UN VIAJE PICTORICO Y MUSICAL
Hermoso programa junto a la Realizadora Superior en Artes Visuales Bea Diaz; las voces y las guitarras de Semillas del Sonido. Literatura, pintura y música en vivo. A veces el azar es un milagro disfrazado...
UN VIAJE PICTORICO Y MUSICAL
Hermoso programa junto a la Realizadora Superior en Artes Visuales Bea Diaz; las voces y las guitarras de Semillas del Sonido. Literatura, pintura y música en vivo. A veces el azar es un milagro disfrazado...
Nos visitó María Branderiz Profesora de inglés. Nos preguntamos ¿Cuánta música, literatura, series y poesía podríamos disfrutar aún más en su idioma original? ¿Cuánto se pierde en las traducciones? ¿Cuánto sabemos sobre Shakespeare? Maria nos ilustró con una canción The Cranberries nuestras preguntas.
Nina Rizzo compositora, improvisadora y cantante de música popular trajo su guitarra bajo el brazo y nos cautivó con su magia con dos canciones en vivo. Nina, una artista marplatense para el mundo talentosísima y luminosa. Con su fuerza y encanto le imprimió al estudio un soplo de ensueño y reflexión que nos elevó.
Programa redondo
en La Hora sin Sombra.
Nos visitó el
escritor Sebastián Chilano Hablamos de un librazo "Los Preparados"
(Obloshka), de las pérdidas, de redención y los Smashing Pumpkins. La voz de
Claudia Crocco embelleció el programa. El periodista y escritor Camilo Sánchez
se unió al viaje con palabras decidoras, Roberto Cabrera capitaneó la nave y la
pincelada de Walter Sanchez inmortalizó en un cuadro a Jorge Luis. Una gran
noche de radio y felicidad. ¡Un lujazo!
✅ Entrevista con la escritora Gabriela Exilart. Ella es marplatense, abogada, docente universitaria y coordinadora de talleres de escritura en el Programa de Adultos Mayores de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UNMDP.
Es autora de Tormentas del pasado, Pinceladas de azabache, Renacer de los escombros, Por la sangre derramada, Con el corazón al sur, Napalpí. Atrapada en el viento y En la arena de Gijón. Ha recibido galardones y menciones municipales y provinciales. Obtuvo los premios Alfonsina (2018), Universum Donna segunda edición (2019, otorgado por Embajada de Universum Academia Suiza) y Lobo de Mar al Deporte y la Cultura (2019), entre otros. Sus novelas echan luz sobre sucesos históricos poco conocidos de nuestro país y se interesan por temas sociales, viajando del pasado al presente con lenguaje claro y magnífica fluidez.
Charlamos sobre su última novela “Secretos al alba”
✅ Agenda, recomendaciones, lecturas
y buena música.
Este pequeño homenaje a los
oyentes, el motor y el corazón de la radio. Muchas gracias por estar cada
martes del otro lado del parlante.
✅ Entrevista con un
"trabajador de la música", así se define el artista popular Fabio
Herrera, que este año filmó el largometraje “El Arranque” dirigida por Federico
Jacobi con guion de Pablo Viollaz y actúa en la obra de teatro “No la vamos a
embocar nunca”. El año pasado publicó su quinto libro con crónicas titulado
“Síntomas del ayer”.
✅ Nos acompañó el escritor y
periodista Camilo Sánchez, para hablarnos de La resistencia teatral
marplatense, la bomba al picadero que te toco cubrir, el teatro abierto, de
Faulkner, Messi y mucho más.
✅ Agenda, recomendaciones, lecturas y
buena música.
Entrevista con el poeta, cantante y compositor de tangos y milongas Daniel Robles. Su arte atravesó el estudio con el viento y el polvo de Bahía Blanca, el spleen de White, el frío de Mar del Plata , el espigón, La Perla y las coplas inventadas en el subte de París.
✅ Nos acompañó el escritor y periodista Camilo Sánchez, para hablarnos de su experiencia en Medellin a 60 años de la muerte de Gardel con su mirada siempre tan lúcida, perspicaz y poética.
