voluntad. No sé cómo explicarlo, no sé, hermano, te juro que no sé.
Dante sirvió tres copas. Le hice un gesto pero fue inútil.
Elegí creerle. Rabioso por una situación tan incómoda cómo confusa, me centré en Amparo. Frío e inalterable ante su revelación (para ningunear el propósito del reencuentro con Dante) le pregunté no sin pedantería, cómo sabía que la madrileña podía fijarse en un tipo como yo.
Gustavo, mientras recobraba la voz y el color en la piel, me recordó el instante que Omar presentó a Amparo en la redacción. Me dijo que la observó y avizoró cómo le cambió el semblante al verme.
— Irradiabas algo. Pensé, acá hay una salida.
¿Una salida? Gustavo no precisó stalkear. Inesita, cada mediodía fue cincelando sobre el pasado enigmático de Amparo. Inés sonsacó entre ensaladas y viandas cómo y porqué la madrileña llegó a Buenos Aires. Siempre enaltecí a la tecnología y la posibilidad de localizar información en fracciones de segundos, sin embargo, no hay nada más efectivo que la afinidad real de las personas. La confianza de una compañera compinche que sabe abrir los portones de la verdad.
Luego de conocer el motivo de su viaje, resolví dar un paso al costado con una relación destinada al fracaso. Gustavo respiró profundo y saboreó un sorbo de vino. Dejó su copa en la bacha. Se lavó la cara y sin secarse arrebató unas llaves y nos dijo — ustedes tienen que hablar.
Me quedé cinco minutos observando a Dante. Luego, lancé una pregunta como un flechazo — ¿Te acostaste con Vera?
Dante intentaba ser afable y yo en un arrebato verbal le fui al pescuezo. Me pidió que conversemos en buenos términos. Insistí con mi interpelación. El arguyó que habían pasado muchos años y yo le determiné con firmeza que necesitaba saber. Luego de unos minutos de persistencia me respondió que sí. Descolocado por su réplica le pedí que me precisara el período de los encuentros. Dijo no recordar. Le pregunté porque me remachaba como un loro "¿Cómo va todo con Vera?"
— Nunca entendí que estuvieras con Luciana si intentabas algo con Vera ¿Qué me querías demostrar? Estaba muy enojado — me dijo.
— ¿Enojado?
— Si, me refregabas el éxito de tu programa justo cuando Ramenzoni me despidió.
No recordaba haberle refregado ningún éxito y le aclaré que no coincidía con él. No se justificaba que su supuesto enojo lo lleve a tomar la decisión de emprender un coqueteo con Vera. Dante buscó salir del mal trance — Estás muy alterado, así es difícil hablar — repitió.
Le respondí que necesitaba entender. Dante expuso que lo habían despedido del único programa donde participaba. Las columnas y las notas gráficas no le alcanzaban para cubrir los gastos. La relación con su pareja estaba cada vez peor. Todo se derrumbó para él. Le recordé que nunca busqué hacer alarde de mi presente, que le blanqueé lo de Luciana como le contaba cada cosa que hacía como cuando éramos adolescentes. Dante me respondió que ya no éramos pendejos para invalidar mi argumento ¿Acaso ser adulto es abandonar la satisfacción de compartir una alegría con los amigos? ¿Dante fue un amigo? ¿Qué pensaría realmente cuando me escuchaba? El solo hecho de repasar alguna de nuestras charlas me dio escalofríos. Noté que había algo de sentencia en sus palabras. En aquel momento yo estaba solo y Vera me tenía en la dulce espera. No éramos novios. Luciana no fue una relación buscada; se dió y Dante lo sabía. Luciana me escribió un mensaje que comprendí mucho después:
"... Jamás
esperé que pudieras desaparecer de mi vida como un adolescente sin decir ni
chau, con un WhatsApp. No me debías nada, ni tiempo, ni amor, ni palabras
bonitas, solo respeto. El que prioriza sus necesidades sos vos y así es difícil
tener una compañera, con el rigor y la belleza que esa palabra conlleva. Yo no
voy a analizarte ni a decirte lo que podes hacer con tu vida. Simplemente no
comprendo que te pasa. Tengo mil cosas para decirte, todas lindas, hermoso.
