Mostrando entradas con la etiqueta Luna Park. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Luna Park. Mostrar todas las entradas

15 de junio de 2015

FESTEJO



Hace exactamente doce meses, un accidente automovilístico casi me deja afuera del juego. Podríamos decir que hoy cumplo un año de vida.
Era el día del padre. Vimos el partido donde Argentina debutaba en el Mundial ganando 2 a 1 a Bosnia. Salimos de lo de Ale y lo lleve a July a casa de su mamá. Ese domingo volví solo. ¿Porque Julián no viajaba en el asiento de atrás como lo hace siempre? ¿Porque justo esa noche decidió quedarse con su vieja?

Al repasar este recorrido de un año, de junio a junio, recuerdo a San Lorenzo campeón de la Libertadores con un festejo inmemorial en la esquina de San Juan y Boedo. El show de Joaquín Sabina con sus 19 días y 500 noches vivificadas, como hace 15 años en el Gran Rex pero más curtido y cercano; el recital de Caetano, que nos hizo saltar y bailar en una noche de diluvio en el Luna Park. Un año donde se asomó la pasión y unos sazonados besos anhelados, que me topó en las inaugurales horas de este 2015 en la ciudad feliz por primera vez en familia. Un comienzo escolar donde vi ingresar con júbilo a mi pichón al aula en su incipiente primer día de clases, ¿Cómo dejar de lado el baby fútbol? La resonada cancha de Yupanqui, la casaca celeste y grana en el cuero de mi fruto como alguna vez yo supe engalanar.  

Un año donde cumplimos el deseo de mi viejo y sus cenizas se fundieron con las olas de Mar del Plata. El año que nació Vito. Mis gratitudes por este alargue que me ayudo a asimilar esto de vivir en el preciso momento que la muerte pasó raspando.





15 de mayo de 2014

OH, CAROL







Hace unos días sintonicé Carol en Fm rqp en la versión original. Manejar y escuchar música sigue siendo una aventura de placer para mí. Me gusta que me sorprenda una canción en la radio. La canción del viejo Chuck me llevó inmediatamente a los noventa, a una noche en especial: La noche que Chuck Berry tocó en Obras Sanitarias. 
No recuerdo como aterricé a ese recital, pero sé que estuve ahí. Al menos es lo que dicen los testimonios de quienes no volcaron aquella noche. A los diecisiete años, recién llegado del viaje de egresados, mambeado y con el hígado a la miseria iba a donde me llevaban. 
A esa altura de la soiree, ya había escuchado gran parte de la discografía de Berry a través de las versiones de los Beatles y los Stones grabadas en sus primeros simples. Formé parte de un público que sólo escuchaba a rock, intolerante, fanático e irracional. Era capaz de ir a ver a cualquier banda o solista que haya tenido alguna influencia en los chicos malos de Dartford. Dos anécdotas cómo para ilustrar el grado absurda disciplina que reportaba ¡¿vaya a saber a quién?!:
A los quince compré un disco de los Livin Colour al leer una nota en Sí! de Clarín. Los tipos habían sido confirmados como teloneros de los Stones en su gira Steel Wheels/Urban Jungle Tour. Nunca escuché el disco entero del cuarteto, una sola canción. Otra vuelta grabé dos cassettes de los Stone Temple Pilots llevado por el nombre de la banda. ¡Qué cabeza! En realidad no sabía quién carajo eran.
En fin, luego de mi fallida experiencia en Obras y aquella postura kamizake de rocker-taliban, en abril de 2013 fuimos con compañero de ruta, Victor Benitez, a saldar mi deuda. Justo veinte años después. Esa noche de otoño, el músico que inspiró a Keith Richards a tocar la guitarra nos reveló que las agujas del reloj también viran para los rockers. 
A veces las emociones nos juegan una mala pasada. Muchos de nosotros esperamos sus riffs, su paso característico y nos fuimos con la cabeza agachas. El pasito no llegó, sólo turbadamente cuando se dirigió a las escaleras al final del show. Sin embargo, tengo la seguridad que quedará impregnado en mis oídos el sonido de la Gibson acoplando en la velada del Luna Park. 
El paso del pato dio lugar, como la vida misma, al paso del tiempo de manera inquebrantable. Chuck físicamente no puede permanecer vital por siempre pero sí su música y eso, eso es lo importante.