✅ Agenda, recomendaciones, lecturas y buena música.
Entrevista con la cantante,
compositora y conductora Ari Degoas. Ari conduce "Tu Cumpleaños
Vale", un programa de entretenimiento en canal 10 que hace valer tu fecha
de cumpleaños. Hablamos de música, de su carrera como cantante. Arianna nació en
Los Ángeles y creemos que el mundo necesita ángeles de luz, y Ari alumbra el
tablado con su estampa y su canto.
Ella es hija del reconocido locutor
y publicista Norbert Degoas, querido en todo el país, emblema de nuestra bella
ciudad.
✅ Nos acompañó el escritor y
periodista Camilo Sánchez, para hablarnos de Mercedes Sosa que en febrero de
1982, “la voz de Latinoamérica” volvía al país para realizar una serie de shows
en el teatro Ópera luego de tres años de exilio. Y Camilo cubrió esos shows
para la Revista Libre.
✅ Diez años sin Amy Winehouse. La
artista que a comienzos de este siglo revitalizó con su talento ritmos como el
jazz y el soul fue hallada sin vida el 23 de julio de 2011, a tan solo 27 años
de edad. Hablamos de algunas de sus letras.
✅ Agenda, recomendaciones, lecturas y
buena música.
Posteos desfilan como las huellas de las gaviotas en las playas. La reclusión nos transportó a indagar en baúles y pliegos, en sumas restas cartas que jamás enviamos, manuscritos, letras perpetuadas en borradores con espiral y hojas desenterradas de su umbral. Esta aventura tiene delicias y tristezas. Cuando el canal era un río, cuando el estanque era el mar escribíamos en diarios.
— ¿Juega
Raulito?
— ¿Quién era
Kary?
— El Erny,…
— ¿Qué le
dijiste?
— Que tenías
tarea, Ra.
—Gracias
Kary…
I
Así pasaban
las tardes de verano. Retirado. Prendido a los lápices y las historietas. La
calle aún era una amenaza. A la pelota jugaba solo en el patio. Ensayaba con la
pierna izquierda una y otra vez sobre una mancha de humedad. Después del
diluvio del 85 perdí la referencia de esa marca. ¿Será por eso que hice pocos
goles de zurda?
Mientras el
jarrito de aluminio avivaba la leche y los perros ladraban al caballo del
vendedor de pan casero, leía y dibujaba. No hacia otra cosa. Eran los ochenta.
Mi única salida: comprar velas. Velas, jugo y pan. El sábado cambiaba por
velas, coca y pan.
Vivíamos sin
luz. Los cortes de energía eran parte del paisaje. Después supe que el gobierno
decidió programar los cortes. Y con ellos, la vida se transformó
definitivamente. Cuando retornaba la luz oía en el noticioso: Central Hidro
eléctrica de Embalse Río lll, Central Nuclear de Atucha. Incendio en la red de
distribución de El Chocón. Atucha, El Chocón ¿Qué es eso? ¡Cuántos personajes
hermosos para dibujar! ¡Atuchaman vs el Chocón de acero!
Aquellos días
y noches sin luz propiciaron las horas de ocio. Leía todo lo que llegaba a mis
manos. Yo no arranqué con Rayuela. No fui un lector plus ultra. Leía como quien
cirujea en la cultura.
Cuando yo era
chico, aplaudía y entraba a las casas.
— Permiso,
Don Francisco.
— Pasá
Raulito, pasá.
Don Francisco
tenía historietas. Yo estaba fascinado con un pilón que empleaba para disimular
una abertura sin revocar. Me acuerdo de “Super Lopez”, “Felix el gato”,
“Casper”, “Meteoro”, “Daniel el travieso”, “El super Ratón”, “Magoo”,
“Periquita”, “El oso Yogui” y “Huckleberry hound”. “La pequeña Lulu”, “Benito
Boniato”, “El hombre bionico”, “Din Dan”, “Pepe Gotera y Otilio”, “Copito” y
“Archie”. Leía una por día.
II
De pibe me
gustaba hablar con la gente grande. Creo que al pibe que fui le gustaría hablar
conmigo. Porque yo ya soy gente grande.