Pero hoy no me saldrían bien sin que me largue a llorar y estoy en el laburo,
porque la vida continua. No debería auto halagarme diciéndote que dejas pasar
una oportunidad de que te quieran bien. Estas encerrado en un nudo de teorías
que no lo dejan disfrutar la práctica, evidentemente yo no tengo la llave para
poder abrir esa puerta en vos. Y es una pena. Sos hermoso y valioso, ¡deberías
ser feliz! No te presiono, perdoname, simplemente por la forma no advertí que
me habías dicho adiós. Te adoro precioso. Besos"
Casi sin
darme cuenta, entendí raudo que Luciana había sido lo mejor que me había pasado
en la recta final de mi década de los treinta. Diez años agudos, intensos, de titubeos
y naufragio. Una década de revelación y paternidad a flor de piel. Luciana, sin
dudas, fue la mujer que me quiso con mis bemoles y mis peros. Ella me admiraba,
dedujo que era lo que precisaba. Ella escuchaba. Luciana tenía el ego bien
ubicado y eso es todo para mí.
Dante me confesó en final del careo que en mi cumpleaños le pidió el número a Vera para compartir fotos de su hijo Bernabé. Ella le habría dicho que su hijo mayor también se llamaba... Bernabé.
Le consulté si le había referido algo de mi relación con Luciana. Me lo negó y opinó que a mí me serviría imaginar que Vera se acostó con él por despecho.
Mi ex compañero estaba acorralado y tiraba tarascones. Sentí que ya no valía la pena continuar con las preguntas. Había pasado mucho tiempo. Él no tenía nada que discernir, yo lo había entendido y eso era suficiente. Me sentí traicionado y decepcionado ¿Acaso qué amistad no es peligrosa?
La conversación había finalizado pero necesitaba que supiera algo más. Le dije que durante mucho tiempo estuve enamorado de Vera. — Uno no va a buscar otra mujer si está enamorado, cabezón — apuntó Dante con un contraataque desleal. “Cabezón” me decían sólo dos personas; mi finado padre y él — Sé que esto puede ser muy doloroso pero de algo estoy seguro.
— ¿De qué estás seguro? — le pregunté.
— Vera no era para vos. Si no era yo, era otro...
— ¡No me digas cabezón! — "si no era yo, era otro" me lanzó Dante como un puñal — Me tengo que ir.
— Pará ¿Le sugerí a Gustavo que hable con Omar para que te gestione una licencia.
— ¿Una licencia?
— Si, para que puedas ir a ver a Amparo.
— ¡Estás loco! ¿Y el laburo?
— Gus te cubriría en el Congreso, yo me encargo de sus notas de cultura.
— Es una locura. Es mucha guita.
— Karina no me cobró depósito ni mes de adelanto y pude juntar unos pesos. Los pasajes podríamos bancarlos nosotros con las tarjetas de crédito.
Por primera vez en la tarde noche bajé la guardia. Dante me miró y ladeó los hombros hacia adelante con el semblante de hace veinticinco años atrás.
Le manifesté que no podía viajar. Me mostré afable con el correr de un interrogatorio que fue de lo denso a lo sutil. Sabía que podría ser la última vez que conversaría con él sobre el tema. La conmoción de un perdón que acallaría mis demonios me dio un hálito de consuelo. ¿Acaso la traición olía a incienso? ¿Cuánto tiempo más podía encerrar la ponzoña? Dante para terminar me preguntó si realmente lo había perdonado.
— El perdón es algo que te doy y me doy a mí. Me sirve para sanar, ¿me entendés?
— Si lo entiendo.
— No me parece que tu humanidad se juegue solo por lo que pasó.
— ¿Por qué me perdonas? — me inquirió Dante con perplejidad.
— ¿Por qué
echarte de mi vida por la única cosa que hiciste mal? Si vos me jugaste por la
espalda no es porque yo me lo merecía, eso habla de vos, no de mí — le precisé con un tono de voz imperturbable.
Capítulo
XI → https://bit.ly/39Y0SjO
🌟Capítulo
155
✅ Relato “¿Quién va a acomodar mis
remeras?”
📚
Entrevista: Ezequiel Olasagasti
presenta
su libro “La gente dice amar la lluvia”
🎼
Discos: Sui Generis
⭐ Capítulo 154
▶️ Relato “Tan Azul como en mis sueños”
⏭️ Entrevista: @ana.l.camarda y
@majorubin del Programa de extensión en cárceles.
