Como
todos los martes llegué a terapia resuelto a hablar de mis miedos y mis fobias.
Pero una vez más, me afirmé en el traje del hombre palabrero que soslaya hablar
de sí mismo. Discurrí sobre otros temas menores hasta clausurar la sesión.
Al
salir, fui al bar donde paro desde hace muchos años. Me topé con un amigo, el
Chino.
-¿Cómo
andas, Chinito?
-Todo
bien, ¿Qué te voy a decir? La calle está dura, viajes cortos, no hay un mango.
El metrobus y los cambios de mano me tienen podrido. ¿Y vos?
-Vengo
de terapia.
-¿De
terapia?
- Si
¿Andas
loquito?
- No,
pa´.
- ¿Y
qué onda?
- Y
depende loco, depende de la terapeuta y depende de lo que estés dispuesto a
contar.
-
Garpar para que te escuchen- pensó el Chino en voz alta.
- Algo
así.
-¡Qué
loco! Che, tengo una duda sobre éste tema.
- A
ver.
-¿Es
cierto que si contás un sueño los tipos lo analizan y te dicen qué soñaste en
realidad?
- Noo,
bueno, sii… Algo así. ¡No sólo de sueños se puede hablar en terapia, Chino!
En ese
momento se acercó Antonio hasta nuestra mesa.
-¿Qué
dicen? ¿Qué van a tomar?
-Un
cortado en jarrito para mí- respondió mi amigo.
- Para
mí Coca Zero Antonio, no tan fría.
-¿Qué
te andás cuidando, gordito?
- Y sí,
Antonio. Se viene el verano, me voy a Punta Terra y hay que estar en forma.
-¿Dónde
carajo queda eso?
-¿No
conoces Punta Terra? Venite a casa y te la muestro. ¡Punta Terraza! Tengo
parrilla y pelopincho, ja.
Antonio
se quedó parado al lado nuestro, quería meter un bocadillo pero no se animó. Me
pareció que había escuchado la parte final de la conversación y quería acotar
algo.
-¿Qué
pasa, Antonito? – le preguntó el Chino.
-No, es
que mi pibe va a la psicóloga también ¿viste? Hace una semana tuvo una
pesadilla.
- ¿Qué
soñó?
- Se
despertó espantado y vino a la pieza. Eran como las cuatro de la matina. Había
bajado la temperatura. Un frío de cagarse y mi pibe estaba sin remera. Cerré la
ventana de la cocina, lo cubrí con una manta. Le serví un vaso de agua y nos
sentamos a hablar. Está en una edad difícil y es importante escucharlo ¿viste?
Yo estoy todo el día acá y a veces me gustaría estar más tiempo con él.
Antonio
se extendió en el relato, cuando arranca no para más. Se aproximó al mostrador.
Habló con uno de los mozos y regresó a la mesa. No había clientes a quien
atender.
Bueno- reanudó.
Parece ser que en lo de la mina esta, la psicóloga, habló de un sueño que tuvo
y no puede sacárselo de la cabeza.
En ese
momento ingresó una pareja al bar. Antonio se explayó con su anécdota sin
importarle demasiado si entraban o no clientes. La mujer, que había ingresado
como tirando al hombre, luego de una espera de unos diez minutos reprendió a
Antonio.
-Mozo,
si no nos atiende enseguida nos vamos.
El
hombre la tomó de la mano. La mujer insistió: - Soltame Ernesto ¿Estoy diciendo
algo malo acaso? Hay otro bar enfrente ¡Dale, vamos!
El
hombre, bastante mayor que ella, asintió con la cabeza y agregó:
-Para
hablar con sus amigos, mozo, podría esperar a salir ¿no le parece?
Antonio
atiende sólo las mesas de los amigos. Es el dueño del bar. No le dió
importancia a la pareja. No iba a ser más pobre ni más rico por esos dos
cajetillas. Retornó al mostrador y trajo nuestro pedido. Nos dejó solos, estuvo
bien.