Tenía una
admiración secreta por las personas que sabían hablar. ¿De dónde sacaban tantas
palabras? ¿Cómo se hace para hilvanar un pensamiento con otro sin caer en el
vacío? Leyendo — diría Don Francisco — leyendo todos los días.
III
Una tarde
emprendí la aventura de dibujar mis propios personajes. Ideaba un universo. Era
vivir en una especie de matrix. Me conectaba e iniciaba el viaje hacia el
primer boceto.
Rafeaba
dibujos sin ton ni son que brotaban uno tras otro. Primero una escena, un globo
y un texto escueto. En realidad un argumento forzado para justificar la
posición de los personajes que me habían salido. Todavía no había incorporado
la idea de perspectiva y el escorzo. Los dibujos estaban empotrados en el
papel. Esos párrafos se amoldaban a mis primeras ilustraciones. Cuando el
dibujo me convencía lo pasaba en limpio y luego lo coloreaba. Era el momento
del regocijo. Colorear un dibujo propio era como el “sí” de la chica que me
gustaba.
IV
Un profesor
de la Escuela Superior de Artes Visuales Martín Malharro numeraba que un diseño
gráfico funciona si puede prescindir del color. ¿Acaso nuestra existencia es un
diseño que relega el color para funcionar?
En la serie
Okupas, que hoy vuelve, Miguel, un ladrón entrenado le decía a Ricardo, un pibe
de chalet marrón que quería robar “cuando puedas caminar solo… vas a poder
caminar con alguien”. Quizás cobre alguna semejanza un dibujo en tinta y
caminar solo.
Recuerdo que
dibujaba imbuido más en los dibujos animados que en las historietas. Un bugs
bunny con un brazo de metal. Combinaba a Mazinger con Tom y Jerry. Meteoro con
Antifaz. La cabeza no tenía límites.
Faltaba
técnica pero sobraba corazón.
V
Todos los
dibujos eran goles al ángulo para mi papá. El coleccionaba las hojas Rivadavia
en su carterita de cuero. En su velatorio me enteré por Luis, su compañero de
trabajo, que exponía los dibujos en el horario del almuerzo.
— ¿Qué decía
Luis, decía algo? — le pregunté para llenarme de sus palabras y montar sobre
escombros una historia que me sirva para no hundirme en el fango.
—No, no. Los
mostraba nada más… Con una alegría que no le entraba en el pecho. Este hombre —
dijo Luis sin perder de vista el ataúd — te quiso un montón, pibe.
VI
Del test
vocacional, se desprendió que debía estudiar en un secundario con orientación
plástica. Años después, en la Malharro regrese a los lápices, a la tinta, a las
historietas. Durante cinco años estudié ilustración y diseño gráfico. Retrocedí
al placer de hacer y fundirme en el tiempo presente.
¡Qué
necesarias fueran las devoluciones de los docentes para avanzar! En paralelo
asistí a talleres como el de Ariel Olivetti, que señaló algo bueno sobre mi
trazo. En la jornada “Haceme un dibujito” conocí a Carlos Nine, un monstruo de
la acuarela, la ambigüedad y la exageración. En ese marco, junto a Seba Mulero,
descubrimos los cursos de ilustración de Enrique Breccia, un talento increíble.
VII
Breccia
viajaba cada quince días a Mar del Plata. Vivía en Mar del Sud. Fue una
verdadera revelación. Nos enseñó una técnica mágica: El uso del enmascarador.
Enrique bocetaba en lápiz. Luego, con su plumín entintaba con ese líquido
acuoso. Tomaba los pinceles, las tintas y procedía a pintar, a diferencia del
maestro Nine que empleaba acuarela; Enrique explotaba la tinta china de color
sobre el soporte. Usaba los colores con desfachatez lejos de las leyes de
armonía, tonalidad y el buen uso de los colores primarios y secundarios. Un
personaje de Breccia podía tener una luz verde sobre el pómulo que se fusionaba
en una transparencia en violeta sobre la frente y darle carácter de colores
cálidos a una paleta de colores fríos.