Hablamos del VII
Encuentro Nacional de Escritura en Cárceles.
https://www.instagram.com/manualdeperdedores/
"Distante
placer, de una mirada
frente a otra esfumándose"
Programa completo: https://www.instagram.com/manualdeperdedores/
Capítulo 153
▶️ Relato “Hoyuelos
en Pacífico”
⏭️ Entrevistas: @natymenstrual escritora, ilustradora y actriz.
Si faceta creativa encuentra lugar también en el diseño de indumentaria
(a partir del 8/11 en el
pasaje Giuffra San Telmo CABA)
🔼 Discos: La
Pesada
https://www.instagram.com/manualdeperdedores/
Compartimos la charla con el escritor Pablo Ramos en Manual de Perdedores.
La entrevista completa aqui: https://www.instagram.com/p/CHG6SIfA60d/
DANY JIMENEZ VUELVE CON “CHARLA TOWN” EN VORTERIX
Manual de Perdedores conversó con
Dany Jimenez. Hombre de radio, conductor, periodista y músico al frente de “Free
Anguila”. Desde este lunes 26 de octubre comienza con su nuevo programa
#CharlaTown (Lunes a viernes de 13 a 16 hs por Vorterix.com) Con la generosidad
que lo caracteriza Dany nos brindó su tiempo y transitamos una charla sin
péndulo donde una atmósfera sorprendente traspasó la pantalla.
Por Raúl Haurat
En diálogo con el programa radial “Manual de Perdedores” (FM Zoe 107.1) el periodista, músico y conductor Dany Jimenez nos contó sobre sus peculiaridades al momento de escuchar discos, sus rituales al cocinar en la parrilla, las diferencias de ver una banda en un bar o en un festival. Hablamos de las distas entre vocación y profesión. El despertar del periodismo a los veintiséis años en Mar del Plata. El recuerdo de Rock and Pop y los viajes musicales y en avión por el interior del país con “Delicias de un Charlatán”. Su excelente relación con Mario Pergolini y sus sueños cumplidos. Sin reservas no contó su sentir sobre el mundo virtual, la política llevada a las redes y el trap.
CUARENTENA
MDP: ¿Extrañas más ir a ver shows en
vivo o cubrir festivales?
Dany
Jimenez: Lo pensaba el otro día cuando fui a ver el show de Coti (Sorokin)
acreditado por Vorterix. Una experiencia particular. Quería estar para ver cómo
era esto de ver los shows desde los autos, saber que se sentía y cómo era. Puede
que suene tremendo, y sumo algo que decía José Bellas (periodista) en twitter. No sé si extraño tanto la música en vivo
como extraño un buen disco. Yo no sé si extraño tanto, no me muero por ir a
ver un concierto, por ahí me muero por todo lo de alrededor. Unos cuantos
conciertos de los que vengo viendo en el último tiempo, de diez, ¿cuantos me
rompen la cabeza? Esa sensación que tenía a los veinte o a los treinta de ver
una banda y que se me caiga la cara. No es una cantidad tan grande los artistas
que por su mística, por su arrojo o por su fuerza natural me han generado esto.
No me muero por ver un show en vivo, me
muero por todo lo demás. Aun si voy a trabajar. Salir de mi casa, la entrada,
la gente, el ingreso. Estar ahí, esperar, crucigramear la lista canciones que
puede llegar a ver. Porque si vamos al caso las bandas también tocan en vivo
por streaming. Si lo que querés es ver música en vivo: sacale el público,
gente, luces y es música en vivo. Creo que se extraña más el ritual que rodea a
un show. La verdad que no sé si hoy tengo tantas cosas para ver. Las bandas
nacionales que me gustan las vi, de las más under
hasta las más conocidas. Pensá que yo estoy en una edad, casi cerca de los
cincuenta donde el fanatismo pasa por otro lugar. El entusiasmo adolescente que
te guste alguien, lamentablemente o no, no lo sé, a mí me ha pasado. Ya franqueé
ese lugar de adoración. Por ahí voy más al lugar del disfrute, mucho más
tranquilo. En los últimos quince años, cuando empecé en Rock and Pop, tuve una
afluencia de conciertos por laburo colosal. Fueron muchos shows.