El
Chino tomó el cortado. Yo me serví medio vaso de Coca. Prendí un pucho y mi
amigo miró al techo. Sus ojos quedaron fijos en un punto, como quien busca algo
en las paredes. Repasó lo que había en la mesa de derecha a izquierda. Dos
paquetes de cigarrillos, un encendedor y los celulares. Contuvo la mirada en el
cenicero y me dijo:
- Yo
nunca fui a terapia ¿sabés? Pero una vez tuve un sueño. Era de un tipo que
miraba a la pared, una pared de ladrillos sin revocar. Había saltado un cerco y
pisaba el césped, en la pared había una ventana muy estrecha en forma
triangular, una pared, una par… Déjalo así, gordo, es una gilada.
- No,
no, dale, ¡ahora me contás!
El
Chino me reveló que soñaba muy a menudo con una imagen repetida. Con el tiempo concluyó
que se trataba de un cuadro con el retrato de un hombre de espaldas vestido de
traje y sombrero. Si bien el Chino nunca tuvo acceso a una formación académica,
la calle y sus años de tachero le dieron cierto sentido común y algo de respeto
por los libros.
Luego
de narrar los detalles de esa imagen frecuentada en sus sueños, concluyó:
-¿Te
soy sincero? Yo no logré descifrar de qué se trataba ese cuadro, gordo. Hasta
que una noche, en esta misma mesa, le pedí a Antonio un Gancia puro, tenía ganas
de escabiar.
Al
tercer trago ya estaba algo mareado. Antonio me pidió que dejara de tomar, que
el control de alcoholemia estaba a unas cuadras y además iba a cerrar, pero no
le di bola. Se sentó ahí mismo donde estás vos y me escuchó con mucha atención.
Al
terminar de contarle todo sentí inhibición por un lado y consuelo por otro.
Recuerdo sus palabras como si fuera hoy:
-¡Chino,
Chino!- me dijo Antonio - Te conozco de pibito. Viste que en los sueños a veces
están la respuestas ¿entendés? Hace rato que te veo apagado. Dejate de
embromar. Mirá para adelante, si el tipo de la pintura esa que decís está de
espaldas, sería bueno que vos le pongas el pecho a tu vida. Tu mujer ya no
está. ¡Esa una enfermedad de mierda! La puta que lo parió. Te arrebata la gente
querida así. Por la espalda ¡cobarde! ¿Qué le vamo´a hacer? Mira, capaz está
mejor que nosotros ahora... Andá… andá… andá y comete la calle Chinito. Vos sos
un crack.
-
Antonio me contó- continuó el Chino- cómo afrontó su viudez y cómo se hizo
cargo de cinco pibes. ¿No sé qué pasó, gordo? Pero desde esa noche no soñé más
con el cuadro. ¿Viste cómo es? Los cabeza e´ termo como yo, no aprendemos por
la lógica, sino por las malas experiencias.
Salí
del bar con la sensación de haber aprendido algo. Desde esa noche ya no tomo
Coca Zero. Volví a las picadas y el vermú de los domingos con Gancia y limón.
Cancelé el turno con la nutricionista. Unos kilos de más no son la muerte de
nadie. En definitiva comer bien es un placer y a la panza ya la miro con
cariño. El martes siguiente llegue a sesión dispuesto a hablar de mí. Inicié mi
narración por un sueño litigante, después de todo desprenderse de una realidad
no es nada: lo heroico es desprenderse de un sueño.
Muy bueno !!con esto , me gustaría una picada y el vermú un domingo con gancia y limón .
ResponderEliminarun post con aire 100% porteño. felicitciones!!!! de rastron un fenomeno
ResponderEliminar"Las conversaciones en los bares son siempre para convencer a algun otro de alguna cosa" Ongoto
ResponderEliminar"El Chino & Antonio dos personajes entrañables, seguramente tomaría un vermouth junto a ellos.
ResponderEliminarEl quía que llego al bar junto a su mujer apurada, son un símbolo de los 90 y lo efímero del capitalismo."