Una vez
finiquitado el procedimiento de entintado, Enrique dejaba secar el papel
Fabriano LR. Recuerdo que en la primera clase levantó la mirada, y como un
hechizero comenzó a deslizar sus dedos sobre el papel. Levantó el enmascarador
sobre la zona donde había decidido ubicar la luz y poco a poco esa goma se
disipaba. La imagen tomaba tres dimensiones.
Fue
presenciar la ejecución de un grabado pero al revés. Sus pulgares fueron las
gubias sobre una madera ficticia.
VIII
Incorporé la
técnica y retome el dibujo con el arrojo de los años de los cortes de luz. No
paraba de dibujar y entintar. A los 24 años recibí el título de Ilustrador
profesional y nunca ejercí. Pasaron 121 años. Regalé todos mis pinceles, mis
rotring y mis acuarelas a mamá. Las tintas se secaron. El dibujo había perdido
el verosímil. Pensaba demasiado antes de empezar. Perdí al pibe y con él todo
el resto. El hecho creativo se desmoronó como una pila de naipes.
Sobraba
técnica pero faltaba corazón.
IX
En mi
infancia dibujaba porque las palabras no encontraban el repecho donde
deslizarse. Hablaba con imágenes y los diálogos en un globo. El único globo que
admití a pesar de ser cuervo.
En el
comienzo de mis treinta naufragaba entre laburos equivocados. Pensé que nunca
más acertaría con mi vocación. Tropecé, sin buscarlo, con la radio. — Vos vas a
hacer radio el día del arquero— me decía uno que es preferible olvidar.
Acá estamos.
Otra vez
X
Hoy golpearon
la puerta de la radio.
— Juega
Raulito — dijo el Erny
Alguien
abrió. Ya no está Kary para justificar mi reclusión.
Roberto
encendió luz roja. Las luces de las velas oscilaron como en la casa de Don
Francisco.
Cuando el
Erny pregunte — ¿Juega Raulito? Kary dirá con alegría: Si Erny, hoy… ¡hoy
juega! Y esta Claudia, Walter, Roberto, Marcelo y Camilo como un hilo
invisible del azar o del destino que va tejiendo alrededor volvimos juntos a
través de la ruta 2 a nuestra querida Mar del Plata.
Y los dibujos en la carterita de cuero de papá
tomarán vida con el enmascarador de Enrique Breccia y una voz familiar que
desde la hora del almuerzo dice y dirá junto a mama y Pancho:
Veo tus
colores reales, brillando a través de todo. Veo tus colores
reales, y por eso te quiero. Así que no tengas miedo. ¡Vamos! mostrá tus
colores verdaderos… Hermosos, hermosos como el arcoíris.
La Hora sin
Sombra es el nombre elegido para el nuevo programa de radio. Un homenaje al
escritor marplatense Osvaldo Soriano. El gordo en la novela que da título a
este nuevo ciclo nos enseñó que la vida es algo que los hombres pierden a cada
paso, y el relato es algo que, con cada paso, ganan.
La hora es un
espacio donde la música, entrevistas y literatura caminan juntas. Una propuesta
que no alude a la coyuntura, ni al escándalo. Un formato atemporal afín a la
pesquisa de la palabra en estado puro.
Durante siete
temporadas nuestra agenda permaneció ceñida a una charla, a la publicación de
una novela o la presentación de un libro de poesías. Logramos conversaciones
entrañables con escritoras, escritores, poetas, músicos y dramaturgos. El ciclo
anterior nos aleccionó y salimos mejorados.
En "La
Hora sin sombra" no tendremos obcecaciones. Es un programa sin versus.
Cohabitan el suburbio de Arlt y el garbo de las Ocampo. La reminiscencia al
peronismo y la referencia indeleble a Borges. Cerati y el Indio. La lírica de
Loquero ó Mal de Parkinson y el realismo mágico. Concebimos que hay poesía
velada en las canciones y música garabateada en las paredes de las periferias.
Mezclamos la literatura con la vida (porque la vida sin ficción es un infierno)
Alguna vez,
cómo postulaba Gelman, condecorarán al poeta por usar palabras como fuego, como
sol, como esperanza, entre tanta miseria humana, tanto dolor sin ir más lejos.