“Extraño
que alguien
haga
diez canciones
que
me rompan la cabeza”
MDP: ¿Llevas una cuenta?
DJ: En quince años habrán sido entre seiscientas y setecientas transmisiones, de las cuales participé arriba del setenta por ciento como conductor. Tengo una cuota de shows para tirar por un tiempo. Extraño que alguien haga diez canciones que me rompan la cabeza.
MDP: Hoy muchos artistas publican simples,
una o dos canciones, como en la década del cincuenta. En caso de que vuelva la
idea de grabar discos conceptuales, hay tiempo para escuchar diez canciones. ¿Tenemos
la paciencia para escuchar diez tracks?
DJ: Tenés que hacerte el lugar. Escuchar durante algún tipo de actividad. Yo trato de buscarlo cuando viajo a la radio, tengo una hora desde Morón a Vorterix o cuando cocino en la parrilla todos los fines de semana.
MDP: ¿Qué cocinas?
DJ:
Cualquier cosa. De un chorizo a dos salchichas, un pollo, lo que sea. No soy un
hacendado. Me gusta hacer fuego, tengo algo piromaníaco adentro. A veces me
pasa que no sé qué escuchar. Yo soy muy hinchapelotas con la situación y
conmigo mismo. Si lo que voy a escuchar me va a encontrar mitad con sol y mitad
nublado no es lo mismo que lo que vaya a escuchar me agarre todo nublado. Trato
de buscar cosas que vayan como un maridaje musical culinario. Si voy a hacer
algo a la parrilla de noche voy a algo más rockero. Si es de día voy a algo más
soul de los sesenta. Algo más luminoso. Vuelvo a la pregunta sobre si hay
tiempo para escuchar un disco completo, quizás a la cuarta o quinta canción me
digo “¿falta mucho para que termine el
disco?” No es que quiero dejar de escuchar, y eso es un mal de estos
tiempos. Un mal que yo no tenía, es una cagada que sea así.
PLAYLIST
MDP: ¿Seguís escuchando los discos
como lo delinearon los artistas o apelas a las playlist?
DJ:
Me cuesta el tema de la playlist antes que el disco. El otro día tenía ganas de
escuchar Thin Lizzy y puse un playlist. Los primeros tres temas me gustaron, y
ya el quinto tema no sé si tenía ganas de escucharlo. Quité la reproducción
natural que me daba lo más escuchado, y me fui al disco “Jailbreak” (1976) Hace
unos días me puse a escuchar Las Viudas (e hijas del roque enroll) Había
hablado con Mavi Diaz (cantante de la banda) por el curso “Línea de tiempo”*. Me puse a escucharlas directamente desde la
reproducción natural porque los discos de “Las viudas” no están. Hay una
reversión de 2014 de “Lollipop”, “Ludovica”. Escuché los primeros seis temas y
después volví a escuchar esos seis temas. Es una gran contradicción que al
tener todo a disposición para escuchar uno encuentre cada vez menos cosas.
TIO
BIZARRO
MDP: Pensaba en los shows en vivo y la
analogía con el folclore de la parrilla. Hacemos el fuego pero no sabemos que
vamos a comer. En la adolescencia nos reuníamos con nuestros pares pero no sabíamos
que ni a quienes íbamos a ver. Pesaba más la comunión de encontrarse que el
hecho artístico. Por trabajo vas a ver bandas solo, ¿cómo es la experiencia?
A mí me cuesta estar solo, ahora con tres hijos no sabes lo que pago por un minuto de soledad –me dice Dany con un sonrisa cómplice “que no me escuche mi mujer y mis hijos”— Cuando no tenía nadie que me banque, decía “vamos a ´Tío Bizarro´ de Burzaco a ver a Fantasmagoria” (lo cual que he hecho) y si no podían o no querían mis amigos, me iba solo. Quizás la parte que no me banco al estar solo es la espera. No soy el gran charlatán individual perdido. Soy muy tímido desde ahí. Es raro que llegue a un bar y me ponga a socializar, salvo que me hablen. No voy a pedir una cerveza en la barra “che, lindo show esta noche, ¿no?” Pero la exploración sigue siendo interesante. Observas. Ver el lugar si no fuiste antes, como están puestas las luces, a veces conozco a los músicos y antes de tocar voy a saludarlos. Toda esa situación me gusta. Solo me la puedo bancar. Es una experiencia para sociabilizar.