Zulma Peralta
ResponderEliminarkmo es la vida no?a veces nos coloca en lugares q no sabemos kmo,llegamos hta ahi...te felicito raul o raulito...x lo q haces, y no olvidarte de tus raices...orgullosa de vos mi vecino!!!!bs
18 de mayo a la(s) 0:27
Raúl Haurat
Gracias Zulma, el orgullo es mío. Frente a tu casa aprendí a empuñar una bolita y a callar cuando hablan los grandes. Admiraba a Don Manuel, a Rafa, a Cunca y tantos otros por esa sabiduría de tipos de antes.En el barrio aprendí lo que no se aprende en la academias ni en las universidades. Como decía Pichuco " dicen que me fui del barrio pero cuando si siempre estoy llegando" .Ya no bajo del 80 con el bolsillo llenos de japonesas y lecheras con mi vieja esperándome en la parada. Me asomo por Avelino Díaz a través de un cuento que no envejece y no muere. Como no morirá jamás el recuerdo de mi querido barrio Sarmiento. Saludos a la familia y grandes por tus palabras. Raúl ( Raulito para vos)
18 de mayo a la(s) 0:47 ·
Viviana Haurat
cadia dia mejor ra! como nos transportas desde la nostalgia hasta la felicidad de haber crecido en un lugar donde los valores se mantienen intactos. me encanto! te quiero !!!!!
18 de mayo a la(s) 9:58
• Pablo Gabriel Punturiero • Amigo(a) de Luis Fraga
ResponderEliminarMaravilloso
• Claudia Noemi Mella Hay Raly como te entiendo.....emp.terapia tamb
• Víctor Del Vento Viví la mayor parte de mi vida a la vuelta del boliche del Chino ... los pibes de entonces, algunas veces jugábamos al fútbol en la plazoleta de Amancio Alcorta picaditos chicos (no había tráfico, pero la cana nos rajaba lo mismo) ... Todas, pero todas las viejas nuestras, nos daban las monedas para comprarnos la coca y galletitas después del partido al grito de: pero compren en lo de Calvo (bar y almacen histórico a la vuelta del Chino sobre Alcorta) y no pisen del Chino que es un roñoso ... Todas, pero todas nos decían lo mismo. Por supuesto que nosotros íbamos del Chino porqué siempre vendía más barato que cualquiera, y porqué "Virulana" su hijo (fallecido) era amigote de la banda ... Después, el fenómeno del bar del Chino no lo entendímos nunca del todo, porqué para nosotros era diversión asegurada por lo bizarro nada más ... Pero el Chino era un buen tipo ...
• Elba Ferenesa Una maravillita!!!!!!!!!!!!!
• Rosana Pereyra es tan sinuoso el límite en el relato entre la realidad y los sueños. Es inquietante ese mundo....los verdaderos heroes, se animan a sentir, pensar, hacer! Integrar los sueños todo un desafío!
• Betty Di Benedetto Me encanto !!!!
• Marcela Zarate • Amigo(a) de Chuuchu Gomez
Muy bueno
• Luis Fraga Muy bueno Raul, felicitaciones
• Susana Cordoba ME PONGO DE PIE SEÑORES!!!!! HERMOSO RELATO Y EL LUGAR ME TRAJO RECUERDOS! LO FRECUENTABA CON EL AMOR DE MI VIDA EN LOS COMIENZOS DE NUESTRO ROMANCE, CON QUESO Y DULCE EN MANO Y ALGÚN QUE OTRO TANGO!! TE MANDO MUCHOS ABRAZOS DESEANDO MIS OJOS RECORRER MÁS PALABRAS TUYAS RAÚL.
• Margarita Bayruti Excelente y muy real, te felicito. Me encanto lo del hombre palabrero
• Raul Fittipaldi • Amigo(a) de Víctor Del Vento
Cuando el Chino partió para arriba se llevo la mística del bar lo abrieron remodelado pero sin esa mistica
• Claudia Alejandra Grases Muy bueno, Raly, te felicito!!!!
• Ruben Martinez Para mi el mejor psicólogo es ese amigo que te conoce mejor que uno mismo, me pasa y brindo por eso, los cabeza' e termo somos así no entendemos de lógica sino de la vida misma, abrazo Saul
• Valeria Lopez Finamore Sos un capo! Historias contadas q quizás uno no las vivió pero vos las haces realidad! Emoticono smile
Margarita Bayruti Muy real, el psicólogo agradecido. De la cuestión de contemplar, cuando viajas, creo que es tan lindo e importante contemplar las ruinas de Roma como el café donde paraba mi viejo, todo tiene su encanto, lo importante es no perderse en las vistas y olvidarse del rioba, besos