¡Bienvenidos!
Martes 20 horas por
FM 89.1 Radio Vinilo89.1
Un programa de libros, pensamiento y conversación
CAPITULO XIII
ÚLTIMA SESIÓN
— ¿Vos crees que terminé el duelo de Vera?
— El duelo es derrotar un fantasma para crear un recuerdo. — me dijo Renato con una inflexión de despedida.
— Entonces, el duelo es el olvido.
— Al contrario, es sacarse de encima una presencia torturante para tener un recuerdo que cada tanto te sacará una sonrisa, un “menos mal que me fui de ahí”
Vera se había atornillado en mis entrañas como un virus, lo supe en el primer beso. Fue mi matadero y mi cruz. La advertencia de toxic alert arrolló la pantalla, pero no me importó.
Siempre hay una vacuna, una sesión o un párrafo para encapsular el ramalazo. Y si nada de todo esto es suficiente emprendo mi camino hacia la costa; el mar es un antiguo lenguaje que ya no alcanzo a descifrar.
Durante seis meses me enamoré de cómo era yo cuando estaba con ella. Hay amores que emergen sólo para fundar el hecho poético, otras veces hay pasiones que son sólo la purga de un alma eclipsada por un berrinche.
Con el boom de las redes sociales hubo una purificación de berretines sin zanjar que tuvieron una oportunidad. Fue peor el remedio que la enfermedad, lo único que trajo el acercamiento virtual fue revalidar que si la distancia persistió durante años, fue por algo. Ella no me nombraba, me decía "compañero" ¡Qué importante hubiese sido que me dijera por mi nombre! Ahora que lo pienso lo agradezco porque hubiese sido más espinosa la gesta del olvido.
Pensaba mantenerme abstemio pero sin ayuda fue imposible, en un momento de angustia concebí que la única solución fuera morirme. En el grupo de alcohólicos anónimos de la Iglesia de San Expedito conocí a Estela. Ella fue mucho más que una líder de grupo. Me entendía, había pasado por el mismo infierno. Me hizo comprender que el alcoholismo era una enfermedad. "Te seca el alma, Maurito"
¿A QUÉ HORA EMPEZÓ LA DESGRACIA II?
La primera vez que probé
vino fue al lado de papá. A los diez años era el mejor lugar que se podía
estar. Ahora que lo pienso no hubo una silla más preciada.
— Tomá, tomá un poquito.
— Pa, ¿Qué va a decir mami?
— Nada, hoy no va a decir nada. Es un secreto entre vos y yo. Un chorrito nomás. Métele más soda. Es por hoy nomás.
El Termidor rebajado con
soda no estaba nada mal. Ese miércoles “Grandes valores del Tango” salió
grabado. Soldán leyó un discurso apenado. Cenamos en silencio. Nadie habló. Yo
no quería hablar. ¡A ver si todavía se daban cuenta que había tomado vino! Mamá
no lo sabía, papá sí. Era nuestro secreto.
Mi viejo me convido a participar en su dolor de alguna manera. Había fallecido Jorge Falcón. Era como velar a un familiar que jamás vimos mientras comíamos albóndigas con fideos de moño. Más de tres décadas para deducir ese gesto. Lo que daría por un vasito de vino más con él. ¡Lo que daría!
Una tarde de febrero, fuimos
con papá a autorizar unas órdenes para sus remedios: el Lotrial, (“el Gran
Lotrial”, parece un teatro de alguna localidad bonaerense) el Enarapril, cada
vez que lo nombro canturreo… enarapril el
ritmo tibio... de mi chiquito... y otros medicamentos más que ahora no
recuerdo. A mi viejo ya le habían amputado una pierna, estaba embromado.
— Vamos caminando — me dijo papá parado sobre sus muletas.
— ¿Te parece, pa?
— Sí. Vamos caminando.
La temperatura era asfixiante. Nos metimos en la pizzería “La Continental” de Belgrano y Entrerrios. Papá transpiraba como testigo falso. No podía tomar más, era una orden de su médico. Si lo dejabas se clavaba tres botellas de cerveza por día.