MDP: Nombrabas a “Tío Bizarro”, un
lugar ínfimo, ¿qué pasa en los festivales al momento de sociabilizar?
DJ: En los festivales uno pierde un montón el foco. Parece que vas a sociabilizar y de paso el concierto. Vas a un evento y de paso tenés la suerte que hay shows— ironiza Dany — De todos modos me cambió mucho la ecuación de los 2000 para acá…
MDP: ¿Por qué?
DJ: Porque uno estaba acostumbrado a que los shows fueran muy tarde, o después de
la una o dos de la mañana. Hoy a las doce se termina todo, y se abre otra
aventura: el bar de cerveza artesanal. Me quedan muchas horas para llegar a las
seis o siete de la mañana. A veces extraño cierta locura de los noventa.
PONER
EL CUERPO
MDP: ¿Crees que presenciar un show, saber
cómo suena la banda en vivo suma al momento de recibirlos en el estudio, a
diferencia de quienes descubren un grupo por una gacetilla de prensa?
DJ:
Si. Es inherente al periodismo y a quien le gustan las aventuras, no
necesariamente tenes que estar enrolado en el periodismo. En los cursos que
puedo llegar a dar, de periodismo y de música, trato de contagiar el espíritu
de ir, de acción, de moverse. Ir al ensayo de una banda, después a un
concierto, es probable que la entiendas mucho más. No solamente por ver la
química que se produce entre los integrantes en ambientes que no son los de un
show. Puede ser ensayando o tomando una cerveza a diferencia de lo que uno
escucha en un disco. Te hace de una postal más completa, aunque sea
imperceptible. La charla que presenciaste sobre pedales entre el guitarrista y
el bajista en el ensayo, de alguna manera, aunque no parezca, termina entrando.
Creo que todo lo que sea vivencial es importante. Si tenés la vocación, son
elementos super jugosos que después podes usar como recurso.
VOCACIÓN Y PROFESIÓN
MDP: Nombraste la vocación. ¿Vocación
y profesión son lo mismo?
DJ:
No necesariamente. Yo empecé a trabajar tímidamente en prensa a los veinte
años. Escribiendo alguna cosita y haciendo radio. La vocación la encontré más
adelante, a los veintiséis te diría.
“si se puede juntar
la profesión y la vocación,
son momentos
de éxtasis muy grande”
MDP: ¿Qué pasó a los veintiséis?
DJ:
Fue un Congreso de comunicadores católicos. Estaba en un terciario en Morón que
tenía vínculo con la iglesia. Yo cero catolicismo, pero tenía algunos
profesores muy interesantes. Era un terciario de periodismo, después termine
dando clases ahí. Me parecía estar a la luz y al fuego de Ricardo Krakovsky y
Santiago Farrell, dos intelectos muy interesantes y periodistas que me hacían
bien y a la postre me hizo bien. Bueno, se armó un Congreso de comunicadores
católicos en Mar del Plata, expusieron Magdalena Ruiz Guiñazu, Monseñor Laguna,
Nelson Castro, entre otros. Esto debe haber sido en el año 1996. Trabajé en la
sala de prensa del Congreso. Esto duró tres días, y la verdad que fueron jornadas
de una cagada a palos grandísima, de ocho de la mañana a once de la noche. Terminaba
feliz. Tenía ganas de volver apenas me iba, ¡qué loco que tenía ganas de volver
a trabajar a algo que recién termina! Ahí me di cuenta que era la vocación que
quería seguir.
DE DOCK SUD A TRES DE FEBRERO
MDP:
¿Qué otros laburos tuviste?
DJ: Fui fletero durante muchos años. Podría serlo hoy que
conozco todo el conurbano. Me mandas sin GPS y voy a Varela, a Tigre, me
acostumbré. Fueron como ocho o nueve años de manejar un flete para una empresa
todos los días desde las ocho de la mañana y volvía a las cinco de la tarde.