Pedimos la carta, se acomodó
en su silla. Recuerdo que tenía los lentes de aumento empañados.
— Pa, tenes los lentes
sucios. Los voy a lavar con jabón líquido.
— ¿Dónde?
— Ahí en el baño. Quedan
bárbaros como con el detergente…
Mi viejo atinó a sacarse los
lentes. Lo hizo en cámara lenta.
— Ya vuelvo. Pedime tres empanadas de carne y algo para tomar – le dije.
Sus ojos cansados detrás de
los vidrios velados buscaban una aprobación. Me sentí poderoso en esa
situación. Tenía que definir que íbamos a tomar mientras una pantalla
transmitía un partido de la Bundesliga y afuera hacia treinta y cinco grados de
sensación térmica.
Lo llamé al mozo, miré a mi papá desarmado, sin el poder de Grayskull de un colorado corto en sus manos. El mismo que sufrió la ida de mi vieja el mismo año de la muerte de su madre.
— Un vino tinto, agua con gas y mucho hielo — dije al tiempo que papá recuperaba el talante. Fue la última vez que tomamos juntos. Dos meses, veinte tres días y un par de horas después, se murió.
Gusti dice que el vino siembra poesía en los corazones. Yo no encontré menciones ni rimas con el Lotrial o el Enalapril en ninguna poesía. ¡Esas pastillas! Había un horario para tomarlas. ¿Cómo voy a poner una alarma para tomar un Malbec? Todavía no termino de tragar el caramelo de su ausencia.
A veces la muerte libera, sobretodo del sufrimiento. Cuando uno sufre tanto le pide a Dios si cree y a Dios también si no cree que la parca llegue. Como algo que comparece para cortar las amarras del dolor. ¿Qué se nos pasará por la cabeza cuando nos llegué a nosotros? ¿Seremos conscientes el día de la entrega final?
— ¿Qué es el alcohol? — pregunté en el grupo de Estela.
— El infierno, es la soledad. El infierno no es el fuego, eh. Es el hielo absoluto. No hay abrazos ni nada que te contenga.
CUADERNOS
Culminé el tratamiento psicoanalítico por mi propia voluntad, decidí pasar en limpio mis cuadernos. No por una cuestión de libre albedrío, fue un acto de supervivencia ¡Cuántas anotaciones manchadas! La señal del estado en que he escrito. Hojas plomizas, ambarinas y trazos de tinta alimonadas, dan cuenta de una caligrafía imprecisa escoltada por una medida de whisky, un porrón o una copa de vino soldada a las libretas. Un día salí del filón. "Soltate. Sos demasiado amor para tanta ausencia", me decía el Gusti.
Algún día dejé de tomar en un vaso de vidrio. Un día dejé de pensar en el alcohol y meterme en problemas. Comencé a trabajar en la redacción de avisos publicitarios y erradiqué de mis pensamientos los hoyuelos de Vera. Un día recibí una foto de Amparo embarazada y circundada por un altozano de nieve en la Plaza Mayor. Algún día fue el día que jugué por última vez a la escondida, pero en ese momento no lo sabía. Así, con muchas cosas. Somos los que se van. La numerosa nube que se deshace en el poniente es nuestra imagen. Somos nube, mar, olvido. Somos también aquello que hemos perdido.
FIN
Maru (1949 - 2021) +
Pancho (1932 - 2021) +
El viernes desperté, fui a su pieza y Pancho ya había emprendido el viaje, su cara había recuperado la calma. Venía batallando desde hacía dos días contra dolores de espalda que no cedían por nada. Mamá dormía. Traté de despertarla pero no hubo caso. La cambiamos de cama. Llamé a la ambulancia por lo sucedido con Pancho que ya no respiraba. El médico al llegar asistió a mamá y nos dijo que estaba agonizando. Unos minutos después ella dejó de respirar. Se fueron juntos. Un acto de amor que jamás vi, un guión escrito en tiempo real frente a nosotros, en una pantalla 3D confusa, irreal y devastadora. Quedé desolado ante semejante performance.