Era profesión quizás pero no era mi vocación ¿podía haber seguido? Sí. Pero si se puede juntar la profesión y la
vocación, son momentos de éxtasis muy grande. Todo el trabajo previo para
llegar a los medios lo disfruté de la misma manera estando ahí o estando en
Vorterix. Con el mismo amor, las mismas ganas, la misma pasión, con el mismo
profesionalismo como cuando estaba en FM Formidable (FM 96.5 Isidro Casanova)
que ahora. Todo ese recorrido te va preparando de otra manera.
DELICIAS DEL INTERIOR
MDP:
Los años traen práctica y experiencia. ¿En qué crees que cambió el Dany Jimenez
conductor del año '88 en Radio Dinámica de González Catán a hoy?
DJ: Hubo un cambio porque ahora no estoy haciendo el
programa diario. Por un lado, Vorterix toma una decisión en cuanto hacia dónde
quiere ir con ciertos movimientos artísticos. Es una plataforma que quiere que
yo esté desde la Dirección musical. Hoy realizo muchas cosas para la web, hago
musicología. Vorterix es mi casa hace
casi diez años. Yo creo que de alguna manera necesitaba un stop. Por eso te
digo las dos cosas, sería bastante hipócrita si te diría “yo decidí descansar” No, la realidad es que la radio decidió una
cosa, y a mí no me vino tan mal comenzar a trabajar desde otra óptica. De hecho
trabajo más que antes. Con la música, escribiendo en casa para Maldición (“Maldición
va a ser un día hermoso” programa emitido de lunes a viernes de 7 a 10 hs, con
Mario Pergolini, Nacho Corral y Gabriel Silveira) y la verdad que estoy cómodo.
Yo empecé a hacer tiras de forma regular en 2001/2002 y nunca paré de estar
todos los días. En Rock and Pop hacia fin de semana, y después con “Ultimo
Bondi” todos los días. Fueron casi veinte años de hacer un programa casi a
diario. Si bien “Delicias de un Charlatán” me puso en algún mapa, por ahí
estaba bien un stop. Creo que el programa ya tenía un desgaste. Cualquier
hecho, evento, producto u obra después de casi nueve años tiene un fricción.
MDP: Viajaste
con el programa…
DJ: Si, viajamos. Fuimos a Formosa a un festival. Me
acuerdo que bajé en el aeropuerto y un tipo me miraba y dije este me emboca. El
tipo se me acerca y me dice: Delicias de
un charlatan, ¿no? O estar en Corrientes a las tres de la tarde, todo el
mundo durmiendo; fui a un festival también, pasaron dos en una motito, era un
cuento de (Roberto) Fontanarrosa, y que me digan “¡Delicia!” Son cosas que
agradezco mucho. Se lo decía a todas las chicas y los chicos que pasaron por el
programa, va a ser un buen antecedente donde vayan. Fue un programa que se hizo
con mucha seriedad, desde los contenidos hasta como se montaban los programas
es algo como para golpearse el pecho. Es
el programa del cual más orgulloso estoy.
LOS TIEMPOS ESTAN CAMBIANDO
MDP: En 2011 Mario (Pergolini) lideraba la mañana de Rock and Pop y decidió armar un medio multiplataforma como Vorterix. ¿Cómo lo ves hoy, casi diez años después?
DJ: Lo veo bien. Es un tipo con el cual yo siempre quise
trabajar. Uno de mis sueños era tocar en Obras y lo pude hacer. Había tocado en
el Luna Park previamente con los Kapanga pero no era lo mismo, ¡Era tocar en
Obras! Eso que es menos gente, eh. Obras es el único lugar que toqué donde me temblaron
las patas. No el día que toqué, sino el día que probé sonido. Otro sueño era
jugar en la cancha de Boca y jugué un partido en la bombonera. Insisto, no
hablo del sueño de comprar un barco pero tampoco son sueños pequeños, son
difíciles de conseguir. Yo siempre soñé, escuchando a Mario desde “Feedback” (supongo
que esto lo sabe, nunca se lo dije pero supongo que sí) siempre admire el
trabajo que hizo, incluso más que el de la televisión. Te decía que soñé que un día me llame él (Mario) para
decirme “¿querés venir a hacer algo conmigo?”
Cuando se arma Vorterix, es el llamado que estuve
esperando cuarenta años — Dany sonríe como un chico al recordar— Cuando voy los
martes y los jueves a la mañana es un placer. Poder tirar una pared o tratar de
hacerlo reír, con Nacho, el Polaco, los chicos. Mario es un tipo que está
siempre de buen humor, aún en los peores momentos. Tenés que estar lúcido a las
siete de la mañana, Mario va a una velocidad vertiginosa. Para mí es un placer,
un aprendizaje. Como laburante de radio y oyente es un placer escucharlo y
tenerlo al lado.
20 MINUTOS DE FELICIDAD
MDP:
En Rock and Pop la música estaba pautada y la radio tenía pocos minutos libres
para pasar otras canciones. En “Delicias de un Charlatán” podíamos escuchar un
tema de Pink Floyd de veinte minutos. ¿Cómo viviste esa libertad de poner tus
discos en Vorterix a diferencia de lo regulado de otra época?
DJ: Estuve en Rock and Pop desde el 2005 al 2011. No
solamente teníamos una lista diaria de canciones que pasar que dentro todo
estaba orientada al rock. Vos veías otra vez la lista y la misma canción de
Ozzy y decías “¿qué digo que no haya dicho ayer?” Cuando nace Vorterix en 2012,
Mario decide romper con la música de discográficas en las radios mainstream.
Ninguna de las radios (salvo FM Kabul que tampoco te pasaba temas de veinte
minutos) tenía la libertad salvaje de elegir la música que quisieras. Yo que venía
de siete años de pasar música de lista y cada tanto colar un tema de Pink Floyd
como si fuera un gol (porque así se festejaba) a pasar lo que tenía ganas para
una radio mainstream era imposible en el 2011.
La puesta fue artística, y yo me di placeres como programar “Atom Heart Mother” (Pink Floyd, 1970) entero. “El Lado oscuro de la Luna” lo pasé en concordancia con “El Mago de Oz”. Ese fue un quiebre, por ahí hoy no se ve, si yo hubiera seguido en Vorterix y la radio hubiese sido una radio de listas, jamás hubiera podido hacer "Delicias de un charlatán” La medalla ahí es del medio. Los primeros tres meses cuando estábamos en los estudios de radio Rivadavia, terminé un programa después de las once de la noche. Lo llamé a Mario y le dije “gracias por la chance de poder hacer esto con la música” Estaba emocionado realmente de poder pasar lo que a mí se me ocurriera, y poder compartir música que durante años si no tenías ese material o la radio no te lo pasaba, te lo perdías.
CURADURÍA
MDP: Hoy “Delicias” tendría que competir contra una pestaña, contra YouTube, no contra otra radio. Si bien quienes éramos oyentes del programa buscábamos tu introducción sobre lo nuevo de “Octafonic” o “Nuevos Monstruos” por ejemplo. ¿Cómo se compite contra otras plataformas y qué sucede con la primicia?
DJ: Es complicado porque uno ya perdió el toque de la
primicia, por más que yo me vaya a nado a Suecia, llego allá, me trasladan en
una combi, me vendan los ojos, y me llevan en una moto a un sótano y ahí me dan
un disco. Me lo traigo a Argentina, viajo esta vez en avión, me llevan a
Ezeiza, llego a casa, abro el disco y lo pongo en la radio, es al pedo. Alguien
lo escuchó. En los noventa todavía no. Hoy eso ya no existe. Pero por otro lado,
descubrí que la gente es muy vaga en un punto y es loco porque en un momento
donde tenés todo servido, con más herramientas y más elementos para llegar a
escuchar lo que a vos se te ocurra, buscas menos.
REAL LOVE
MDP: La
evolución de la tecnología es ineludible. Convivimos con las redes sociales.
Hasta tenemos una ilusoria percepción de lo que es real y lo que no ¿Cuál es tu
mirada sobre la distancia entre el mundo virtual y el mundo real?
DJ: A veces se confunde. Si la realidad es esa de las
redes sociales o la que me pego el pie contra la punta de la cama, y es esta última
todavía. Lo que pasa que nosotros vivimos mucho en la otra. Me acordaba una
frase del Indio (Solari) para entender algunas cosas. Un día vi salir de un shopping
a un grupo de personas. Los veía a todos con las bolsitas y en ese momento recordé
la canción Toxi- taxi “de hordas notables
son los secretos para hacer un negocio tan pequeño y simple como vos” Ahí
entendí, ¡claro! Los vi a todos con las bolsitas, “hordas de notables” son los
que arman esto, y el negocio es simple: sos vos. Con las redes eso se podría aplicar,
tranquilamente. Seguimos siendo usuarios
de algo que le damos de comer a alguien, que no sé si a nosotros nos da algo
de comer, porque en teoría nacen con el fin de estar conectados y eso termina separándonos
más. Yo veo las cosas que se ponen en twitter, el nivel de rencor, de
resentimiento, de odio.