Ellos ahora están en paz. Pensaba en la dicha de estar juntos, de no tener que escuchar un llamado a 400 Km dándome la mala noticia. Estaba ahí, cómo un testigo bendecido por Dios o vaya saber qué energía. Bienvenida orfandad. Hoy el niño que fui se despide también. Algo de mí, murió ese día.
Fui tan querido por mamá, por papá, por Pancho que fue como tener dos papás, que me siento en la necesidad de agradecer. No creo que haya capital más grande que alguien nos pueda dejar que el amor incondicional, sin peros, sin agaches.
Cuando la vi partir recordé cuando llegó a Mar del Plata. En ésta verborragia de abrir sentí la necesidad de contar otra vez...
Cuando mamá arribó a la feliz paraba en Avenida Colón y Santiago del Estero. En la cuadra del Automóvil Club Argentino, en casa de Dora y Juan. Dos jubilados de los más macanudos que la albergaron hasta que acertó con un empleo y alquiló un departamento de un ambiente en Sarmiento y Falucho.
Yo vivía en Buenos Aires. Me llegó una postal de la costa que aún almaceno. Mamá relata en el dorso cómo recorrió peluquería por peluquería hasta dar con un local a dos cuadras de la vieja terminal de ómnibus. Flora, una estilista experimentada, le dio su primera oportunidad.
Pasaron treinta años, mamá edificó una red de amistades que de haber participado en “Acción marplatense” le hubiese disputado cabeza a cabeza la intendencia a Pulti. Pero ella es peluquera. Un cuadro… una circunferencia o un triángulo. Se adapta como plastilina.
Hablamos por teléfono casi todos los días. Le cuesta la reclusión, tanto la actual como la de hace unos años cuando se jubiló y la columna fue a parar a boxes. Como los buenos jugadores, la “rosca” jamás la perdió.
En los noventa, con dos o tres cortes de pelo zanjaba la mala cosecha. Ella iba a comprar a Toledo, cocinaba mientras yo fregaba el patio de comidas del Shopping Los Gallegos. Espalda con espalda le hicimos pito catalán a una ciudad que lideraba el ranking nacional de desocupación.
Ayer le conté a propósito de la limpieza, que mi departamento está hecho una pinturita.
—(...) Virutee los pisos, dejé los picaportes brillosos y los zócalos parecen un espejo.
—Como en los Gallegos — me dijo y pegó un giro de ciento ochenta grados en el mismo audio —Vos sabes que salgo al balcón todos los días a las cinco...
—Porque?
—Una vecina toca el acordeón. Le pedimos una canción y la toca.
No creo que Pancho, el compañero de mamá desde hace más dos décadas; con sus ochenta y siete abriles descargue Spotify para escuchar su tema favorito. Un padre para mí. Es nuestro Ronnie Wood. Ingresó y modificó la marcha de la familia para siempre .
Marupancho apelan a comunicarse, de tú a tú, como diría el Tano. Sin redes. Hoy le envié un mensaje.
—Como están?
—Bienhijo. Ahora te llamo, vinocanal 10
—Pasooo algo???
—No algo lindo
Permanecí suspendido en el aire. ¿¡Qué habrá pasado!?
Mamá salió esta tarde al balcón como el general por pedido de Farrell. Conversó con un periodista desde su palco. Rodeada de sus plantas, escoltada por Paulita mi sobrina y Pancho, su compañero.
—¿Cómo se llama?— preguntó el movilero de Canal 10.
—Sabes que no sé. ¡¿Cómo te llamas?!— pregunto mi mamá a su vecina la acordeonista, como si estuviera en la popular de Aldosivi.
—¿Qué toca siempre? — indagó el periodista.
—Lo que le pedimos…
—¿Cómo van pasando la cuarentena?
—Bien, acompañada por los jóvenes…— señaló mamá contemplando a su nieta, como representante de la juventud maravillosa.
Vi las imágenes del Canal 10 y fue recibir otra postal de la ciudad que eligió mamá para residir.
Una vez le preguntaron a Borges sobre la capital que apoptó para vivir: "París no ignora que es París, la decorosa Londres sabe que es Londres, pero Ginebra casi no sabe que es Ginebra".