SUMIDERO VIRTUAL
MDP: Y
allí entra la discusión política…
DJ: Si. Cualquier tema es político. Yo creo que hoy
muchos están más cerca de hinchas de River y Boca que gente del Pro o K. ¡Se
leen cosas terribles! Con una impunidad brutal. “Rescatan un gorila después de estar quince días viviendo en una
palmera y no lo podían bajar” y sale uno: ¡Claro, gorila como todos los gorilas! Ahora van a Plaza de Mayo,
levantan el parquet. El otro “¿Qué
querés kuka?” Y decís “¡pará, loco!”
Es preocupante. Yo no recuerdo una división tan grande, ni aún entre
radicalismo y el justicialismo, que lo viví. De hecho, era hasta más simpático.
La verdad que me duele, encima que estábamos embarrados hasta el cuello y las
divisiones que hay, así no salimos más. Ninguna de las posiciones no recula ni
un centímetro. Ese fundamentalismo a ultranza, a como dé lugar, no te permite
tener esos lugares grises, esos puntos en común. Tenemos que construir, los
ejemplos políticos que tenemos, de cualquier bando, son de terror. Así no se
sale más.
MDP:
¿Cómo pensás que se puede salir, Dany?
DJ: De la única manera que se sale es con alguien que priorice el interés colectivo, ¿Quién va a priorizar el interés colectivo?
MDP:
¿Quién imaginas?
DJ: ¡Están todos muertos! (Mahatma) Gandhi, Martin Luther
King, Bobby Kennedy, algún que otro papa, (John) Lennon. Todos aquellos que
bregaron por el interés colectivo y no individual fíjate ¿dónde están? Huey
Percy Newton, líder inspirador de los Panteras Negras lo mataron. Aquellos que
han tenido un interés colectivo no funcionó.
COME TOGETHER
MDP: Para
terminar, ¿sumamos al trap como hermano menor del rock?
DJ: Voy a hacer una diferenciación entre el
hip hop y el rap que han estado mucho más inmiscuidos que el trap en la cultura
rock como por ejemplo Run-D.M.C. o Public Enemy. El trap en Argentina por
momentos tiene más conexión con el reggaetón que con Marvin Gave. Escucho cosas
de afuera como Travis Scott y de forma invisible hay otra construcción. Al trap
hecho en Argentina le encuentro un vínculo centroamericano, y a mí la música de
Centroamérica como la música clásica no me gusta. En Estados Unidos es
diferente, ellos crecieron escuchando Kool & The Gang o sus padres o ellos
y desde ahí puede ser algo distinto. Me tocó transmitir un show de Ca7riel y
tiene una superbanda. Yo saludo la existencia del trap, por ahí como música no
la escucho. Saludo que sean jóvenes y abracen una música distinta a de los
padres, eso es rock. Es ir en contra
de la música que escuchaban tus viejos ¡Ahí la tenes! Yo entiendo que tengo
compañeros y colegas contemporáneos rockeros que sienten que le están bajando
el cuadro de King Crimson del comedor, pero está bueno sumar, ¿Por qué no incorporar a Wos y Catriel a Javier Martínez y a Divididos? Sumémoslo, ¡cultura argentina,
loco! No tiene sentido reemplazar una cosa por otra. Sumémoslo con todo lo que estamos
haciendo acá, vale la pena y es nuestro. Es parte de nuestra cultura, no
coincido con el “reemplazar”. Hay gente para ver a Alejandro Medina, a Wos,
para ver a “El mato…” Es la cultura argentina, ¡cómo no la vamos a sostener
desde ahí!
* Cursos virtuales vía Zoom "Línea
de Tiempo” sobre el desarrollo de las corrientes musicales. Los encuentros son
los jueves de 19 a 23 y pueden consultar mandando mensaje al 1141770618
(WhatsApp).
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