Mamá no debía salir a la calle, sin embargo afloró en su balcón. ¿No sé porque será que todo me lleva a Borges y a Perón? Como el viejo Tobías, todo lo relacionaba con la orquesta de Juan D´Arienzo.
En un campeonato de truco que nos ganó en la final me reveló al salir "¡Qué dupla hacemos con el narigón! Somos una orquesta. Me voy a casa con la felicidad latiendo en el cuore... como escuchar a D´Arienzo" En otra ocasión me dijo — Escucha ese grillo, pibe. Parece el sonido de un violín.
MIRTA
Mirta brinda su concierto sin streaming todas las tardes desde las 17:30. Vive en un edificio enfrente del piso de mamá. Debajo funciona un local que despacha pan y facturas. En el mismo lugar donde estaba la peluquería de la extinta Flora. La primera persona que le dio una oportunidad a mamá en la ciudad más propicia a su felicidad. A veces, el azar es un milagro disfrazado.
Hoy supe de la familia por el noticioso marplatense al ritmo de un acordeón que atemperaba el ánimo de los vecinos y vecinas de la calle Sarmiento. Mirta, la célebre acordeonista, tuvo sus quince minutos de fama. Tocó y habló por la tele.
Recién busqué la tarjeta que atesoro hace treinta años. La localicé pronto. Estuve ordenando todos mis papeles en estos días de reclusión. Allí estaba la letra desteñida de mamá donde me cuenta de Flora y sus primeros días en La Feliz. Ante tantos mensajes de WhatsApp extendido, videos sangunderos y el bombardeo de memes me embargó ver un escrito de puño y letra.
Un balcón, una postal cifrada en el reverso, Borges, Perón y Mar del Plata. Como el viejo Tobías, todo lo relaciono con mis obsesiones, a saber; la literatura, el peronismo y el mar.
Como declamaba Larralde, en el canto verdadero se van repitiendo huellas.
Qué en paz descansen
«... Hace 25 años, a esta hora más o menos, estaríamos preparando algún cuaderno,
alguna birome. Empezábamos la Malharro. Una experiencia que a mí me cambió la
vida, encontré novia, perra, amigos y una profesión. Siempre me acuerdo que un
profe de la técnica, cuando le conté que iba a ir a la Malharro, me dijo:
"vas a conocer gente linda".»
Fito Contessi
Claudio fue de esos invitados que uno disfruta entrevistar. Porque esperaba que se termine de formular la pregunta, Claudio respondía lo que se le preguntaba, entendía del compás radial y es por eso que se abrió a una charla apacible y sincera cuando visitó Manual de Perdedores.
Luego de un vivo, me dijo “cuando estés en un medio más grande no te olvides de nosotros” Sin saberlo me dio el envión que precisaba, todos los que hacemos algo con alguna pretensión artística buscamos señales de aliento para continuar con este capricho encantador de leer, escribir, entrevistar.
Nuestro último
paisaje fue a través de una biombo de vidrio, él en Necochea y yo en San
Cristóbal.
Claudio al aire me contó mucho desde su simpatía por el PI (partido intransigente) el regreso del exilio de Mercedes Sosa, el amor por Marcela, sus nietos Helena y Dylan hasta del sorteo de la colimba siendo clase 61, la generación que fue a la guerra de Malvinas.
En este otoño que se volvió invierno, luego de leer y repasar su libro de cuentos “Último paisaje”, entiendo que los encuentros con Claudio estaban escritos. Nuestras charlas de aquellas tardes llegaron a la red mansa y feliz, como aquel abrazo marítimo del reencuentro.
Desempolvando
historias para pensar en un video descubro que la próxima obra de Claudio
inicia su primer capítulo en este encuentro, en este homenaje. No hay nada más
que decir, es el tiempo de escucharlo a Claudio…
(…) En los últimos tiempos había conocido el mar.
El mar se conoce en invierno.
Y había imaginado un futuro en Necochea
donde el viento de la costa le desordenara
los pelos que había perdido.
Por ahí andará ahora
Un compañero de ruta
El viento de Necochea
siempre nos hará acordar de Claudio.